☥ ‣ CAPÍTULO 24

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De vuelta al juego.

Zaid

8:42 a.m. Roma, Italia

Han pasado horas desde la última vez que volví a verla. La muerte se burló en mi cara, soltando  la maldita verdad y no sé realmente que hacer.

Me mantengo sentado, con el cigarro en la boca le doy una calada y expulso el humo.

Sé lo que abarca todo el cambio. Gabriel mintió, Charlie está muerto y ese sádico de mierda tiene bajo sus manos a Elaine. No puedo entender su reacción...

¿Por qué lo defendió? Tenía el arma en sus manos, era cuestión de jalar el disparador.

El recuerdo se repite una y otra vez. Me levanto, dejo la colilla en el cenicero y busco mis cosas. Tengo que hacer algo.

Abordo de mi auto conduzco sin un rumbo definitivo. No sé exactamente qué hacer o lo que podría causar mis actos. Tengo ira, tengo confusión y ahora me carcome la culpa. Si tan sólo hubiese sabido que ella vivía yo...

Detengo el auto frente al hotel. Lo dejo estacionado en la cuadra siguiente y camino hasta llegar al lobby. La recepcionista concede mi acceso a la suite de Kayden.

Ingrid aparece para abrir la puerta. Tiene los ojos hinchados, el cabello mal peinado y trae pijama. Es evidente que discutió con mi clon.

—¿Y Kayden? —pregunto al pasar.

—En el despacho, emborrachándose como los últimos malditos días —dice apática.

Cierra la puerta y se va hacia su habitación.

Paso al despacho, no me molesto en tocar ni avisar. Llego y entro. No es sorpresa lo que puedo apreciar... En cierta parte, me esperaba que reaccionara así.

Todo el despacho es un desastre. Hay botellas de whisky, tequila y ron. Colillas de cigarros y varias cosas tiradas. Evidencias claras de haber tenido más de una crisis.

—¿Qué pasó? —Kayden se levanta del escritorio, su aspecto es un asco—. ¿Supiste algo de Elaine? ¿Ya saben dónde está?

—¿Qué es toda esta mierda, Kayden?

Mira su entorno sin inmutarse.

—Agilice mis contactos para buscar a esa hija de la gran puta... —se levanta, apenas logra caminar—. Voy a matar a Celine en cuanto la encuentro, lo juro. ¿Hay novedades?

Callo, carcomiéndome con la culpa.

—¿Lorcan sabe algo? ¿Hay noticias? ¿Lograste averiguar dónde se la llevaron? ¡Habla, Zaid!

Por estas mierdas no quería ayudar. Por esto no quería involucrarme más allá... 

—Esto no fue lo que acordamos...

—¡Sólo dime si averiguaste algo o no!

Se abalanza contra mí, desatando su ira y la siguiente crisis. Debo mantener el control a la hora de evadir sus golpes. Kayden se sale de sí mismo, lanzándome puños en las costillas.

APARIENCIAS AVIESAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora