👙O.15👙

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Jisoo se alegró al comprobar que Jennie la esperaba a la salida, tal y como le había pedido.

–¿Dónde vives? –preguntó.

–¿Esta noche? –dijo Jisoo– En tu casa.

Se acercó a Jennie pero esta dio un paso fuera de su alcance.

–No pienso tocarte –masculló– O te arrastraré hasta el primer rincón oscuro y me abalanzaré sobre ti.

–¿Por qué no? –preguntó Jisoo, sintiendo una inyección de autoestima.

–No quiero que sea sórdido –dijo ella, cerrando los ojos.

–No tiene por qué serlo –dijo Jisoo adelantándose a ella y mirándola de reojo con una pícara sonrisa.

Aunque no había probado una gota de alcohol se sentía embriagada. Ese era el efecto que Jennie tenía en ella. Esta la siguió a unos pasos; Jisoo podía oír su respiración agitada, y supo que no tenía nada que ver con el ejercicio, sino con la misma excitación que ella sentía.



Cuando llegaron a su casa, se plantó delante de la puerta, como un gato impaciente por que le abrieran.

–No puedo meter la llave en la cerradura –dijo Jennie acariciándole el cuello con la nariz– No me dejas ver.

Resoplando, le rodeó la cintura con los brazos. Jisoo tampoco podía esperar, y sabiendo que el porche quedaba oculto por el frondoso jardín delantero, se bajó los pantalones y las bragas hasta la mitad de los muslos y se apretó contra Jennie. Esta dejó escapar un juramento y ella, mirándola de reojo, apoyó las manos en la puerta y frotó su trasero contra su pelvis.

Jennie volvió a maldecir y mientras la sujetaba con un brazo, con la otra mano consiguió abrir la puerta. Alzando a Jisoo en el aire, entró con ella. Luego la colocó contra la pared y le levantó los brazos por encima de la cabeza. Con un pie, separó los de ella, aunque los vaqueros apenas le dejaron abrir las piernas. Y ello solo contribuyó excitar aún más a Jisoo, que quería que Jennie la poseyera allí mismo.

Ella se inclinó sobre su invitada desde detrás y se bajó la bragueta. Jisoo empujó la pared con las manos para frotarse contra su aterciopelado extremo, tan cerca de la entrada de su cálido clítoris.

–Cuánto te deseo, Jisoo –dijo en un ronco susurro.

Jisoo oyó el rápido rasgar del metal y notó los movimientos de Jennie. Luego ella le rodeó los muslos con las manos, juntando los dedos en el centro para acariciarla íntimamente. Jisoo la oyó gemir al comprobar lo húmeda que estaba. Luego le separó los muslos y la penetró con fuerza.

Jisoo contuvo el aliento, sorprendida, satisfecha y desesperada a un tiempo, y se apretó contra ella para que la penetrara más profundamente.

Jennie gimió y presionó la boca contra su hombro para ahogar su jadeante respiración. Jisoo estalló en sudor; el aliento brotaba de su boca caliente, entrecortado. La parte que necesitaba más lubricación se humedeció aún más para acomodar la poderosa invasión. Jennie la sujetó por las caderas y comenzó a mecerse a un ritmo frenético. Una exclamación de placer se transformó en un gemido, y Jennie ralentizó las embestidas.

–No vas a poder correrte así –dijo.

Pero Jisoo estaba casi al borde del éxtasis –Claro que sí –jadeó– Ni se te ocurra parar.

Jennie la levantó levemente, apuntándola contra la pared, y Jisoo se lo agradeció porque temió que las piernas le flaquearan con la violencia del orgasmo.

Jodido Bikini - JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora