✦ Can't dream ✧

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La misma respuesta una y otra vez

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La misma respuesta una y otra vez. Cada palabra que salía de su boca era expresada con tal seguridad que no dejaba lugar a dudas. Ella era parte esencial y de total confianza dentro de su personal por lo que dejó el tema de lado.

—¿Dónde está él? —preguntó quitándose los lentes dejándolos reposar sobre el escritorio.

So Hee sonrió cruzando las piernas.

—Terminando de arreglarse, señor.

—Quiero verlo —ordenó con la mirada fija en el ramo de rosas que mandó a comprar tan pronto salió el sol.

La mujer asintió apretando los labios.

—El chico todavía no ha desayunado, señor —recordó. Era una excusa tonta pero no perdía nada con intentarlo. Si pudiera evitar que Hyungwon pasara el menor tiempo con Kang, lo haría sin dudar.

Kang frunció los labios. —Trae su desayuno aquí.

Reacia a cumplir quiso usar otra excusa, pero Kang estaba lo bastante ansioso por ver a Hyungwon que la ignoró completamente.

—Ahora lo traigo —exclamó.

Salió de la oficina a paso apresurado entrando a la habitación principal como un torbellino. Hyungwon estaba sentado sobre una butaca frente al espejo permitiendo que una de las muchachas le peinara. Su mirada estaba perdida y de no ser porque So Hee se plantó a su lado no la hubiera visto.

—El señor quiere verte —anunció.

Hyungwon asintió. Sus dedos se movieron rápidamente para cerrar el blazer color crema. La camisa morada de satén dejaba ver su pecho pálido y él no quería que las caricias del día anterior se repitieran. De sólo pensar en esa posibilidad su estómago se revolvió.

—Hablé con él y piensa que ustedes estuvieron juntos anoche —comentó con una sonrisa ladina—. Así que si él te pregunta tu dirás que sí. Finge un poco de dolor o algo por el estilo, pero si él intenta saber más... Haz lo que siempre haces. Guardar silencio.

Hyungwon la miró con sus enormes ojos bien abiertos.

—Llevaremos tu desayuno a la oficina.

—Pero ya lo alimentamos —habló la jóven rubia.

So Hee rodó los ojos.

—Soy consciente de eso, yo misma lo pedí —tomó la mano de Hyungwon y lo puso de pie. El muchacho le sobrepasaba por varios centímetros pero la cabeza gacha y sus hombros caídos lo hacían parecer tan indefenso. —Estaré contigo.

—Bien —murmuró.

La cabeza de Hyungwon era un lío. No sabía exactamente como sentirse, en compañía de las muchachas estaba cómodo hasta cierto punto, pero cuando So Hee aparecía todos sus sentidos de ponían en alerta. So Hee era amable con él, pero su corazón no le permitía confiar del todo. Cuando llegó al internado, su tía lo trató como todo un rey las primeras tres semana pero al abrir los ojos en un nuevo día, ya usaba ese uniforme horrible. No terminaba de agradarle las prendas de telas finas y que mantenían partes de su cuerpo a la vista pero eran, sin duda alguna, mucho mejor que el ancho pantalón gris y la camisa de botones. La tela era gruesa y bastante calurosa, pero lo que más odiaba era tener que mantenerse pulcro aún cuando servía de esclavo para el resto de las chicas del internado. No por ser el único hombre tenía ventajas, al contrario, la pasaba igual o peor de mal que todas ellas. Los castigos eran crueles, las actividades pesadas y las clases le provocaban lágrimas que no podía siquiera dejar salir con el miedo de ser encerrado por días en el cuarto oscuro.

⭒ ❇ The Hidden Boy ❇ ⭒2WONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora