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El anuncio imperial
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A medida que la mañana caía sobre el palacio de Topkapi, la sultana Mahidevran y Gulfem Hatun paseaban por los pasillos en silencio, envueltas en un aire de intriga. Las sombras danzaban en las paredes, reflejando la incertidumbre que se había apoderado del lugar.
—¿Sabes por qué nos ha convocado el sultán al harem? —preguntó Mahidevran, rompiendo el silencio con una voz llena de curiosidad.
Gulfem frunció el ceño, mostrando su desconcierto ante la situación y negó ligeramente sosteniendo la falda de su vestido, mientras continuaba caminado.
—No tengo idea, mi sultana. Solo nos solicitaron la presencia de todas en el salon imperial del harem. Parece que el sultán tiene algo importante que anunciar —respondió Gulfem con una expresión pensativa, sus ojos buscando respuestas en el rostro de su compañera.
Las dos mujeres intercambiaron miradas cargadas de interrogantes, compartiendo la misma sensación de incertidumbre que flotaba en el aire. Continuaron su camino hacia el salon imperial del Harem preguntándose el motivo de dicha llamada, ¿qué habrá pasado? ¿que era ese asunto importante? Desde su llegada de la invasion no dijo nada al respecto y ahora convocaba a todos para dar un anuncio, era algo sumamente raro. Mahidevran solo rezaba para que no fuera nada malo para ella y para su hijo.
Mientras tanto, en los bulliciosos pasillos del palacio, los pashás, visires, beys y efendis más importantes se dirigían hacia la sala del trono, no solo ellos sino tambien los principes. Se movían con prisa, cada uno ansioso por llegar a su destino antes de que comenzara la reunión. En la majestuosa fortaleza del palacio en la ciudad de Pekín, varios días después de la invasión la escena era similar. Ministros y príncipes se congregaban en el gran salón imperial del trono, donde la mayoría ya había llegado y los ministros se murmuraban entre ellos, tratando de descifrar el motivo de esta inusual reunión. Todos los eruditos y ministros de los tres departamentos y demás cargos estaban reunidos junto con los principes que tenían la mayoría de edad, entre ellos estaba el príncipe heredero como marcan las normas y costumbres el príncipe heredero estaba hasta el frente con el resto de sus hermanos esperando la llegada de su padre.
Un ministro de hacienda, intrigado por la situación, se acercó a otro de los ministros que estaba cerca con una expresión inquisitiva en el rostro.
—¿Sabes qué está pasando? ¿Por qué hemos sido convocados aquí? Incluso la emperatriz está presente —preguntó en un susurro, su tono de voz cargado de curiosidad y desconcierto— debe de ser un asunto grave.
—Solo espero que todo haya salido bien con la invasión. Necesitaremos mucho alimento y manos que nos puedan ayudar para la restauración del reino —comentó uno de los ministros de agricultura con un tono preocupado, observando de reojo a la emperatriz Xiaole, cuyo semblante reflejaba seriedad y preocupación.
