☥ ‣ CAPÍTULO 8

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Súcubo.

Aleksanteri

7 enero, 2022. Ciudad del Vaticano

A través de las ventanas recorren esculturas y calles dotadas de historia. Ordeno al chofer detenerse en la acera, luego procedo a bajarme escoltado. Entro a la Basílica de San Juan de Letrán. En la fachada descansan estatuas mientras que en su interior, está el ábside.

El crédito por la decoración y arquitectura pertenecen a Borromini, allá por el siglo XIX. Hoy la iglesia es prácticamente la que él imaginó y embelleció. En efecto, sus mosaicos y las significativas escenas bíblicas pintadas en marcos ovalados de estuco, perpetúan los cruciales acontecimientos eclesiásticos.

Al caminar en un lugar santificado, me siento poderoso e indestructible. Mis intenciones jamás han sido del todo santas y pisar esta Basílica, es como si la Bestia visitara la tierra prometida. Sin embargo, disfruto el trayecto extasiado por las exquisitas pinturas. Algo tienen estas bellas artes antiguas que me estremecen hasta las últimas fibras.

En el presbiterio aguarda el Arzobispo Faustino, un octogenario de cabello canoso y gafas gruesas. Porta la habitual vestimenta sacerdotal y un crucifijo plateado que cuelga alrededor de su cuello. La esencia bondadosa del hombre es la fachada de alguien siniestro.

—Dux —inclina la cabeza al verme—. Sea bienvenido a Roma, lo esperábamos ansiosos.

—La ansiedad no beneficia al hombre, Faustino —camino a la par con él—. Complica objetivos y tambalea la convicción.

Corto la plática cuando cruzamos los vestíbulos y pasadizos. La Basílica esconde tras sus muros recónditas salas, como todo edificio de Roma. En un enorme lienzo de cuadro hecho en oro, fue retratado la pintura conocida como El Concilio de Cadáver por Jean Paul Laurens. Tras éste yace una sala hermética, y es abierto mediante el escaneo de mi anillo.

Entro a la sala iluminada por candelabros y decorada por finas tapicerías y muebles. En la mesa victoriana están los clérigos de distintos rangos; presbíteros, diáconos, laicos, cardenales, algunos obispos y miembros de herméticas sociedades sacerdotales. Todos y cada uno de ellos, se reverencian ante mí.

Paso a sentarme a la cabecera de la mesa, Faustino se sienta a mi izquierda y del lado contrario, se encuentra Jeremiah. 

Me complica que el Káiser sea un pedante de venganza con un brazo amputado y una mano de prótesis. Le costó un alto precio el intento de represalias contra los Manson.

—Majestad —Jeremiah saluda.

—Es un honor su presencia —adula un presbítero sentado—. Gracias a su audacia, Dux... Se podrá derrocar al Papa. Hidden's pronto será la cima de todas las iglesias.

—Todavía queda un extenso trayecto por recorrer —opina Faustino—. La STASIS pronto empezará la búsqueda de los Cardenales.

—Será presionada por el cónclave —le contesto—. El bajo mundo sufre una desesperación colectiva. Es natural que el rebaño se alborote cuando no hay pastor.

—¿Cuáles son sus órdenes? —inquiere Jeremiah—. El puesto del pontífice no puede ser remplazado por otro cardenal. Usted debe tomar el mando de la situación.

—Los cardenales y arzobispos preferidos fueron secuestrados —agrega Faustino—. Como máximo jerarca del Opus Dei, sé reconocer el favoritismo dentro del Vaticano. Procuré encerrarlos a todos hasta nuevas órdenes, pero sugiero que deberán ser asesinados.

Su comentario provoca murmullos.

—¡Eso sería catastrófico! —opina un diácono.

—¡Todos los creyentes entrarían en pánico! —dice otro miembro—. El bajo mundo aguarda un nuevo Papa y debemos dárselo.

APARIENCIAS AVIESAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora