👙O.19👙

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Las palabras de Yunjin resonaron en la cabeza de Jennie a lo largo de la semana siguiente. El recuerdo de Jisoo la torturaba. Noche tras noche, se repetía la última conversación que habían mantenido y soñaba con las noches que habían pasado juntas.

Jisoo se había enfurecido con ella por no abrirse aun sí, al menos en un par de ocasiones, sí se había abierto a ella, y Jisoo le había ofrecido su apoyo con una incondicionalidad que le había derretido el corazón.

¿Por qué entonces ella no aceptaba su ayuda? Hasta aquel entonces, se había limitado a sentir el dolor de ese rechazo, pero había llegado el momento de comprender la verdadera razón.

Además, Yunjin tenía razón cuando la acusaba de apatía. Necesitaba valor. Un valor como el de Harley, que le impulsara a ir en busca de lo que necesitaba, de la persona a la que más necesitaba. Aquella cuyo amor y cuya risa significaba más que nada en el mundo para ella.

Entró en el bar y fue directo a la barra en la que estaba Jisoo. Ella la miró sorprendida y se ofreció a servirle.

Solo verla fue como respirar por primera vez una bocanada de aire fresco después de haber estado al borde de la asfixia.

–Me gusta tu pasador de pelo –dijo por decir algo.

Jisoo se llevó la mano al pasador, que había hecho ella misma, y sonrió.

–¿De verdad?

–Me encanta.

–Por ahora no tengo tiempo para un vestuario completo, pero sí puedo hacer pequeños accesorios.

–Es una gran idea.

–Es poca cosa –dijo Jisoo– pero tenías razón, lo necesitaba.

–Me alegro por ti –dijo Jennie deseando que también la necesitara a ella.

Sus miradas se encontraron y Jennie estaba demasiado cansada como para seguir fingiendo. No tenía energía para romper la fría pared que se había cruzado entre ellas. Solo quería abrazarla y tenerla a su lado. Para siempre.

Pero Jisoo se alejó para atender a otros clientes y Jennie se sintió desvalida. Ir al bar en Año Nuevo, el día más ajetreado de todo el año, para intentar hablar con ella, había sido un error.

Sin tan siquiera tocar la copa que le había servido, se marchó.

Jisoo alzó la mirada y la dirigió hacia la esquina, rogando que Jennie siguiera allí. Pero no estaba. Poniéndose de puntillas, justo llegó a ver su espalda cerca de la salida.

No, no, no. Aparecía en el bar con aire perturbado y... vulnerable, y luego desaparecía. No podía ser. Ella tenía que decirle unas cuantas cosas que llevaba ensayando en su mente desde hacía días y que estaba decidida a expresar.

Salió de detrás de la barra y se abrió camino entre la clientela, llamando la –¡Jennie!

Inicialmente ella no la oyó y salió a la calle, pero cuando Jisoo la llamó por segunda vez, se detuvo y ella corrió para alcanzarle.

Indiferente a la gente que pasaba a su lado, la miró fijamente, y al descubrir una profunda emoción en su mirada, se quedó con la mente en blanco.

–Por Dios, no llores –dijo Jennie.

–¡No estoy llorando! –protestó ella. Y se sorbió la nariz. Qué sentido tenía mentir– Vale, estoy llorando.

–¡Jisoo! –la llamó Hoseok– A Jimin le está dando un ataque de nervios. Tienes que volver.

–¡Me importa un pito! –gritó Jisoo de vuelta.

–Deberías volver –dijo Jennie con dulzura– No quieres perder el trabajo.

–Ya lo sé, pero...

–Y tienes que concentrarte en tus exámenes.

–Tampoco me importan los exámenes.

Jennie la miró en silencio, a la espera.

–Bueno, sí me importan –Jisoo resopló– Pero en realidad, lo único que me importa de verdad eres tú –admitió en un susurro– Y no quiero que desaparezcas de mi vida –concluyó a la vez que una lágrima le rodaba por las mejillas.

Jennie suspiró y dio un paso hacia ella.

–Jisoo, haría cualquier cosa por hacerte feliz. Y si eso significa dejarte, lo haré, aunque sea lo último que desee.

Jisoo sacudió al cabeza con vehemencia.

–¿Qué te hace pensar que lo mejor para mí es que desaparezcas?

–Es lo que me has pedido.

–Quizá he actuado como una idiota.

Jennie miró a Jisoo en silencio –¿Qué quieres que haga? –preguntó finalmente.

–No sé si puedes darme lo que quiero.

–Sé que quieres ser independiente y lo respeto. Si quieres dedicarte al derecho corporativo, me parece genial. Me tragaré mis estúpidos temores y te apoyaré. Si en cambio decides hacer arte y venderlo, me gustaría mantenerte. Puedes pedir lo que quieras.

Jisoo sacudió la cabeza de nuevo.

–Lo siento, pero no puedo depender de ti –no podía entregarse completamente a unas persona que no sentía lo mismo que ella.

–¿Quieres que renuncie a todo? –saltó Jennie– Lo haré. Daré todo mi dinero y hasta la ropa cara que llevo puesta. Solo quiero apoyarte –concluyó angustiada.

   

            

            

               

         

Y ahora volveré a desaparecer....

Jodido Bikini - JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora