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Cuando Jennie tomó el sendero de acceso a la casa, vio a sus padres sentados en el porche. En cuanto el coche se detuvo, su madre se apresuró a acercarse y Jennie la saludó con una irritante amabilidad. Jisoo la vio parpadear y caer al instante bajo el influjo de su encanto. Y, desolada, oyó a Jennie aceptar la invitación que le hizo para quedarse a comer. 

Cuando Jennie entró en la casa se quedó atónita. Pero no porque fuera modesta puesto que había visto muchas casas en peor estado que aquella, sino por la pared del vestíbulo en la que colgaban todos los diplomas y fotografías que certificaban los éxitos de Jisoo, desde su primera
competición de ortografía a los seis años. Comprobar que no había ninguna fotografía de ella jugando o con sus amigos le dio una idea de la presión a la que ella estaba sometida. Aun así, le costaba creer que sus padres no fueran capaces de perdonar que, por una vez, hubiera fallado. Después de todo, era su única hija. 

–Ella es abogada y da clases en la universidad –dijo Jisoo, entrando
con su padre, que caminaba apoyándose en su brazo– Me ha ayudado con los estudios este año –añadió, y miró a Jennie para asegurarse de que no cometía el error de mencionar los cursos de verano, ya que se suponía que estaba de vacaciones. 

–En realidad no necesita mi ayuda –dijo Jennie, sonriendo– Solo quiere que me sienta útil. Es un genio. Pero además, trabaja muchísimo. 

Se esforzó en mantener una conversación fluida durante el almuerzo,
dado que Jisoo estaba extrañamente callada y nerviosa, y se preguntó si confiaba tan poco en su comportamiento como para temer que dijera algo que la perjudicara. 

–Espero que no te haya molestado que me quedara –se disculpó
cuando ya volvían en el coche– Lo he pasado muy bien.

–No creo que haya estado al nivel de los restaurantes a los que sueles
ir –dijo ella con brusquedad. 

–Nunca había tomado una lechuga tan fresca –apuntó él. Y arrancó
una sonrisa a Jisoo –¿Tu padre sufrió un accidente?

–Sí, hace años, en la fábrica. Tiene una pensión por enfermedad. Mamá trabaja el turno de noche en el supermercado local –Jisoo suspiró– Ahora comprenderás por qué quiero conseguir un trabajo en una gran empresa. Quiero mudarlos a un sitio mejor.

Jennie asintió. 

–Lo comprendo –tras una pausa, dijo– Te importa mucho la opinión
de tus padres, ¿verdad?

–¿A ti no?

Jennie rio quedamente –Hace tiempo que me da lo mismo. 

–¿Y en el pasado sí?

–De pequeño quería la aprobación de mi padre –dijo Jennie. Y volvió
a soltar una se las sarcásticas risitas que usaba para ocultar sus sentimientos.

Pero Jisoo quería saber la verdad.

–¿Y ya no?

–Me gusta mi trabajo y lo hago bien. Lo que piense mi padre es irrelevante.

–¿Qué hizo?- Jisoo pregunto.

–Nada.

–Jennie, no soy idiota –insistió, girándose hacia ella. 

–Ya lo conoces –dijo Kim con expresión sombría– Cree que el dinero
lo resuelve todo. 

–¿Qué te hizo tanto daño? 

Su ausencia. La nula atención que les dedicó a ella y a Yunjin. Nunca
tenía tiempo para ellas. 

–Le vi –dijo Jennie, sorprendida de contarlo. 

Jodido Bikini - JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora