Parte V

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En el baño personal de la princesa Meixiang, un ambiente tranquilo y relajante reinaba en el aire. La tina qué estaba al ras del piso, era un elegante remanso de paz. El vapor se elevaba delicadamente, creando un velo etéreo a su alrededor, mientras el agua caía con suave murmullo desde una pequeña fuente en la esquina. El lugar estaba iluminado por tenues lámparas que reflejaban en el agua. La princesa Meixiang mantenía sus ojos cerrados disfrutando del vapor en su rostro y del agua caliente que la envolvía y aliviaba la tensión en sus músculos. Estaba sumergía en la tina, su cebza descansaba en la orilla de la tina, su cabello negro, mojado se esparcía en el agua.

Sin embargo, a pesar de la paz que la rodeaba, su mente estaba atormentada por recuerdos perturbadores.

El recuerdo de la ejecución que presenció hace días seguía atormentando, las imágenes de la sangre salpicando el suelo, las flores y la ropa de Rong Qiu parecían perseguirla. Aquella escena de hace días le recordaba dolorosamente el pasado, cuando ella misma había estado envuelta en la violencia y la sangre.

los recuerdos del pasado comenzaron a emerger como sombras en la penumbra de su mente. Imágenes fragmentadas de su infancia surgieron en su mente, evocando una mezcla de dolor y tormento. A pesar de su deseo de alejar esos recuerdos, no pudo evitar revivir aquellos momentos difíciles.

Los recuerdos se entremezclan dentro de ella confundiendola e inquietandola. Aquellos recuerdos parecían tan vividos qué sentía que estaba volviendo a experimentar el pasado.

Meixiang abrió de golpe sus ojos sintiéndose abrumada y sofocada por el pasado. Era tan grande el miedo y el trauma de la joven princesa que el vapor caliente en su rostro se sintió como la sangre espesa.

Sintiéndose sucia, Meixiang llena de exasperación tomó el estropajo y comenzó a frotar su cuerpo con fuerza, como si quisiera borrar así las huellas del pasado. La piel se tornó rojiza debido a la fuerza de fricción, comenzaba a doler pero la princesa no se detuvo. No quería sentirse sucia, no quería sentir esa sensación de nuevo solo quería liberar la frustración y el dolor que la atenazaba.

Finalmente, llena de impotencia y agotamiento, Meixiang tiró el estropajo lejos y se hundió en la tina, sumergiéndose completamente en el fondo tratando de apagar su mente y bloquear sus recuerdos.

Meixiang dejó que el agua la envolviera y borrará la amarga y añeja sensación en su cuerpo confiando en que se relajaría y volvería a encontrar la calma.

Después de unos minutos Meixiang emergió de la tina y un halo de serenidad y control se mostró en su rostro. Lentamente se puso de pie dejando que el agua se deslizara por su cuerpo y con cuidado salió de la tina dejando que las manos de sus sirvientas la envolvieran en una toalla para secar su cuerpo.

𝐂𝐡𝐢𝐧𝐞𝐬𝐞 𝐒𝐧𝐚𝐤𝐞 (Ș𝐞𝐡𝐳𝐚𝐝𝐞 𝐌𝐮𝐬𝐭𝐚𝐟𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora