Capítulo 10.

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"Cuz we lost it all, nothing lasts forever. I'm sorry I can't be perfect...Now it's just too late and we can't go back. I'm sorry I can't be perfect."

Marcos haciendo de las suyas, otra vez. Era 23 de junio por la noche, sábado. Estaba en la piscina sola disfrutando de la noche y de la soledad que me alcanzaba con la música lo más alto posible cuando recibí una llamada de teléfono: Hardin.

-Dime, Hardin.

-Estoy viendo a Marcos, borracho, hablando con su ex-novia.

-¿Perdón?- pregunté tanto como por lo de borracho como por lo de su querida ex-novia.- ¿Dónde estás?

-En la fiesta del local. Le he visto y le he ido a saludar cuando de repente ha llegado ella diciéndole que tenían que hablar y se han ido.

-¿Cómo sabes que va borracho?

-No, entonces no lo iba. Lo va ahora. Y es demasiado raro porque Marcos no bebe nunca así que le ha tenido que tocar mucho las narices.

-¿Le tienes a vista?

-Sí, está con ella.

"Joder".

-¿Qué están haciendo?

-Discutir.

-¿Por qué?

-Espera, que me acerco.- se hizo un silencio mientras yo esperaba una respuesta. Si volvía con ella ya era la gota que colmaba el vaso del todo.- Él le está diciendo que no le ha gustado su comportamiento en...no sé lo que ha dicho, no le entiendo.

-Acércate más, por favor.

-Y ella dice que no es su culpa. Marcos se está tirando de los pelos. Dice que no tenía derecho a meterse.

-¿A meterse dónde?

-No lo sé. Dice ahora que ella sólo estaba luchando por lo que quería.- silencio.- Marcos le ha contestado que ella nunca le ha querido una mierda, que la única chica que le has querido has sido tú.

Colgué. Lo sentía por Hardin, debería haberme despedido. Pero no aguantaba más escuchándole. Marcos era historia. No podía permitirme parar a pensar en lo que Hardin me había contado. Marcos y su ex-novia discutiendo por...¿mí? Sonaba a broma, a broma de mal gusto.

Salí de la piscina y me sequé con una toalla mientras apagaba la música. Por desgracia tardé un rato en secarme porque ya, evidentemente, no hacía sol y no podía entrar en mi casa mojada. Esa casa...llevaba viviendo ahí toda la vida. Era la casa que cualquier persona podía soñar. La puerta principal era marrón y tenía una fachada con ladrillos multicolores. Nada más pasar había un camino rodeado de farolas negras que llevaba al garaje. A sus lados había dos jardines. Había un escalón que separaba los jardines de otro nivel: a la derecha un porche que cubría la mesa y la barbacoa y una cuesta que daba a la piscina, a la izquierda otra cuesta vacía que también daba a la piscina. Millones de veces había intentado hacerme una "casa en un árbol" en aquella parte vacía cuando era pequeña. El chalet estaba en el medio. Era de piedra anaranjada. Desde el garaje de accedía a un sótano en el que mi padre tenía todos sus trastos y a la bodega. Siempre la habíamos utilizado como una sala de fiesta. Toda mi familia era música y mi padre se dedicaba a comprar instrumentos y aprender a tocarlos así que la bodega era como su pequeño almacén. También hay un baño, una barra, tres sofás en dirección a la televisión, un piano al lado de la mesa de mezclas y los ordenadores donde siempre ponían el karaoke, y la mesa para comer. Si subías por una escalera que había apartada te encontrabas en el segundo piso: el de las habitaciones (la mía, la de mis padres y la de mi hermana). Había dos baños, un salón y la cocina que daba a otro porche. Este no era de madera sino de ladrillo. Daba a otro jardín (el de la piscina) y se juntaba con las dos cuestas del principio. Detrás del todo estaba la piscina.

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