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A la mañana siguiente, mi celular me despertó de un profundo sueño. Mi cabeza estaba protegida contra el cálido cuerpo de Jisoo, mis piernas entrelazadas con las suyas. En su mesita de noche, mi celular sonó, tocando el timbre de Ning.

Me levanté de golpe al escucharlo e hice una mueca de dolor, cuando me di cuenta de que mi largo cabello estaba atrapado debajo de su cabeza.

Abrió sus ojos y me sonrió.

—Buenos días. ¿Dormiste bien?

Desenredé mis piernas de las suyas.

—No recuerdo haberme ido a dormir en absoluto —bromeé.

Quería deslizarme bajo ella y sentir su peso sobre mí. Quería hacer una madriguera en su pecho y dejar que el mundo desapareciera.

Mientras, el teléfono seguía sonando con el timbre de Ning, suspiré.

—Tengo que atender.

Se acercó y me tendió el teléfono.

Abrí mi celular.

—Hey.

—¡Hey, Jen! —dijo ella, completamente alegre—. Tardaste mucho en contestar. ¿Qué sucede?

—Nada —dije, esperando que ella no escuchara el sonrojo en mi voz. Jisoo me llevó de vuelta con ella y me retorcí lejos—. ¿Cómo estás? ¿Está todo bien?

—Todo está bien. Bastante tranquilo. Más que todo hemos estado jugando en la computadora. Minkyu es terrible en ello, pero creo que lo sigue intentando por mi bien. —Podía escucharla masticando algo, probablemente una tostada—. ¿Qué hay sobre ti? ¿Te mantienes ocupada?

Me atraganté.

—Uh... sí, estoy... estoy bien. —Una risa nerviosa escapó de mi garganta—. Sólo manteniéndome ocupada con el trabajo y todo eso.

—Mmmhmm. —Se detuvo—. Jisoo está justo ahí, ¿no es así?

Oh, Dios, dispárame ahora.

—No, ella no está aquí. ¿Qué te hace pensar eso?

—Tienes ese chillido agudo en tu voz. —Masca, masca—. Y Minkyu me dijo que Jisoo está loca por ti. A ti también te gusta, ¿cierto?

Jisoo resopló y frotó su pie contra mi pantorrilla.

—Nunca he usado la palabra "loca".

Por supuesto, Jisoo podía escuchar todo lo que Ning decía. ¿Qué podía ser más humillante que eso?

—No está sucediendo nada —dije, aun cuando la mano de Jisoo se deslizó por mi espalda desnuda y la pellizcó, haciéndome chillar.

—Claro que está sucediendo algo. Estás saliendo con ella. Están durmiendo juntas.

—Hablaremos de esto después —dije, ahogando el gemido que amenazaba con salir, cuando los dedos de Jisoo danzaron ligeramente a lo largo de la parte interna de mi muslo—. ¿Qué sucede?

—Es que, uh, no sé cómo decirte esto —dijo Ning lentamente y mi corazón cayó.

—¿Qué es? —Mi mente automáticamente entró en pánico. Si dejábamos la ciudad esta noche, todavía podríamos alejarnos. Escondernos bajo el manto de la oscuridad...

—Minkyu lo sabe —dijo.

—¿Qué sabe? —Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho. Tal vez estábamos hablando sobre dos cosas distintas.

—¿Sobre el asunto lobuno? —dijo Jisoo perezosamente—. Siempre lo ha sabido.

Dejé de respirar. No podía pensar.

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