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El imperio del Dragón.
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Ciudad Prohibida, Pekín.
Una gran nube negra de oscuridad había rodeado todo el imperio chino trayendo consigo desgracias para todo el pueblo. Intensas lluvias azotan una parte del reino y una terrible sequía azotaba, dejando a la gente sin hogar y sin alimento.
El imperio chino no estaba pasando por un buen momento y eso era más que obvio, pero como si no fuera suficiente esas nubes negras de lluvia y de sequías otra nube más apareció encima del imperio empeorando todo; esa nube negra eran los otomanos.
La noche había caído en el gran imperio, todo el pueblo se encontraba en un profundo silencio sereno qué traía calma a sus habitantes, los cuales dormían tranquilos a pesar de la inquietante situación. Dicha tranquilidad no les permitió darse cuenta que dentro de las fortalezas del gran palacio imperial todo estaba intranquilo y que, por las calles del reino los carruajes de los altos funcionarios, eruditos y ministros de la corte imperial salían de sus mansiones para ir al palacio: todos sin excepción alguna habían sido convocados de emergencia por el emperador Jiajing.
Dentro de la cámara del consejo real se encontraban los directores de los tres departamentos, los seis ministros y la familia real masculina: todos los señoríos de alto rango qué estaban involucrados con los asuntos del imperios estaban presentes sin excepción alguna.
Había un silencio qué reinaba en aquella sala, nadie se atrevía a levantar la mirada. Todos estaban ansiosos y algunos tenían miedo, no de la situación sino del hombre que estaba sentado en medio de la habitación mirándolos a todos de manera hostil.
—Los otomanos conquistaron Armenia —Informó el hombre con Ia voz temblorosa — y asesinaron a toda nuestra gente. Es cuestión de semanas para que tomen Azerbaiyán.
Todos los presentes en la sala tenían un semblante preocupado, pesimista pero sobre todo temeroso ya qué desde el inicio del consejo el emperador no había dicho nada y eso era preocupante. Sabían que esta situación lo estaba enfureciendo e iba descarga esa ira con todo ellos.
—Nuestro imperio peleó con el imperio persa para obtener Armenia y Azerbaiyán —habló el emperador con un tono serio —, perdimos 10 mil soldados pero honramos sus muertes al obtener la victoria. Ahora todo ese esfuerzo y pérdidas son en vano porque ahora los otomanos tienen mis territorios, ¡los territorios por los que tanto luchamos están bajo el sultanato otomano! ¡¿Cómo sucedió esto?!
La imponente ira del Emperador Jiajing hizo temblar a todos en el gran salón haciendo qué bajaran de nuevo sus miradas al suelo con temor. La furia del emperador causaba tanto miedo que nadie se atrevía hablar, unos a otros se miraron tratando de buscar una respuesta, mientras que otros tragaron saliva. Nadie espero que mientras lidiaban con sus problemas internos, el imperio otomano aprovecharía para invadir otro de sus territorios. Hace dos años el imperio otomano había conquistado Georgia uno territorio más que pertenecía al imperio chino, pero los otomanos lo tomaron como suyo y ante esto ambos imperios han tenido enfrentamientos entre la frontera de Armenia y Azerbaiyán, enfrentamientos de los cuales ninguno ha salido victorioso y las pérdidas han sido iguales para ambos imperios.
