18. Muchos "quizá"

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Capítulo narrado desde Edeline y Ferdinando Radetti.



Edeline Radetti.

―Te has vuelto loca ―asegura Carson.

―¿Loca? ―grito―. Piensen lo que quieran de mí, no puedo prohibírselos, pero saben perfectamente que no lo estoy. Ahora, necesito que reúnan a todos los soldados de la guardia real. Tienen cinco minutos para ello, atenlos y cúbranles la cabeza a todos―agrego de último momento.

Estefan asiente en silencio, y se va.

―Te equivocas, petit, estás perdiendo de vista quién es realmente tu enemigo. Porque yo no lo soy.

No digo nada y después de que me lance una última mirada llena de decepción, da media vuelta, alejándose a grandes zancadas.

Bajo la cabeza, tratando de ahogar mis sentimientos, de guardarlos por el momento.

A pesar de que te estés derrumbando por dentro los demás no deben darse cuenta de ello jamás; eso es algo de lo mucho que aprendí de mi madre.

Inhalo una gran bocanada de aire antes de agacharme a recoger la daga que está bajo mis pies. El cielo comienza a aclararse y gracias a eso es que ahora puedo distinguir mejor su diseño. El mango parece ser envuelto por raíces,y a la vez, éstas mismas tienen diminutas espinas. Me recuerda a una rosa y ésta, a la vez, a Garnett.

Limpio la sangre con el uniforme que traigo puesto, y guardándola entre la bota me paro.

Levanto la vista y se cruza con la de Rebecca.

Está parada a unos metros de distancia, su rostro se ve cansado y su ropa sucia, puedo ver que lucha decidiendo si debe acercarse a mí o no.

Decide que no, desvía la mirada cuando su hermano llega a un lado, deja lo que trae en manos y se abrazan.

Un inevitable deseo por sentir la seguridad de que alguien me quiere me invade, pero debo admitirlo: no tengo a nadie.

Estefan y Rebecca se separan, murmuran algo y en algún punto de su conversación voltean a verme.

Rebecca le dice algo más y viene directo a mí.

―¿Line? ¿Cómo te encuentras?

― ¿Qué te ha dicho tu hermano? ―me apresuro a decir; mi voz suena tensa.

―Nada, él sólo...

―Sólo te ha dicho que me he vuelto loca ¿no?

―No, no creo que lo estés. ¿Qué sucedió? ¿Cómo es que todo esto pasó?

―Si tú lo sabes, dímelo.

―¿Qué estás tratado de decir? No puedes creer que yo también...

―Sólo tres personas saben quién soy en realidad, Carson, Estefan ―cruzo los brazos― y tú.

―Ellos tienen razón.

Le ofrezco una sonrisa amarga y me giro, dejándola sola.

―¿Por qué estás tan segura de que ellos querían acabarte específicamente a ti? ―grita cuando voy a medio camino.

Me detengo y le planto cara.

―Quizá tienes razón ―regreso hasta donde ella está y sin titubear hablo―: quizá lo que querían era acabar con todos, lo cual sería peor, entiendo que puedan traicionarme a mí, pero causar la muerte de los que son como ustedes es...Porque entiendo una cosa, fuimos delatados, quizá no sabían de mí, o quizá sí, pero eso no importa. Algo me dice que los traidores... fueron ustedes. Y las personas así no valen la pena.

Sin alas © || [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora