Nombre: Lea Bennet
Edad: 25 años
Trastorno explosivo intermitenteFueron esos malditos impulsos los que me trajeron hasta aquí. No podía controlarme un solo segundo; así que usaba de excusa la mínima situación de problema para explotar toda la ira y maldad que yacían ocultas dentro de mí.
Mi primer detonante fue que mis padres cayeran en prisión, por eso conocí a Erick; el segundo fue el secuestro de Salma; el tercero, fue aceptar mi locura y dejar atrás la chica buena que fingía ser; luego de eso, perdí la cuenta.
Después del secuestro, armamos un plan para que Salma saliera ilesa y pudiera cobrar la herencia. Nos montamos en una camioneta y después de unos besos de despedida, la dejamos en el teléfono público que había en una calle desierta cerca de la ciudad. Aún estaba manchada por la sangre de sus padres.
El plan era el siguiente: Llamaría a la policía (que estaba enterada de su desaparición), y le contaría lo que pasó en el secuestro; con la pequeña diferencia que diría que nunca vio la cara de los secuestradores; que mataron a sus padres en frente de ella y luego la dejaron tirada en medio de la nada.
Erick y yo nos encargamos de prenderle fuego a todo el lugar de los hechos y luego desaparecimos.
Las cosas se complicaron luego de siete meses. No teníamos dinero y Erick estaba en el ojo de la policía por un robo en el que se metió que salió mal; yo no tuve nada que ver, así que no lo pensé dos veces y lo dejé tirado antes que me jodiera la vida.
Tomé mi moto y me atreví a buscarla.
Aparqué cerca de la escuela y me quedé unas dos horas esperando, pero no la vi.-Hola -saludé a una de las chicas que habían salido casualmente.
-Hola. ¿Quién eres? -preguntó tratando de ver mi cara a través del oscuro cristal del caso.
Quité mi casco, sacudí mi largo cabello e intenté peinarlo con los dedos. Tengo un rostro juvenil y encantador, así que no pierdo oportunidad de usarlo.
-Perdón, ¿Conoces a Salma? -sonreí
-¿Salma, la rara? -dijo haciendo una mueca -. Ella solo viene en exámenes.
-¿Y no sabes dónde vive? Tengo entendido que después de lo de sus padres se mudó.
-No, pero este chico, eh....¿Cómo se llama? ¡Aiden! Él sí sabe dónde vive, creo que es su novio.
-¿Y dónde puedo verlo?
Ella miró hacia la escuela.
-Justo está saliendo -señaló a un chico.
Me bajé de la moto y caminé hacia Aiden luego de agradecerle a la muchacha. Él era bastante guapo.
-Hola, me dijeron que eres el novio de Salma.
-¿Quién eres? -levantó una ceja y me miró de arriba abajo.
-¿Me puedes decir dónde vive o no?
-Por su puesto que no; no tengo idea de dónde saliste y Salma nunca me ha hablado de tí -me dió la espalda y siguió su camino.
-¡Espera -caminé hacia él -! ¿Tienes algo en que anotar?
Miró hacia arriba, suspiró y buscó en su mochila una pequeña agenda y una pluma.
Tomé una hoja y anoté la misma dirección que le había dado hacía ya siete meses; así sabría que era yo perfectamente; le escribí la hora y doblé él papel.
-Por favor, tienes que darle esto hoy, antes de las 6:00pm.
-Como quieras -tomó la nota y se marchó indiferente.
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Culpables Inocentes
Misterio / Suspenso¿Matar? ¿Por qué alguien pensaría en cometer tal atrocidad? ¿Acaso un asesino no tiene sentimientos? Este es el juego de preguntas que nos hacemos intentando explicar el instinto humano más cruel, cuando sabemos que todo sucede por una razón: un imp...