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MexCor

En el reino Chino, no era un secreto el matrimonio de uno de los príncipes

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En el reino Chino, no era un secreto el matrimonio de uno de los príncipes.

Claro estaba que aquella noticia pasaba de boca en boca en cada uno de los ciudadanos, pero había un dato que nadie obtenía, ¿Con quién se casaría el príncipe surcoreano?

Todos en el reino soltaban sus sospechas sobre quien podría ser la pareja del joven doncel. Incluso en el castillo se desconocía esa información, solo algunos sabían el nombre del hombre.

Ahora mismo, en el castillo, Cierto rey caminaba por los pasillos viendo que todo estuviera perfecto acompañado del príncipe menor, Corea del Norte. Ambos caminaban dando indicaciones al personal que se cruzaba o los buscaba directamente. Mientras tanto, en otra parte alejada del lugar, en el jardín, para ser más precisos, un joven de piel pálida y cabello negro, merodeaba por los pequeños arbustos que se exponían de manera pulcra por todo el jardín, resaltando las bellas flores que se encontraban en ellos. Llegando así, a un pequeño kiosco decorado con rosales en cada extremo, siendo rodeado por un pequeño riachuelo que parecía más ser un trazo colo azul, el cual impediría el paso de no ser por un pequeño puente de madera que conectaba al kiosco con el jardín.

Tomo uno de los pliegues de su vestido y paso por el puente hasta llegar a las escaleras y subir con cuidado, pasando a estar recargado en uno de los barandales de la estructura.

Suspiró aburrido mientras observaba a su alrededor pensando en el evento que tendría en tan solo unas horas y dejó salir una sonrisa boba.

— Mi príncipe ¿No cree que debería estar arreglandose?

Una voz pícara se escuchó detrás de él haciendo que su sonrisa se ensanchara.

Corea se dio la vuelta encontrándose con el dueño de la voz ajena y utilizando el mismo tono de voz le contesto.

— ¿Debería?

— Por supuesto, ¿Qué pensaría su prometido si lo viera así?

Aquel hombre se acercó a el de manera amenazante dejándolo acorralado contra una de las vigas del kiosco y pasando sus manos a los barandales dejándolo sin escapatoria.

— No lo se, ¿Qué pensaría?

Le preguntó mientras pasaba sus brazos alrededor del cuello del contrario. Recibiendo un dulce beso en los labios, un pequeño pico antes de obtener su respuesta.

— Que te vez muy hermoso.

Ambos se miraron a los ojos por unos segundos en los que sintieron que su respiración se les agotaba.

El hombre volvió a acercarse, dándole un beso más duradero en el que ambos movieron sus labios en una danza suave, separándose solo cuando estaban quedándose sin aire realmente.

Al alejarse, el doncel fue abrazado por el más alto, siendo estrechado con cariño para después recibir un beso en su frente, Corea se limitó a pasar sus brazos a los hombros ajenos y recargar su cabeza en su hombro.

𝚃𝚑𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙳𝚊𝚢𝚜 𝙲𝚑𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗𝚐𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora