Cuando todo parece perdido.
Cuando todo llega a su fin.
¿No es normal pensar en todo lo que has vivido?
Hana no puede evitar recordar todas las historias y aventuras de su vida. Algunas mejores que otras.
Es irónico como al echar un vistazo atrá...
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Yamada, Oboro y Aizawa salieron de la clase con sus mochilas en la espalda, habían decidido salir aquella tarde. No había una razón, simplemente pasar tiempo con amigos. El plan era ir a los recreativos hasta que fuese la hora de cenar. Aizawa se vio arrastrado mientras lo agarraban de los brazos.
-¡Nos vamos sin ti! -gritó Oboro
Hana resopló y recogió sus cosas rápidamente. Realmente no tenía ganas de salir, solo quería volver a casa y dejarse caer en la cama, pero su hermano la miró con cara de cachorro. Debía tener cuidado con él, podía ser un manipulador si se lo proponía. Él quería integrarla en su grupo de amigos a pesar de que ella se sentía un poco incomoda. Nemuri no estaba, había tenido que salir antes y era la única que toleraba a su alrededor.
Hana caminaba detrás de Oboro mientras él hablaba con Yamada, escuchaba sus risas ruidosas. A su lado caminaba Aizawa, no hablaba, solo miraba hacía delante, de hecho su cabello oscuro ocultaba su rostro. desde que ella propuso ser amigos no habían tenido una conversación decente no habían estado a solas. Simplemente su relación no había cambiado nada. Seguían incómodos cuando se quedaban a solas y en ocasiones se quedaban sin el tema de conversación, pero aún así era agradable la compañía.
Para llegar a los recreativos debían cruzar un puente, Hana estaba pérdida en sus pensamientos. Aizawa escuchó un maullido que lo hizo parar en seco y mirar a su alrededor. Por un momento nadie más se dio cuenta salvo Hana que estaba a su lado. Ambos escucharon los maullidos de aquel gato y se miraron mutuamente.
-Es un gato. -se encontraban en mitad del puente, el sonido solo podía venir de un lugar.
Bajo el puente había una calle solitaria y oscura, que durante la época de lluvia siempre se inundaba, era muy posible que el animal estuviera ahí.
-No se ve desde aquí.
-Espera.
Hana se inclinó por encima del puente, Aizawa no esperaba eso, así que movió sus manos instintivamente para agarrarla de la cintura. ¿Acaso estaba loca? ¿no pensaba en la caída que había desde ahí?
-¿Que hacéis? -preguntó Oboro mirándolos y ladeando la cabeza.
Aizawa miró a su compañero sin saber que decirle. Yamada sonreía divertido, pocas veces había visto esa expresión en su compañero.
-Hay un gato. ¿Puedes verlo? -habló Hana. su voz resonaba por el eco del puente.
Oboro se subió en una de sus nubes y se deslizó hacia abajo. Escuchó el maullido del animal hasta que lo encontró. Era un gato anaranjado y pequeño, se encontraba sobre un cubo de basura y parecía herido.
-¿Lo ves? -preguntó Hana.
Su cuerpo se inclinó más hacía delante, él tuvo que agarrarla más firmemente.
-Bájate. Te podrías caer. -dijo Aizawa.
-Por eso me tienes que sostener fuerte. -Hana no se sentía avergonzada, pero desconocía como él se sentía.
