👙O.14👙

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Jisoo se despertó sobresaltada y se separó de Jennie con extremo cuidado de no despertarla. Sigilosamente, tomó su teléfono, se empezaba a cambiar y cuando Jennie se removió, ella levantó la sábana y lo fotografío antes de que pudiera reaccionar.

–Ahora estamos iguales –dijo ella con una pícara sonrisa con la que quiso disimular el dolor que sentía.

Jennie parpadeó y sus labios se alargaron en una sensual sonrisa.

–De haberme avisado, habría posado mejor –bromeó.

–La borraré cuando tu borres la mía –dijo ella.

–No pienso borrarla –dijo Jennie, riendo– De hecho, la he copiado en mi ordenador. Queda muy bien en tamaño grande.

–Eres una pervertida –dijo ella con una mueca.

–Y tú una ingenua. ¿Crees que me importa que tengas mi foto desnuda?

–Ya veo que no –dijo ella, recordándose con quién estaba.

Miau –Jennie se acercó hacia ella a cuatro patas, imitando a un gato al acecho– ¿Por qué no hacemos una película? Ven, eres la protagonista.

Jisoo tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantenerse firme.

–Si que eres una gran pervertida –repitió.

–Vuelve a la cama –dijo quedándose de rodillas.

–Tengo que ir a trabajar –dijo Jisoo consciente de que si se quedaba sucumbiría a la tentación.

–Estás bromeando –dijo Jennie. Cuando ella negó con la cabeza, añadió– Llama y di que estás enferma.

Se acabó, Jennie. Ya no tiene misterio, ahora ya sé qué se siente. Ahora tú puedes volver a tus tres mujeres a la semana y yo a mis estudios.

Diciendo aquello, no sabia si lo decía para Kim, o mas para que su cerebro y corazón entendieran la situación.

Por una fracción de segundo se preguntó qué iba a decir Jennie. Esta desvió la mirada, y solo la volvió hacia ella cuando dominó sus emociones. Con gesto indiferente se echó en la cama y apoyó la cabeza en el brazo. Parecía una diosa griega, y Jisoo recordó que había dicho que no había nada como empezar el día con sexo. Cerró los ojos y trató de ahuyentar la tentación y las imágenes que la acosaban. Tenía que ir a trabajar, y antes debía ir a cambiarse a su casa. 

Empezó a vestirse.

–Si quieres, te puedo prestar ropa.

No. Eso implicaría volver a verla para devolvérsela, y Jisoo no podía permitírselo. Ya le iba a costar un esfuerzo sobrehumano olvidar lo maravillosa que era en la cama la hermana mayor de su mejor amiga.

–No creo que me sirviera, pero gracias de todas formas –dijo volviéndose de espaldas para que Jennie no viera que se ruborizaba.

Después de aquel día no habría ninguna razón para que siguieran viéndose. Ella volvería al trabajo y el estudio, y Jennie a salvar a niños y salir por la noche. Habían pasado la noche juntas, eso era todo. Y no se repetiría.
   

   

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Cuatro días más tarde, Jisoo estaba exhausta, pero gracias a dos cafés y un bollo aguantó las dos primeras horas de su turno en el café. Había accedido a hacer un doble turno, y luego iría directamente al bar. Tenía que ocupar cada minuto, porque en cuanto estaba sola y en silencio, su mente vagaba donde no debía.

Jodido Bikini - JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora