UNO

3.6K 290 99
                                    

Había sido castigado por qué había ido más allá de sus impulsos y los límites que debería tener cualquier hombre en el negocio como él, Chanyeol estaba esperando en la sala de las oficinas de la fiscalía por su castigo, a pesar de ser jefe de toda...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había sido castigado por qué había ido más allá de sus impulsos y los límites que debería tener cualquier hombre en el negocio como él, Chanyeol estaba esperando en la sala de las oficinas de la fiscalía por su castigo, a pesar de ser jefe de toda un área, tenía que saber que no había tenido que hacer ciertas cosas. 

Eran las nueve de la mañana, de un domingo cualquiera en la fiscalía, había mucho silencio, todos se movían de manera mecánica, los pasos, las bajas palabras, el sonido de los golpes en teclados, pasos, nada nuevo. Park Chanyeol, fiscal del ministerio público, estaba sentado esperando por su superior y la persona que ahora iba a ser su pareja para el trabajo, su jefe dijo que tenía que aprender a controlarse ante cosas que no podía castigar directamente y que le ayudaría mucho a tener a alguien que pudiera ser la voz de la razón a su lado, alguien que acatará las reglas, que fuera educado, y todo eso que últimamente le estaba fallando a él. 

Chanyeol se estaba esforzando por no bostezar, tenía una fuerte resaca porque un día antes había estado bebiendo mucho por que lo tenía estresado esa situación, pensó que su descanso obligado por parte de la fiscalía duraría mucho tiempo más, pero lo habían citado al otro día para eso de su nuevo compañero, no había tenido tiempo ni de tomar un nuevo remedio. Chanyeol estaba de malas, se sentía afiebrado, con la cabeza embotada. 

El alcohol consumido la noche anterior circulaba aún por sus venas todavía.

Estaba mirando alrededor a otros policías y detectives que lo miraban con pena, porque sabían que era el mejor en su trabajo, verlo castigado era muy raro para ellos, para Chanyeol también lo era, pero mientras estaba sentado ahí en una silla esperando, se apresuró a aprovechar a comer lo que le habían llevado de desayuno, pensó que eso le iba a ayudar con su resaca y a soportar mejor lo que iba a venir. 

La comida que daban ahí tenía siempre un sabor indefinido, como si cocinaran guiándose al pie de la letra por la receta de un libro. Por alguna razón, esa mañana era algo diferente, aunque no podía adivinar por qué exactamente. Chanyeol estaba comiendo mecánicamente a la vez que miraba un punto invisible delante de él, parecía demasiado agotado. 

Estaba enfadado por eso de un compañero, siempre trabajaba solo, hacía lo que tenía que hacer y lo hacía bien, no entendía como un pequeño error lo podía dejar en una situación como esa y lo hacía saber, quería que todo el mundo supiera que estaba enojado, como si temiera que no fueran a notar su presencia ahí sentado. 

-Chanyeol, te buscan en la oficina principal, el jefe dijo que ya te va a presentar a tu nuevo compañero.- dijo la secretaria de su jefe, una mujer joven, recién graduada, pero que siempre tenía un gran toque bastante brusco en general, el carácter ideal para sobrevivir en un sitio como ese, así que solo terminó tomando su plato de comida, cerrándolo de nuevo, cuando comenzó a caminar detrás de esa chica, de muy mal modo, sintiéndose humillado. 

-¿Sabes quién es el nuevo compañero?- le preguntó. Y la chica negó con su cabeza, con su larga coleta de cabello que le caía detrás de la espalda. -Claro que sabes, solo que te dijeron que no me dijeras nada.- dijo Chanyeol y entonces la chica comenzó a asentir lentamente, mientras doblaban por cada esquina de las oficinas, siendo atrapados de nuevo por la cotidianidad. 

A L'ouestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora