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Canmex
Híbridos

Canada - Oso grizzly (pardo)
México - lobo mexicano

Canada - Oso grizzly (pardo)México - lobo mexicano

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— Honey~

Susurro el de pelos castaños y rizados en el oído de su pareja, quien seguía durmiendo plácidamente, enredado entre las sabanas dejando expuesta su espalda morena desnuda y sus largos cabellos negros, que llegaban hasta sus hombros que a su vez eran adornados por un par de orejas puntiagudas de color café con tonalidades grises.

— My sweet honey~

Se subió arriba de el sin aplastarlo del todo, dejó que su pecho se recostara en la espalda del contrario y acercó su boca a la nuca del lobo, y soplo con la intención de fastidiarle.

— ¿Qué te pasa?

Se quejó mientras que con su brazo lo empujaba aunque solo causó un par de risas por parte del canadiense.

— Vamos afuera, es un día lindo.

— Claro que no...

El mexicano murmuró antes de voltear su rostro y ver al castaño.

— Esta nevando, ¿Ya viste por la ventana?

— Claro que vi, es perfecto, además, ¿Desde cuando mi querido lobito no tiene energías?

— No lo se... desde que mi querido oso decidió dar inicio a la luna de miel apenas llegamos a la cabaña.

— ¡Oh vamos! Hay que salir un rato.

Tomó el cuerpo del pelinegro para abrazarlo, poniéndolo arriba de su regazo.

— Buenas noches.

Dijo sin más el mexicano antes de dejarse caer en el cuerpo del canadiense, escondiéndose en su cuello.

Canada pasó sus manos por la espalda desnuda dando suaves caricias tratando de aliviar el posible dolor que podría sentir. Con un poco de esfuerzo, se levantó de la cama con el mexicano entre sus brazos y lo llevó al baño donde ya había dejado agua caliente para tomar un baño.

Probó el agua antes de meterse junto a su lobo en la tina para despues empezar a bañarlo mientras que el de piel ligeramente más morena se dejaba hacer con una sonrisa.

Al terminar, el híbrido de oso regresó a la recamara donde vistió al mexicano quien ya se había hartado de sus cuidados y decidió terminar de cambiarse por si mismo.

— Eres un necio.

México habló mientras bajaban las escaleras dirigiéndose al patio trasero que daba hacia una pequeña parte del bosque.

— Ponte un abrigo antes de salir.

El de cabellos castaños se acercó con uno de sus abrigos poniendoselo al contrario para después terminar de obligarlo a salir.

Ambos vieron como los copos descendían decorando el césped que antes era colorido por la temporada anterior. Caminaron de la mano mientras sentían el frío instalarse en sus cuerpos, o al menos solo el lobo lo sentía al no estar tan acostumbrado al frío como el oso a su lado.

— Te vez adorable.

— ¿Yo?

— Si, tu nariz se pone roja con el frío.

— Ya lo sé, por eso no me gusta mi piel, no es tan pálida, pero se nota si me sonrojo.

— Yo sigo creyendo que te vez adorable.

— Eres un oso meloso.

— Lo soy

Sonrio antes de abrazar al mexicano por la espalda, dándole un lindo calor que de cierta manera le quitaba el frío.

— Eres cálido, me encanta.

México recargo su cabeza en el hombro del canadiense sintiéndose tranquilo, cálido, feliz y lleno de amor aunque sus piernas estuvieran entumidas y temblará levemente.

— ¿Tienes frío? Ya te sentí temblar.

— Si, pero eres un oso berrinchudo y me obligaste a salir.

México volteó a verlo con molestia fingida en su rostro caunsandole ternura al canadiense.

— Lo siento lobito, volvamos antes de que te enfermes.

Volvió a tomarlo entre sus brazos, cargandole de nuevo hasta llevarlo a la cabaña.
























































































































































































Volvió a tomarlo entre sus brazos, cargandole de nuevo hasta llevarlo a la cabaña

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Listo!

𝚃𝚑𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙳𝚊𝚢𝚜 𝙲𝚑𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗𝚐𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora