ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟶𝟷𝟺

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𝟮𝟰 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗽𝘁𝗶𝗲𝗺𝗯𝗿𝗲.

𝟯:𝟮𝟭 𝗮.𝗺.

Las calles se hicieron silenciosas.

Taehyung caminó junto a mi, él es un compañero de la facultad y se había ofrecido a llevarme hasta mi cuarto.
Yo cedi porque se estaba poniendo molesto al decir que se preocuparía al pensar que quizás no me dejaron pasar. Claro, no se lo permití por mucho tiempo porque apenas llegamos a la entrada lo mande de regreso.

Luego de eso, creo que fui directo a mi habitación; no recuerdo haberme desviado de mi camino habitual.

Después de saludar a un anciano que rondaba los sesenta y tantos años, antes de llegar a mi puerta, se que me desvíe hacia la azotea para ver las estrellas como regularmente hago.

Debo decir, que aunque el anciano no me parecio sospechoso en su momento, ahora que lo análiso a más detalle y viendo las cámaras de vigilancia con mis propios ojos, puedo decir que él fue quien puso la bomba en la caja de regalo.

──¿Entonces lo conoce, señorita?

──No. Jamás lo había visto.

──Mmm. Afortunadamente logramos identificar al posible sospechoso y ya lo tenemos bajo custodia. Debido a la baja calidad de resolución de las cámaras de seguridad, la imágen salió con distorsión, ¿Cree que pueda identificarlo?

──No creo que eso sea posible, tengo que viajar dentro de unas horas. No sabe, y la verdad es que no quiero lidiar con éste tedioso problema, así que no pienso acusar a nadie, y se que no son así de sencillas las leyes, pero quiero deslindarme de esto. Ustedes pueden seguir con las investigaciones, no me opondre y si es posible cooperare sin importar en donde me encuentre.

──Me temo que eso no será posible, y me atrevo a recordarle que no puede salir del hospital hasta que el doctor autorice el alta, señorita. ──Advirtió y dejó bien subrayado el hecho de que no puedo irme. Su firmeza me causó emoción, porque él no sabe que ni a Ignacio que fue mi jefe y es mi padre le obedesco. ──No se preocupe y por el momento descanse, señorita Evans. Apenas sean horas de visita vendré a ver como va su salud.

──Espero que tomen encuenta mis palabras, agente.

──...Claro. Por cierto, podría explicar la sangre derramada en el piso del pasillo. No me lo creerá, pero no he podido dormir por la duda.

──..Oh... Eso quizá sea porque estába mi pierna herida.

──...Ya veo. Me parece que eso no lo menciono antes, ¿o me equívoco?

──Creo haberlo hecho. ──Insinue sin llegar a confirmarlo. Una confecion así, solo me traería más problemas en el futuro si tomamos en cuenta lo perspicaz que éste tipo esta resultando ser.──Pero no lo recuerdo muy bien, ya sabe, por la contusión y eso.

──Usted gana. ──Cerro de golpe los dos extremos de su libreta, en la cuál anotó mi declaración, supongo. ──Me despido. Espero se recuperé pronto.

El agente Conor al final salió, pero no había dejado seguridad en la puerta como yo lo supuse una hora antes, cuando me acribillaba con preguntas y no disimulaba nada el hecho de que no me creía en lo absoluto.

Baje de la cama cuando me asegure que ya la enfermera había dado sus últimas dos rondas. Había estado viniendo y llendo cada media hora, y me había dicho que como todo hiba bien conmigo, seguro que de mañana al lunes ya me estarían dando el alta, pero por supuesto que no podía esperar hasta el lunes, así que comencé a cambiar la bata por la ropa que primero encontre.

Ignacio me venía pisando los talones; los hombres con los que había jugado anteriormente a las atrapadas me dejaron muy en claro ése punto. No me arrepiento de haberles herido el orgullo y debo admitir que esa emboscada había sido genial. Sin embargo, dada mi falta de condición en escenarios reales, no podía darme el lujo de jugar.

Acabe rápido con ellos, porque si no me tomaba encerio la pelea no podría haber salir consiente de ahí.

Tras salir del hospital, llame a Eros. Él era el único que siempre me ayudaba en cualquier cosa, [sin preguntar] así que le pedí que llevará mi maleta y el bolso al aeropuerto.

Subí al avión y me sentí tranquila. Ir ahí y saber con certeza que a cada instante me alejaba más de él, fue realmente esperanzador. Hace ya un tiempo que no lograba sentírme haci apesar de llevar una vida pacífica los últimos tres años. Sin embargo, esa sensación amarga en mi boca no desaparece.

𝟮𝟱 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗽𝘁𝗶𝗲𝗺𝗯𝗿𝗲.

Ésta triste sensación de arrepentimiento.

La sola idea que atraviesa mi mente de que estoy huyendo de nuevo me dan...

Creo que estoy apunto de vomitar.

Estás náuseas no desaparecen y es difícil para mí saber si son por la emoción de verlos o porque sé que estoy huyendo.

Debe de ser la presión.

Quiero negarlo, pero es la misma sensación que tuve en la fuga de mi noveno cumpleños.

Era seguro que fuera un poco de ambas...

La adrenalina.

──¿Por qué? ──Suspire──¿Por qué hay tantas personas aquí?

Hace más de una hora que estoy en el aeropuerto de Incheon, en una zona donde a las personas las revisas minuciosamente, porque parecía que no avanzaban a pesar de ser ya tarde.

Estoy arta, siento la presión baja; me siento aturdida y mi cabeza parece que esta a punto de explotar. La jaqueca otra vez, porque cuando al fin subí a un taxi y el viento me dio en el rostro, puede sentir como entre la comodidad del auto el dolor disminuía.


















ʚ ɴᴏ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴠᴏᴛᴀʀ, ᴘᴏʀ ᴇsᴛᴇ ʏ ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ. ɞ

ɢʀᴀᴄɪᴀs ッ



𝟶𝟾.𝟶𝟹.𝟸𝟺

_V_

𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 ||☘|| 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝓣.𝓹˚ [+❶❽] 𝗝𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora