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Me desperté con el sonido de voces en la cocina. Los tonos suaves de Jisoo estaban entremezclados con una voz increíblemente profunda que tenía que pertenecer a Minkyu. Todavía aniquilada después de anoche, me arrastré, poniéndome de pie y empujé mi cabello hacia atrás, esperando no verme muy andrajosa por la falta de sueño.

Cuando me acerqué a la cocina, me decepcioné al ver que Ning no estaba aquí. Yo estaba aún más decepcionada cuando ambos dejaron de hablar tan pronto como entré. Más bien molesta con ellos. Me dieron asentimientos amables. Minkyu estaba vestido con una camisa de franela y pantalones vaqueros, muy leñador, y Jisoo llevaba su típica camiseta oscura. Por lo menos ella estaba completamente vestida.

-¿Ning? -dije a modo de saludo-. ¿Está aquí?

-No aquí -dijo Minkyu en una voz ronca-. A salvo.

La decepción se estrelló a través de mí, pero lo oculté y acerqué una silla a la mesa.

-Muy bien -dije, sintiéndome un poco extraña en este momento-. ¿Hyeyoon?

-Todavía perdida -dijo Jisoo, su voz era escasa.

No era la más alegre de las mañanas, después de todo. Logré una media sonrisa.

-Bueno, es bueno verte de nuevo, Minkyu, aunque sea en malas circunstancias.

Minkyu se quedó mirándome.

Incluso Jisoo parecía como si algo estuviera clavado en su cuerpo. Perpleja, empujé mi cabello fuera de mi cara y traté de peinarlo con los dedos, un poco. Era una maraña hinchada alrededor de mi rostro, una nube de enredos.

-¿Algo anda mal?

La garganta de Jisoo trabajó al tragar. Ninguno de los dos dijo nada durante un buen rato, luego la boca de Jisoo se tornó en una mueca con los labios apretados.

-Nada. Sólo estaba informando a Minkyu sobre la situación de anoche.

-Genial -dije, levantando el dedo-peinador mientras mi mente se puso a trabajar-. No te preocupes por mí. Sólo voy a la caza de un poco de café. -Sería la oportunidad perfecta para escuchar su conversación y descubrir lo que pensaban acerca de las cosas, todo bajo el pretexto de estar soñolienta y descuidada.

Me dirigí alrededor de la pequeña isla. Había varias cajas grandes sobre el mostrador. No pregunté cómo las había traído Minkyu aquí, aunque la imagen mental de un oso empujando un carrito de compras a través del bosque era graciosa. Abrí la primera caja pero Minkyu se movió junto a mí y la sacó de mis manos, luego empujó una diferente en mi dirección.

-Gracias -dije, dándole una ligera sonrisa, decidida a no dejar que me asustara-. Creo.

Jisoo se puso rígida y se volvió bruscamente.

-Voy estar afuera cortando leña. -Ella dio un portazo detrás de sí cuando se fue.

¿Qué demonios? Parpadeé.

-¿Hice algo mal?

-No -dijo Minkyu, con voz cortante.

Miré por la ventana y luego a Minkyu, esperando una explicación más detallada. No llegó. Bueno, está bien entonces.

-¿Estás… sólo vas a quedarte aquí?

Él asintió brevemente.

Miré por la ventana de nuevo, de vuelta a Jisoo.

-¿Supongo que no quiere que me dejes sola?

Otro asentimiento breve y Minkyu parecía cada vez más incómodo, como si odiara tener que conversar. Por alguna razón, eso me dio ganas de reír. Pobre Ning, pegada con este hombre huraño durante toda la semana como compañía.

-Bueno, si estás aquí y estás aburrido, también podrías ayudarme a desempacar.

El gran hombre se movió a través de la cocina y abrió la caja más cercana a él, poniéndose a trabajar sin decir una palabra. Me pareció extraño que aceptara órdenes de mí. Pero si me consideraba la mujer de Jisoo, supongo que no era tan raro, después de todo.

El sonido de madera siendo cortada se escuchó afuera. Sonaba más bien… frenético. Obsesivo. Fruncí el ceño y miré a la ventana.

-¿Qué le molesta?

-Celo.

Me asomé por la ventana, mirando a Jisoo balanceando el hacha con inflexible e incesante determinación.

-Comprendo que estás en la cosa monosilábica, pero vas a tener que darme un poco más que eso.

Continuó desempacando las cajas de mercancías, sin mirarme mientras respondió.

-Tú la molestas. Tu cabello está desordenado por el sueño. Tus pies están descalzos. Usas su ropa. Eso… la afecta.

Oh. Por alguna razón yo no había pensado que el celo podría hacer algo más que darle una erección.

-¿Va a estar así todo el día?

Minkyu me lanzó una mirada a mi nivel.

-Tú dime.

Oh. Me sonrojé. Tal vez me gustaba más cuando Minkyu estaba en silencio.

-Eh, ¿cuánto tiempo dura este último celo?

-Alrededor de veinticuatro horas.

Dios mío. Traté de imaginar estar en el dormitorio con Jisoo durante veinticuatro horas, pero mi mente virgen (a pesar de todos los libros sucios y Cinemax que había visto) no podía ajustarse a la idea.

-Oh.

Me dirigió una mirada grave.

-Alguien va a estar vigilando en la cabaña mientras están ocupadas.

-Yo… oh. Eso está bien -dije débilmente. ¿Así que desconocidos se iban a pasear por el exterior, sabiendo que Jisoo y yo estaríamos follando como conejas en el interior? ¡Oh! Qué vergüenza -. ¿Y Ning?

-Ella está bien.

-Lo está -concordé-. Pero, ¿es qué alguien va a velar por ella? ¿En todo momento? -Toda la situación se sentía muy surrealista, desempacando alimentos, mientras que cosas espantosas rondaban los bosques.

Sus ojos se entrecerraron mientras me miraba.

-Voy a mantenerla a salvo.

Mirando al enorme hombre, no tuve ninguna duda de eso. Asentí con la cabeza.

Picar, cortar chopchopchop, Jisoo estaba atacando esa madera. Me imaginé su cuerpo cubierto de sudor, los músculos ondulándose y sentí la urgencia repentina de abanicarme a mí misma. En cambio, me mantuve desempacando, alcanzando la caja de al lado y sacando el contenido.

Él había comprado comida suficiente para alimentar a un pequeño ejército. Entre los básicos: arroz, frijoles, carne enlatada, mantequilla de maní, encontré… ¿lubricante? Lo dejé caer como si ardiera y me quedé mirando hacia abajo dentro de la caja. Acompañando la botella de tamaño industrial de lubricante estaban tres muy grandes cajas de condones y lo que parecía ser un galón de aceite de masaje. Dios mío. ¿Cuánto sexo pensó Minkyu que íbamos a tener?

Cerré la caja rápidamente y la empujé a un lado.

Para el momento en que todo lo demás había sido desempacado, me imaginé que nuestra pila de leña era del tamaño de un dique de castores.

El café había terminado de prepararse y me serví una taza, rociándola con suficiente azúcar y crema, como para hacer un pastel.

-¿Estás seguro de que Jisoo se encuentra bien? -Miré por la ventana-. Simplemente parece muy… -¿Enojada? ¿Celosa? ¿Miserable?-. Infeliz -concluí.

Minkyu puso un gorra de béisbol sobre su cabeza como si se estuviera preparando para salir.

-Celo -dijo otra vez, su expresión despreocupada en lo más mínimo.

-Ah. -Bueno, si era normal que ella fuera así hormonal, me dejaría de preocupar-. Gracias, Minkyu. Lo aprecio.

Minkyu se detuvo en la puerta, como en conflicto entre la idea de quedarse o irse. Después de un momento, suspiró y miró hacia mí.

-Jisoo es nuestra líder… similar a un lobo alfa. Su instinto natural en este momento es competir y dominar. En este instante está haciendo un gran esfuerzo para no venir aquí y atacarme por estar cerca de ti.

No estaba segura de qué era más preocupante: el hecho de que Minkyu había usado tantas palabras a la vez, o lo que estaba diciendo en realidad. Forcé una sonrisa tensa en mi cara.

-Gracias por el consejo. ¿Y estás seguro que estoy a salvo con ella?

Minkyu hizo un gesto brusco, a continuación, volvió a suspirar cuando seguí mirando con expectación, como si estuviera molesto de complacer a un humano.

-Estás más segura con ella que cualquier otra persona, Jennie. No dejará que nadie te dañe… ciertamente no ella misma.

Fantástico.

Le di un cauteloso pulgar hacia arriba. Minkyu asintió con la cabeza hacia mí y salió rápidamente, como si no pudiera esperar a alejarse. No es un charlador, ese Minkyu. Oí al picoteo parar, escuché a los dos conversar, sus voces bajas. Yo anhelaba audición sobrenatural para poder oír lo que decían. Pero entonces comenzó la tala de nuevo, y me asomé por la ventana para ver a Minkyu caminando hacia el bosque frío, con las manos metidas en su chaqueta.

Me quedé en la cocina, haciendo huevos, hash browns, y tostadas. Yo cocinaba una enorme cantidad de alimentos; Jisoo comía mucho, gracias a su metabolismo cambiador. Eventualmente vino dentro, su cuerpo brillando de sudor, su camisa pegada a su pecho, su pelo un desastre húmedo, rizado en su frente.

Comimos, una comida silenciosa e incómoda. El celo se interponía entre nosotras. Yo me quedé en silencio, porque no quería antagonizar a la ya susceptible Jisoo, y ella parecía contenta de tirar sus cubiertos alrededor mientras comía. Me dio las gracias por cocinar, pero aparte de eso, dijimos poco. Comí rápido, así no tendría que permanecer en la mesa, y ella parecía decidida a hacer lo mismo.

Mucho para el romance.

Después del desayuno, ella desapareció de vuelta en el exterior y me duché, luego me vestí con la ropa que Minkyu había traído para mí. Pantalones vaqueros y camisas de manga larga, suéteres y similares. Lindos sostenes y ropa interior. Sospechaba que Ning había tenido algo que ver con eso, porque todo encajaba.

Tomé el sujetador y ropa interior más sexy, con encaje y los puse bajo mis pantalones vaqueros y suéter. Lencería era la munición en la guerra de los sexos y planeé cargar mis armas.

midnight liaisons!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora