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Varias horas, diecisiete orgasmos, y una breve siesta después, pasé la camisa desechada de Jisoo por encima de mi cabeza y bajé a la cocina por una bebida. Jisoo estaba durmiendo arriba, sus movimientos inquietos. Sospechaba que despertaría pronto e iríamos por otra ronda de agotador y maravilloso sexo. Me había despertado dos veces durante la noche, su cuerpo exigiendo más en una llamada sin palabras que yo estaba encantada de responder.

Mi cuerpo entero estaba deliciosamente dolorido y mi cabello hacía tiempo que había formado una masa enmarañada que enmarcaba mi cara. Me salí fuera del camino mientras llenaba un vaso con agua del grifo, a continuación, entrecerré los ojos a la brillante luz del sol entrando por la ventana mientras bebía. Estaba destrozada. Feliz, pero destrozada.

Había una pequeña caja roja en el mostrador, casi del tamaño de un libro. Un vivaz lazo blanco cubría la parte superior y había una etiqueta en la portada: Para Jennie . Puedes servirte de mis libros en cualquier momento, dulzura.

Levanté la tapa y me eché a reír ante la calculadora en el interior. Una pequeña de diez teclas, con rollos de cinta en colores pastel. Mi nombre corría por el lado de la calculadora en letras engomadas.

Esto trajo lágrimas a mis ojos y las limpié, sintiéndome como una idiota y sin embargo incapaz de dejar de sonreír.

Nadie me había comprado alguna vez un presente. Mi madrastra se había acordado en raras ocasiones, y cuando habíamos tenido dinero, todo había ido a Ning. Había sido afortunada de conseguir ropa usada de los vecinos. Nunca un regalo sólo para poner una sonrisa en mi cara.

La saqué de la caja y la sostuve contra mi pecho, sintiéndome absurda. Estaba a punto de berrear sobre una calculadora.

-Ésta es la parte donde separas el sexo del amor, idiota -me dije, y puse la calculadora abajo. No podía permitirme el lujo de quedar atada. No podía.

El teléfono celular de Jisoo estaba en el mostrador, y en un capricho, lo levanté y llamé a la oficina.

-Midnight Liaisons, habla Ryujin. ¿Cómo puedo resolver su vida futura?

-Muy lindo -me burlé de ella, mi estado de ánimo con luz y soleado-. ¿Nuevo lema de la compañía?

-Simplemente probando algunas nuevas ideas-. Estuvo de acuerdo-. Vaya, suenas feliz. ¿Las cosas van bien con las citas?

-Sólo una cita -dije-. Y sí, va muy bien. ¿Cómo están las cosas en la oficina?

-Bien, bien -dijo con voz aburrida-. Conseguí algunos nuevos vampiros esta semana, un príncipe de las hadas en busca de acción cambiadora caliente, y un surtido aleatorio de cambia formas. Más de lo mismo.

-¿Y Ning? -dije con voz casual-. ¿Ha estado ahí?

-Ella vino a recoger su cheque, cuando BoA no estaba, pero aparte de eso, ha estado fuera de la oficina -dijo Ryujin, y podía oír el fuerte golpeteo de sus dedos en el teclado mientras escribía. Ella siempre escribía como si estuviera atacando a la computadora-. Vino con el nuevo novio, también. No tenía idea de que le gustaran tan aterrorizantes.

Debe querer decir Minkyu .

-¿El tipo grande? ¿Pelo rubio? ¿Amenazador?

-Ese es él. -Coincidió Ryujin-. Te juro que no puedo imaginarme a los dos juntos, porque ella es tan pequeña y él es gigantesco, pero se cernía sobre ella como si fuera alguna flor delicada que necesitaba ser protegida del mundo. Lo cual era algo dulce de ver.

Eso me hizo sentir incómoda. ¿Minkyu  sentía algo por Ning? ¿O estaba simplemente siendo diligente porque sabía que ella era la que todos los lobos estaban buscando y no quería que escapara?

Cambié el tema de regreso al trabajo de oficina. Ryujin y Dahyun estaban felices de recoger los turnos extras y el dinero adicional, pero Ryujin confesó que estaría encantada de tenerme de vuelta, porque no era capaz de hacer el balance de libros de contabilidad.

-Creo que podría preguntarle a BoA -dijo Ryujin con incertidumbre-. Ella ha estado en la oficina todo el día.

-¿Ah, sí? -dije. Eso pareció diferente a BoA. Los fines de semana no eran lo suyo-. ¿Qué se trae entre manos?

-No estoy segura -dijo ella-. ¿Algún proyecto con las manadas de hombres lobo? Ha sacado cada archivo que tenemos sobre los lobos y ha estado encerrada con ellos.

Todo mi cuerpo se paralizó.

BoA no estaba jugando, si no iba a la cita con todos los bichos raros que había alineado para mí, iba a vender a Ning a la manada más cercana. Cualquier rastro de feliz alegría en mí desapareció.

Todo lo que quería era arrastrarme de vuelta a la cama con Jisoo y besarla hasta que me acercara de nuevo, pero no podía. Mis únicas opciones eran salir de la ciudad o mantener mi parte del trato de BoA.

Suspiré profundamente.

-Ryujin, necesito un favor. ¿Dejaría Kim Jisoo la dirección de su casa en cualquiera de sus archivos? -Esperé mientras aporreaba el teclado.

-Nop, nada. Hay un número de contacto de emergencia -dijo-. ¿Lo quieres?

-No, está bien.

En cuanto colgué, di la vuelta a través de las aplicaciones de Jisoo en su teléfono. Efectivamente, había GPS, lo que significaba que ahora tenía un billete de salida de la cabaña de Jisoo.

En muy poco tiempo estaba de excursión a través de los bosques, utilizando el GPS para guiarme. Después de un rato salí a la carretera y a un pequeño garaje cerrado y un buzón. Saqué una revista y tomé nota de la dirección, y luego volví a llamar a Ryujin, pidiéndole que me recogiera.

Tomó una o dos horas antes de que ella llegara, el tiempo marcando sin cesar, conmigo afirmando que Jisoo se presentaría y me arrastraría de nuevo a su cabaña para hacer más el amor. Cuando la camioneta roja de Ryujin se detuvo, en realidad estaba un poco decepcionada de que no había sucedido.

Regresamos a la oficina en silencio. Si pensó que parecía un desastre usando la camisa y los pantalones de entrenamiento de Jisoo, mi cabello en una cola de caballo enmarañada, era demasiado delicada para decir nada. Tan pronto como llegamos a la oficina, me fui directamente a la oficina de BoA y cerré la puerta detrás de mí.

La sirena me dio una sonrisa forzada, sus agudos ojos azules escaneándome con rabia apenas velada.

-Vaya, vaya, vaya. Mira lo que la mujer gato trajo.

-Hola, BoA -dije, tranquila en el exterior.

Ella me dirigió una mirada desdeñosa.

-Es obvio que ya es demasiado tarde para cualquier tipo de discusión. -Cruzó los brazos sobre su generoso pecho-. ¿Sabes en cuánta cantidad de mierda estás?

-No -dije, sentándome frente a ella-. Pero estoy segura de que me lo dirás.

Me miró como si me hubiera crecido otra cabeza.

-Esta boca tuya. No me gusta.

Siempre había sido sumisa y tranquila antes, y mi boca se torció en una sonrisa irónica. Por alguna razón, su actitud de superioridad ahora me irritaba en vez de asustarme. Tal vez estar con Jisoo había reforzado mi valor, o tal vez había tanta basura de otro tipo sucediendo que no tenía tiempo para preocuparme por ella. En cualquier caso, era una sensación refrescante.

-Estoy aquí para decirte que no me he olvidado de nuestro acuerdo -dije-. No vas a tocar a mi hermana.

-¿Nuestro acuerdo? -se burló de las palabras-. ¿Tu patético cerebrito humano recuerda que el acuerdo era por una virgen? Luego, en cuanto me doy la vuelta, vas a esconderte, y ¡follas con la primera cambiadora que mete la mano en tus bragas!

Decidí que trataría de ser el adulto en esto.

-No es lo que piensas, BoA.

-¿No? -Se inclinó hacia delante, los ojos brillando con animosidad-. Dime lo que es, entonces, porque me parece que teníamos un trato y rompiste tu parte, lo que significa que no hay que prestar atención a mi parte.

-Alguien entró en mi casa y trató de matarme.

BoA resopló.

