Ritual
Elaine
Ante la venda que cubre mis ojos, cada uno de mis sentidos se agiliza. Camino tomada de la mano de Aleksanteri, puedo escucharlo reír. Me provoca escalofríos. Estoy temerosa, no sé realmente que deparará este día.
Hace un par de días atrás me quiso ahogar en una vitrina. Ahora puedo decir con certeza que el Dux tiene severos complejos mentales, sin embargo, unas de esas patologías soy yo.
Moldeé un sentimiento imposible y repudiable disfrazándolo de amor. En el fondo siempre lo odié, pero tenía conflictos cuando comencé a coger con quién no debía.
«Yo soy la enferma mental», me reitero. Eso está más que claro también.
―Estoy nerviosa ―confieso, sujetando su mano―. ¿Si quiera puedes decirme el nombre del país? Lo ocultaste durante todo el viaje.
―¿Sueles ser así de impaciente?
―¡Oh perdón! ―exclamo sarcástica―. Primero me sacas de Bratislava, me subes al avión, no me dices a dónde iremos y ahora me cubres los ojos. ¡Por supuesto que estaré calmada!
―No te haré daño ―besa mi frente. Luego me ayuda a bajar del auto, procurando que no me golpee la cabeza o me rompa un hueso en el proceso―. Cuidado, despacio.
Se suele creer que todas las historias amorosas empiezan bien y terminan mal. No obstante, lo mío con Aleksanteri no tenía un principio ni final. Era un desvarío. Una máscara que ocultaba las lágrimas derramadas de mi vieja yo. Sin embargo, su afecto me confundía.
Podía ser tierno, luego distante y sádico. La apariencia de buen hombre era sólo eso.
―¿Ya llegamos? ―pregunto, insistente.
―La paciencia es una virtud.
Un deja vu, acabo de sentir un recuerdo que se ve más nítido en mi memoria. Puedo recuperar los fragmentos de mi cumpleaños número 22.
Aleksanteri guía mis pasos manteniendo su mano entrelazada con la mía. No me soltó en ningún momento y eso me hace sentir especial (Dentro del caos que somos juntos). La chispa de la curiosidad creció, pronto comencé a oír gente. Es difícil saber en qué país podría estar, sin embargo, por la variedad de idiomas, parece ser una ciudad muy turística.
Percibo el aroma a mar, también a gente cantar y reír. Los nervios me dejan callada. Ya no vuelvo a preguntar. Dejo que el Dux me suba a un elevador, lo sé por la sensación que causa.
Segundos más tarde, un fuerte viento sacude mi cabello y eriza mi piel. Ya no escucho a las personas, pero el aroma a mar es más intenso, al igual que el perfume del hombre que me acompaña. Aleksanteri se ubica a mis espaldas y yo descanso las manos sobre una baranda.
―¿Quieres ver? ―pregunta a mis espaldas.
—Sí.. —respondo.
—Pídemelo como sólo tú sabes hacerlo.
―Aleksanteri... ―le susurro al oído.
Besa mi mejilla y desata la venda.
La tela cae y contemplo el hermoso paisaje que se extiende ante mí. Canales, casas antiguas y museos de estilo gótico. El esplendor de la ciudad es reconocido por todo el mundo. Estoy en una de las regiones italianas consideradas como patrimonio internacional. Belleza, historia y choque de épocas. Eso es Venencia.
―¡Lun Amoureux, me trajiste a Venecia! ―brinco para darle un abrazo.
Lleno su rostro de besos causando que sus mejillas se sonrojen ligeramente. Me causa demasiada atracción, el rubor hace a los hombres tan apuestos.
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APARIENCIAS AVIESAS©
RomantizmLIBRO II ~El Juego de las Apariencias; ambiciones y supremacías. Esas son las cartas sobre la mesa y cualquier jugada será letal. Elaine LaVey, agraviada por el sádico raptor proclamado como Dux, deberá asumir riesgos y prevalecer en furor, con tal...