Ahora voy a hablar en presente.
Te quiero. Se me cae el alma a los pies cuando te veo. Me encanta cuando te picas, cuando intentas defender una pelota, cuando te pones rojo por el sol y abres los brazos para pedirle explicaciones al árbitro. Me encanta mirarte de lejos y me encanta tu media sonrisa. Adoro cuando te pones a gritar y te enfadas, cuando bajas corriendo a defender hinchando los mofletes y cuando celebras una parada o un gol. Es increíblemente perfecta tu forma de moverte. Y es adorable verte celebrar una primera parte ganada. Que me gusta hasta tu forma de beber agua, chaval. Ponerte la mano en la barbilla y observar un partido, es increíble.
Es lo más gracioso que he visto nunca verte indignado. Oírte hablar...creo que me estoy muriendo.
Y cuando se sienta una chica a tu lado y me dan ganas de matarla, de matarte. ¿Por qué me haces esto? Cuando cambiáis de campo y lo único que puedo pensar es que vas a jugar en mi lado, que te voy a poder ver más cerca. Sueno a loca, lo sé. Pero eres tú quien me lo ha vuelto. No me des dos besos, cabrón, que me matas, que me das la vida. Tú y tus puñeteros ojos verdes.
Es increíble lo muchísimo que ha cambiado mi vida desde este verano. Personas que hace un par de meses atrás eran de la más importantes y ahora no están. Me da igual, no los he echado, se han ido.
Increíble como pasa el tiempo, cómo después de todo paso a ser simplemente una más.
Con lo que hemos sido.
Ojalá pudiera odiarte. Ojalá pudiera insultarte y decirle a todo el mundo lo cabrón que eres, mirarte mal y sentir un rencor inmenso hacia ti. Si fuese así sería todo mucho más fácil. Si tú también pasases a ser uno más de la lista negra como Marcos u otros tantos no estaría en esta situación. Me veo obligada a decirte adiós mientras te veo girarte y andar. Es una puta pesadilla que tengo todas las noches. Verte marchar. No quiero. Es como si contigo se fuese una parte de mí, una de las más importantes aunque suene a exageración. Te veo de pie, todos los días. Ni te terminas de ir, ni te terminas de quedar. Estás en una especie de limbo que me mata día a día.
Hasta mis padres me han pedido que lo olvide, que no merece la pena. No puedo. Intento cerrar tu libro y lo único que hago es escribirlo.
Me llena. Te tengo en una especie de mundo paralelo en el que no te puedes negar a estar a mi lado. Allí todo es mucho más fácil.
Me escucho a mí misma pensarte y te prometo que a veces pienso que estoy loca. Que ni digo ni hago cosas normales y que tú tienes gran parte de la culpa.
Estás en cada esquina, cada rincón de este puto pueblo, cada canción, cada persona y cada momento, en cada voz que me recuerda que estoy ligada a ti, que todo el mundo me asocia a ti, y que no puedo hacer nada por impedirlo.
Todavía te recuerdo si voy por la calle y me cruzo a alguien con tu colonia. Era maravilloso poder estar cerca de ti entonces.
Cómo decirlo, Logan... Vete a la mierda.
Era 7 de julio. A pesar de que las vacaciones no empezaron bien estaban empezando a tomar un buen rumbo.
Con Sadney todo bien. Ella por su lado y yo por el mío.
Era de noche ya. Habíamos pasado un día estupendo en la playa y mi padre me había comprado unas Converse blancas.
Mi hermana y yo hicimos una pandilla de amigos de personas con edades muy diferentes (entre 12 y 23 años) y nos fuimos con ellos a pasear por la playa.
De madrugada, ya en la habitación me metí a Twitter porque no podía dormir. Se había liado.
Al parecer una chica había fingido que se había suicidado para que se dejasen de meter con ella haciéndoles ver el daño que hacían y consiguió justo el efecto contrario.
ESTÁS LEYENDO
¿Sigues aquí?
RomanceLucy es una chica que está perdidamente enamorada de Marcos, un chico chulo, guapo, de ojos verdes al que cualquier chica desería tener. Empiezan a salir y todo es perfecto, pero hay un problema: él no la quiere. Por casualidad y destino, Logan apar...