-Es cierto. -Detallé lo que había sucedido, el terrible hedor de la criatura, el ataque, su extraña apariencia. Mientras hablaba, la boca de BoA se comprimió en una línea aún más fina de desaprobación.

-Entonces, ¿cómo es que decidiste ir a quedarte con la Sra. Kim? Supongo que es a donde fuiste. -Deslizó sus dedos a lo largo de su escritorio, con aire ausente sacudiendo una mota de polvo.

Ella me secuestró, quería decir. Era la verdad y me haría salir del problema, pero a costa de Jisoo. No quería hacerle eso, no después de que había sido tan buena conmigo. Así que lo eludí un poco.

-Me pidió que fuera a pasar el celo con ella. Estuve de acuerdo.

-Ya veo -dijo con una voz sorprendentemente tranquila-. ¿Así que decidiste tener sexo con ella a pesar de nuestro acuerdo de que mantendría segura a Ning?

Tragué saliva.

-Eso es correcto. -Cuando no sonó lo suficientemente convincente, añadí-: yo estaba cegada por la pasión.

Me dirigió una mirada extraña.

-Bueno, no eres de ninguna utilidad para mí ahora. No eres una virgen. Sus mordiscos están por todo tu cuello.

Junté las manos sobre mi cuello para ocultar las marcas incriminatorias.

-Nadie tiene que saber acerca de nosotras.

Arqueó una ceja hacia mí.

-No puedo fingirlo. No planeo dormir con alguien más, así que voy a sonreír y sonrojarme, y podemos seguir diciéndoles que soy virgen. Nada ha cambiado.

Ella hizo un pequeño ruido con su garganta y se encogió de hombros, claramente apaciguada, pero tratando de ocultarlo.

-¿Harías eso? ¿Qué pasa con la Sra. Kim?

Mi corazón estaba doliendo, mientras decía:

-Si quiere verme, tendrá que pasar por el servicio.

La sonrisa de BoA floreció, una cosa de la belleza.

-Bueno. Te voy a anotar algunas citas, y saltaremos justo de nuevo en los negocios.

Le di una leve sonrisa y me levanté para irme.

-Suena bien.

-Ah, y Jennie  -dijo mientras me volví para irme-. Si rompes otra cita con uno de mis clientes, estoy vendiendo a tu hermana a los lobos Anderson. Me han dicho que están buscando otra mujer para su manada. Ocho lobos y una sola hembra para aliviar sus impulsos. Les dije que les ayudaría de cualquier manera que pudiera... ¿entiendes?

Tragué saliva.

-Entiendo.

Pensé nostálgicamente en Jisoo todo el día. Todo fue peor cuando entré en mi cochera y vi al alto, leonino hombre con cabello café esperando en un auto deportivo en la calle. Para mi intensa decepción, era otro were-puma de Jisoo. Jin tenía una sonrisa fácil y una personalidad relajada mientras explicaba que Minkyu  había insistido en mantener vigilada la casa. Lo dejé quedarse en la habitación de huéspedes.

La tarde pasó agonizantemente lenta y sólo veía el teléfono de Jisoo. Se lo pude haber dado a Jin y que le dijera que nunca quería volver a verla. Pero por alguna razón, no lo pude entregar. Me fui dormir con el teléfono en la mesa de noche.

No me sorprendió que Jisoo invadiera mis sueños. Fueron terribles sueños, también. Soñé que estaba en mi cama y ella me quitaba las cobijas, sus tibias manos removían la delgada tela de mi pijama. La larga tela se había hecho bolas alrededor de mis piernas y se hincó entre ellas, besando mi estómago a través de la tela y murmurando suaves palabras que no entendía. En mi sueño, sus ojos brillaban como los de un gato antes de agachar su cabeza y sentí su boca en el ápice de mis piernas, buscando el punto perfecto y anotando. Mi respiración se cortó con un estremecimiento y mis muslos se apretaron cuando me agité. Tibias manos agarraron mis caderas, manteniéndome firme, y una lengua caliente dibujaba círculos alrededor de la piel sensible.

No estaba soñando.

Mi disgusto cambió a un gemido de deseo cuando dio justo en el punto clave y un orgasmo se disparó dentro de mí, mis piernas se apretaban y mi cuerpo temblaba mientras su lengua hacía magia.

-Dulce Jennie  -dijo Jisoo, y sentí su aliento contra mi piel-. Sabes deliciosa. Estuve pensando en hacerte esto todo el día.

Me senté, mis caderas golpearon contra su nariz, y ella gruñó de dolor. Quité sus manos de mis muslos y me fui al lugar más alejado de la cama.

-¡Jisoo! ¿Qué estás haciendo aquí?

Mi corazón traicionero dio brincos de alegría, y mis piernas aún temblaban de placer.

Se sentó, sobándose la nariz.

-Debería hacerte la misma pregunta. Jennie , ¿por qué te fuiste? No es seguro.

No podía explicárselo. Sacudí mi cabeza, jalando mi pijama hacia abajo. Quería estar enojada con ella, pero más que eso, quería lanzarme a sus brazos y besarla, presionar su piel caliente contra la mía.

-¿Cómo... cómo llegaste aquí?

Jisoo volteó a ver la ventana.

-Escalé el enrejado a la ventana. Deberías de asegurarte de cerrar las ventanas desde ahora.

¿Cómo se le ocurría sonar enojada conmigo?

-Uno de tus hermanos está en la habitación de huéspedes -dije, mi cara comenzó a sonrojarse. Oh Dios, ¿Había estado gimiendo en mi sueño?

¿Qué escuchó Jin?

-Así que así fue como llegaste a la ciudad -dijo Jisoo, localizando su teléfono y moviéndose a un costado de la cama-. Inteligente.

Cuando se acercó, deslicé mis piernas por el lado de la cama y me moví en la otra dirección. Necesitaba mantener espacio entre nosotras. Mis piernas aún se sentían como gelatina después de cómo me despertó, y mi cuerpo quería que sucediera de nuevo.

-Jisoo, mantente alejada de mí.

Se quedó quieta en la cama.

-Jennie , dime qué está mal. ¿Te lastimé anoche? ¿Te asusté?

-Nada de eso -dije-. Anoche fue... estuvo bien.

Fantástico. Asombroso. Genial. No le podía decir eso, o nunca se iba a ir.

Su frustración era evidente en sus hombros tensos.

-¿Entonces qué es? Algo te está molestando; sólo quiero saber qué está pasando. -Sus ojos brillaban en la oscuridad, como en mi sueño, y provocaban un involuntario pulso en mi sangre-. Es BoA, ¿no? ¿Te está chantajeando de alguna forma?

Guardé silencio. No podía exponer el secreto de Ning.

-BoA es una mala persona, Jennie. Usa a las personas. -Se movió a un lado de mí y se hincó junto a la cama-. Déjame ayudarte.

-No puedes ayudarme, Jisoo -dije en un murmullo con dolor-. Por favor vete. No quiero volver a tener esta conversación.

-Jennie...

-Por favor, Jisoo, sólo vete. Si pudiera estar con alguien, estaría contigo. Pero no puedo estar con nadie, por favor... déjame sola.

Levantó su mano para tocar mi mejilla, pero me volteé, quitó su mano como si quemara. Su voz se suavizó.

-Voy a encontrar qué tiene BoA contigo, y lo voy a cambiar. Yo te reclamé. Y cuando un miembro de la Alianza marca a una mujer como suya, es mejor que nada se interponga en su camino.

Se fue hacia la parte más lejana de la habitación y salió por la ventana. Escuché el golpe de sus pies en el pavimento, y después nada.

...

Al día siguiente BoA me puso de nuevo a trabajar, vestida con un atuendo que ella había elegido: una blusa de cuello de tortuga rosa y una falda larga.

-Tienes que cubrir las mordidas -dijo-. No quieres que nadie vea que Jisoo te ha reclamado. -Su boca se apretó-. Repetidamente.

Sus palabras me hicieron sonrojar, y recordé haber despertado con su cara plantada entre mis muslos anoche.

Me serví otra taza de café y me senté en mi escritorio. Estaba cubierto de papeles, casos que necesitaban unirse, perfiles de clientes que actualizar.

Dahyun del turno de la noche estaba sentada en el escritorio de Ning. Tenía puesto los audífonos y cantaba suavemente una canción de Bon Jovi mientras trabajaba en la computadora. Hubiera sonreído si hubiera tenido algo por lo cual sonreír.

En cambio, sentía que iba a llorar.

Mi bandeja de entrada estaba llena. Empecé a leer los mensajes, seleccionando emails viejos de los clientes. Jisoo me escribió a las 3:00 a.m., lo eliminé sin leerlo. Ley del hielo era el mejor método para lidiar con una ex... y curar un corazón roto.

También tenía cuatro emails de Song Minho. Eran simples, conversacionales, encantadores. Uno decía: Me la pasé muy bien en nuestra cita. Estoy esperando la próxima. El siguiente decía: Escuché que te enfermaste... avísame si necesitas que te ayude. Hago buenos fideos de pollo.

Sonreí levemente ante lo último.

Otro email apareció en mi bandeja mientras leía. ¿Minho otra vez? Reprimí mi fastidio. ¿Almuerzo? Leí. Te ves hermosa en ese cuello de tortuga. No te ves enferma.

En shock, subí la vista de mi computadora y lo vi en el área de espera de la oficina, teléfono en la mano. Me sonrió y saludó, y me volvió a golpear lo guapo que estaba, y lo diferente que era de Jisoo. La cara de Jisoo era fuerte, sexy con líneas duras que hacían sus sonrisas juguetonas más emocionantes. Los planos angulares de un soldada romana que sabía lo que quería y lo tomaba por la fuerza.

Minho era lo contrario. Sus características eran refinadas, perfectas, su nariz no había sido rota en peleas de bar, y probablemente usaba productos en su cabello. Su traje gris estaba impecable, y usaba una corbata rosa claro que le añadía una nota juguetona a su traje... y casualmente coincidía a la perfección con mi blusa.

Fulminé con la mirada la puerta de BoA, y le hice un gesto a Minho para que entrara.

-No te vi allá afuera -dije, malhumorada. La esencia fuerte de su Old Spice me puso inmediatamente de mal humor.

Me dio una sonrisa deslumbrante.

-Escuché que estabas enferma. ¿Te estás sintiendo mejor?

Asentí y le señalé una silla cercana.

-Sobreviviré. -En realidad, quería meterme en mi cama y nunca salir otra vez. Pero Minho no querría escuchar eso, así que fingí una sonrisa pretendiendo que nada estaba mal, como siempre hacia.

-Me alegra. -Se recargó sobre mi escritorio, tomó mi mano, y besó mi palma, sus ojos en los míos.

Resistiendo el sentimiento de arrancarle mi mano, le di una ligera sonrisa.

Liberó mi mano y tomó una silla justo enfrente de mi escritorio.

-Escuché que estabas de regreso y quería ver si estabas interesada en volver a donde nos habíamos quedado. Prometo no morder, a menos que lo pidas.

¿Una cita? ¿Justo ahora? El pensamiento me hizo querer llorar.

-¿Podemos chequear eso? -dije, tratando de sonreír y fallando miserablemente-. No estoy cien por ciento segura. -Me senté en mi escritorio y abrí su archivo, hojeando a través de los documentos-. Estoy segura que podemos encontrarte alguien si estás solitario. Conozco una genial arpía...

Me alcanzó a través del escritorio y volvió a tomar mi mano, el fuerte aroma de su colonia inundó mi nariz.

-No quiero a nadie más -dijo Minho, todo bochornoso, sus ojos intensos-. Quiero pasar tiempo contigo para llegar a conocernos mejor, y así borrar esa triste mirada de tu cara.

Quité mi mano de la suya incómoda. Odiaba el tacto. Pero era un chico tan lindo que me sentí como una perra.

-Minho, no sé...

BoA entró en la oficina, un Starbucks alto en su mano. Su adorable cara se iluminó cuando lo vio.

-Minho, querido. ¿Cómo estás? -Ella se movió a su lado y él se paró para saludarla. Intercambiaron un beso rápido en cada mejilla de la forma europea-. ¿Qué te trae por aquí?

-No puedo sacar a Jennie  de mi cabeza. -Su blanca sonrisa brilló en su cara-. Pensé en pasar para ver si quería ir a una cita hoy en la noche.

BoA me dio su expresión más encantadora.

-¿Una cita? Qué lindo de tu parte. Pobre Jennie  ha estado en tal depresión últimamente. -Me dio una mirada aguda-. ¿No es considerado por su parte pasar por aquí?

Estaba empezando a pensar que ella había ingeniado esta pequeña visita sorpresa.

-Muy considerado -dije, forzando una sonrisa igualmente falsa-. Una cita estaría bien.

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