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Minkyu llamó a la puerta del hotel una hora más tarde, bolsas en mano. Jisoo salió para tener una conversación en privado con su teniente, me pasé los siguientes minutos eligiendo entre la ropa y me puse unos pantalones de mezclilla, una camiseta con el logo de la empresa de Jisoo en ella, y unas bragas nuevas. Incluso había un par de zapatos Keds. Lindo.

Metí mi celular en el bolsillo trasero del pantalón y de inmediato comenzó a vibrar. Sorprendida, lo saqué y me quedé mirando la pantalla. Se leía BoA—celular. Levanté la tapa y contesté cautelosamente.

—BoA, ¿dónde estás...?

—Hola, Jennie. —La voz era excesivamente dulce, petulante. No la reconocí, y seguro que no era BoA. Había algo en el tono que me inquietaba—. Quédate tranquila y escucha lo que digo, o tu hermana Ning morirá.

Me quedé helada, la oscuridad arrastrándose ante mis ojos. El aire salió de golpe de mis pulmones. ¿Quiénes tenían a Ning? Minkyu la estaba manteniendo a salvo...

Eché un vistazo al pasillo, donde lo acaba de ver, luego tragué saliva.

—¿Quién es?

—Soy Soojin. ¿Me recuerdas?

—Me acuerdo de ti. —Miré hacia la puerta, pero ellos seguían murmurando afuera. Me pasé al baño y cerré la puerta detrás de mí—. ¿Tienes a Ning?

—Sí —alardeó ella—. Y a tu jefa, también, quienes están pasando por un terrible dolor en este momento. ¿Quieres hablar con ella?

Dios, no. Pero esa no era una buena respuesta.

—Sí.

Había un poco de estática, y luego escuché un gemido de dolor, seguido de un sollozo. ¿BoA? El teléfono se apartó y escuché la suave risa de Soojin.

—Ups. Suena como que no puede tomar la llamada justo ahora. Qué lástima.

—Déjame hablar con Ning.

—Ella está inconsciente por el momento.

Mi corazón se paralizó.

—Si le has hecho daño...

—No lo he hecho todavía —interrumpió—. Por lo menos no demasiado. Voy a dejarle eso a la manada de lobos, ya que ellos están muy acalorados y molestos por encontrarla. ¿A menos que tú y yo queramos arreglar algo?

Cada parte de mi cuerpo quería aventar el teléfono.

—Sí —dije rechinando los dientes—. ¿Qué quieres?

—Bien. —Sonaba complacida—. Si quieres que tú hermana viva, necesito que hagas un par de cosas.

Vacilé.

BoA lanzó un grito de dolor en el fondo y eso me hizo decidirme, aunque tenía una horrible sensación en el estómago de que esto no iba a salir bien.

—Escucho.

—Quiero que nos encontremos —dijo calmadamente, como si estuviera hablando de una cita para cenar—. A solas. Voy a enviarte un mensaje de texto con la dirección, y quiero que estés ahí en media hora. Si llego a olfatear que alguien está ayudándote o acompañándote, cortaré la garganta a Ning. ¿Entendido?

Tragué saliva.

—Iré sola. —No sabía cómo iba a escapar de Jisoo, pero no iba a defraudar a Ning.

—Bien. —Se río entre dientes—. Está ahí en media hora o empezaré a afilar los dedos. Y las garras. Tu pequeña hermana no puede permitirse el lujo de perder más tiempo.

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