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Mis párpados se abrieron un poco después. Una sábana fría me cubría, y algo caliente aferraba mi mano.

Estaba en una habitación de hospital, limpia, prístina, y blanca. Una bandeja de comida no consumida estaba al pie de la cama, y Jisoo estaba sentada a mi lado, con sus manos apretando con fuerza la mía como si fuera a perderme si me soltaba. Su camisa de franela era unas tallas más grandes que ella (de Minkyu, supuse).

Parecía agotada. Yo me sentía atropellada.

Gemí y al instante Jisoo se sacudió en alerta. Sus ojos se movieron sobre mi cara y cuerpo, luego su intensa mirada dio paso al alivio.

— Estás despierta.

— Lo estoy — dije, y traté de incorporarme—. ¿Dónde estamos?

Me volvió a empujar hacia abajo.

— El doctor quiere que te quedes por unos días para asegurarse de que no tienes ninguna consecuencia perjudicial por la inhalación de humo.

— Pareces estar totalmente sana. — Verla ilesa y sonriendo hizo que el alivio me inundara.

— Ser una cambiadora tiene algunas ventajas. — Sentí su peso posarse en el borde de la cama y se inclinó sobre mí, apartando un mechón de pelo de mi cara—. ¿Jennie?

Mi corazón se agitó ante la forma afectuosa en la que dijo mi nombre.

— ¿Sí?

— Nunca vuelvas a hacer una estupidez como esa.

Hice una mueca.

— ¿Cuál? ¿En la que me salí por la ventana y robé el coche, o en la que grité una advertencia y los Wendigos casi me comen, o aquella en la que estuve a punto de hacer estallar la mansión?

— Todas ellas. Cuando estás enfrentándote con cambia formas, Wendigos y otros Sobrenaturales, no puedes ser rival. — Su mano apretó la mía.

Irritada de que pensara que era tan frágil, dije:

— Eran del doble de tu tamaño. Tuve que hacer algo o te habrían matado.

— No si ese algo consiste en sacrificarte — dijo, quitando el cabello de mi cara con movimientos bruscos. Me di cuenta de que estaba bastante molesta—. No si eso significa que voy a perderte. — Movimiento, movimiento, movimiento. A ese ritmo me iba a quitar todo el cabello de la cabeza—. Él... te hizo daño. — Había un mundo de angustia en ese tono.

Froté mis nudillos a lo largo de su mandíbula.

— Sólo algunos rasguños. Realmente no me hizo daño.

— Dos costillas rotas, una conmoción cerebral y laceraciones en más de un sesenta por ciento de tu cuerpo — replicó.

— No me violó.

La tensión desapareció de su cara.

— Y lo haría de nuevo si es para salvarte — dije en voz baja.

Se levantó de golpe y se alejó, y me llené de ardiente decepción. ¿En qué estaba pensando, enamorándome de una cambiadora? Me había vuelto demasiado cursi, y ella probablemente estaba tratando de romper con la responsabilidad humana con la que se había cargado...

— No puedo hacer esto, Jennie. — Jisoo estaba de vuelta en mi cama, pareciendo torturada.

Mi respiración se quedó atrapada en mi garganta.

— ¿Hacer qué?

Me miró con ojos atormentados.

— He liderado el clan Kim durante doce años. He liderado la Alianza por ocho. Todo el mundo me escucha. Si chasqueo los dedos, las cosas se hacen. — Sus manos apretaron la mía, y se quedó mirando la mía más pequeña como si le fascinara—. Sin embargo, desde que te conocí, no has escuchado una cosa de lo que he dicho. No sé qué hacer contigo. Eres independiente hasta el punto de la testarudez, e incluso cuando estás frente a un oponente que es más fuerte y más malo, no te das por vencida. Te esfuerzas por proteger a Ning, que debería ser tan capaz como tú. Más capaz, porque es una cambiadora.

midnight liaisons!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora