Habían pasado cinco días desde mi ruptura con Marcos. Quizá ni si quiera eso, quizá sólo habían pasado cuatro pero para mí era como toda una vida. Una vida nueva y diferente, sin él.
Ni una mísera palabra. Había desaparecido. A veces le veía por los pasillos y ni si quiera nos mirábamos.
En cierto modo me sentía culpable por querer liarme con Logan porque era como si le debiese una especie de luto, como si me lo debiese a mí misma. Un respeto, el mismo que él no había tenido.
Supongo que estaba mal visto que una chica se enrollase con otro con tan poco tiempo de diferencia entre la ruptura con su ex. Supongo que me importaba demasiado lo que la gente pudiese decir. No quería que me llamasen guarra o que tuviesen un concepto de mí equivocado. Pero tenía derecho a hacer lo que me diese la real gana. Y si decían, que dijesen.
-Vamos a la plaza y nos sentamos en el banco, ese que hay debajo de un árbol. -sugirió Harry.
La plaza, más conocida como la Mariblanca, denominada así por la presencia de una fuente de Venus en el medio, está rodeada de arcos que a su vez rodean el Palacio de Aranjuez, está al lado del río y está compuesta por unos bancos rectangulares y blancos en paralelo. A sus extremos están por un lado la Iglesia de San Antonio y, por el otro, bancos iguales a los demás pero cuadrados.
Eran más o menos las tres cuando llegamos. Harry y Kate nos volvieron a dejar solos otra vez y Logan y yo empezamos a charlar más animadamente.
Me asomé a la fuente y vi que tenía agua. Algo extraño ya que no la solían llenar hasta julio.
-Qué raro...- musité.
-¿Qué pasa?- preguntó Logan que se había sentado en uno de los poyetes que rodean la fuente.
-Tiene agua.
-¿A ver?- se acercó y, tal y como yo estaba haciendo, se asomó a la fuente.
Vi una especie de piedra que me llamó la atención y me intenté acercar más para cogerla y ver qué era exactamente. Por suerte o por desgracia resbalé. Me apoyé en una parte del suelo que estaba mojada y no me había dado cuenta. Pasó en milésimas de segundo. Me veía ya empadada y tirada en una fuente cuando unas manos me rodearon la cintura.
Eran unas manos fuertes, suaves, pero fuertes. Durante unos segundos no fui capaz de volver a la realidad y me quedé mirando esas manos sin saber qué estaba pasando exactamente. Como si de un sueño se tratase tiraron de mí hacia atrás y me giraron.
Me encontré con Logan a dos centímetros de mí y a sus manos rodeándome la cintura.
No pasó, no pudo pasar. Quizá sólo fue una imaginación que pasó por mi cabeza durante unos segundos mientras le miraba hablar en alguno de todos los días que llegué a pasar a su lado. Mientras contemplaba cómo movía los labios, o sacaba esa media sonrisa y no sabía enseñar los dientes si se hacía una foto. Quizá lo había soñado despierta mientras le veía andar por detrás, con ese movimiento de caderas que sólo uns loca se atrevería a describir. A lo mejor ni si quiera fue ese 20 de junio cuando me lo imaginé. Quizá incluso lo soñé de verdad, o quizá me ilusioné mientras en algún momento de nuestra relación me perdía en esos ojos verdes en los que tanto me gustaba perderme.
-No tiene agua.
-¿Qué?- pregunté.
-La fuente, no tiene agua, no está llena. -miré a la fuente y me sorprendí demasiado al verla vacía.- ¿Estás bien?
-Ah. Sí.
¿Sí?
Me senté a su lado mientras intentaba dominar mi mente. ¿Qué cojones había pasado? Como si el futuro me hubiese mostrado el pasado y este, a su vez, el presente. No soy capaz de explicarlo. Ni si quiera después de tanto tiempo puedo llegar a entender qué había pasado en realidad.
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¿Sigues aquí?
RomanceLucy es una chica que está perdidamente enamorada de Marcos, un chico chulo, guapo, de ojos verdes al que cualquier chica desería tener. Empiezan a salir y todo es perfecto, pero hay un problema: él no la quiere. Por casualidad y destino, Logan apar...