☥ ‣ CAPÍTULO 16

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EXEQUIAS.

Parte I

05:24 a.m. Roma, Italia

Zaid

La nicotina y el aroma a sexo se dispersan por la habitación. Me llevo el cigarro a la boca, le doy una fumada y expulso el humo. La mujer abraza mi torso mientras acaricia mi pecho.

—¿Cuánto te irás de Roma? —pregunta con la voz coqueta y suave.

—¿Ya deseas que me vaya?

—No —levanta la cara para que la vea—. Deseo que te quedes conmigo, pero para eso se necesita saber más el uno del otro.

Apago la colilla en el cenicero y la tomo de las caderas. La acuesto dejándola bajo mi cuerpo, al tiempo que le abro las piernas.

—Cuéntame más de ti... —le beso la zona debajo de la mandíbula.

Suelta a reírse.

—Está noche quiero celebrar contigo —se aparta y al levantarse las sábanas se deslizan por su desnudez—. Vamos a brindar.

Lanzo una mirada a su culo y luego veo que sirve dos copas de champaña. Recibo una, con la certeza que no le haya echado ningún tipo de droga. La perra está loca y sus cambios de humor no se han visto, uno nunca sabe.

—Por el viudo de mi hermano —se burla con escarnio—. El karma le llegó rápido.

—¿Viudo? —hago el brindis.

—Así es... —comenta—. Jeremiah se quedó sin esposa e hijo. Tengo a mis hombres infiltrados como sus escoltas, están constantemente dándome información de él. Sé todo lo que hace y procuro adelantarme a sus artimañas.

Dejo la copa en el velador y le medio sonrío. Me levanto de la cama acercándome a ella, la abrazo por detrás dándole besos en el cuello mientras la nueva erección se la restriego en su buen trasero. Vlatka carcajea, he percibido lo mucho que le encanta el "cariño travieso".

—¿Por qué habría de vigilarlo? —le digo—. ¿Te hizo daño? De ser así, preséntamelo y le daré una plática de cómo tratar a una dama.

—¿Estás defendiéndome? —musita.

—Sí —le doy un apretón a su cintura—. Lo mío no se toca y quién si atreva, morirá.

Vlatka se voltea y devora mi boca en un beso pasional. Se cuelga de mis hombros al mismo tiempo que la empujo contra la cama. Otro polvo empieza; caricias dominantes, gemidos sin escrúpulos y consecutivos orgasmos.

Los rayos del alba me despiertan, la fuerte luz proviene del ventanal. Acostumbro la vista y me finjo que Vlatka sale duchada con una toalla alrededor de su cuerpo.

—Hay una ceremonia en unos días —comenta—. Son cenas elitistas, pero está no es como el baile en el palacio de Bruselas. Habrá mucha gente importante, todos ellos pertenecen a una mafia que tiene a mi hermano en un maldito pedestal. Quiero que vengas conmigo, amore.

Me levanto, luego le beso la mejilla y hago el ademán de irme al baño.

—Ellos te matarán —agarra mi brazo—. No soy bienvenida en la mafia de mi familia y no será bien visto que un musulmán este de pareja con una bailarina erótica.

—Nunca me ha importado el qué dirán —suelto—. Por mí el mundo puede irse a la mierda.

—Eso me encanta mucho de ti —sonríe—. Tú y yo fuimos hechos el uno para el otro.

Nunca habría de ratificar sus palabras, porque no me interesaba averiguarlo. Sin embargo, estoy en una misión crucial, ya que esto me beneficia más a mí que a la STASIS. Beso el cuello de Vlatka y paso al baño a ducharme.

APARIENCIAS AVIESAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora