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Bramex

— México no quiero ir

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— México no quiero ir...

— Ay por favor, no vamos a tardar, además solo voy a que me corten en cabello.

— ¿Pero por qué? Me gusta largo

El brasileño se quejó mientras subían al auto.

— ¿Por qué entrare a trabajar, el cabello largo no es práctico en la cocina.

Así fue todo el camino hasta que llegaron al salón que conocía México.

— Pff... una estética, ¿Por qué no fuimos a un barbero?

— Brasil, mi cabello llega hasta mi pecho y el corte que quiero no lo sabrá hacer un barbero, ya baja.

Hablo demandante asustando al más alto quien se rindió y bajo junto a su novio.

Cuando entraron al local, el olor a químicos llegó a sus narices haciendo que el brasileño quisiera quejarse de nuevo, pero al recibir una mirada seria por parte de su novio decidió no hacerlo.

Vio a México ir hacia una de las sillas frente al espejo donde una de las estilistas empezó a charlar con él. El moreno más alto se sentó en uno de los sillones de espera con aburrimiento, posando su vista a todos lados hasta que vio una mesa en una de las esquinas, ahí había una chica que acomodaba maniquís de manos, las cuales, tenían uñas de colores y formas.

Así que después de ver a ambos lados, se levantó llendo hacia la joven quien lo miro con una sonrisa.

— ¡Hola! ¿Quieres que te ponga uñas?

— ¿Uñas?

— Si, mira mis diseños.

Ella le extendió una carpeta con varios diseños en las páginas.

— Ah... si, pero ahora no traigo dinero y-

— No, no, no te preocupes, estoy practicando nada más. Siéntate.

El chico sin encontrar escapatoria asintió para despues tomar asiento, viendo como tomaba su mano y empezaba a limar sus uñas. Proceso en el que sintió como raspaban su piel en más de una ocasión pero guardo silencio, ya que la chica estaba muy contenta hablando sobre donde tomó clases y cuanto le costó.

— ¿De qué número las quieres?

— ¿Número?

— Tamaño

— Oh... pequeñas. Si pequeñas esta bien.

— ¡Perfecto!

De esa forma empezó un largo rato donde le ponían un tipo de gel en la uña y moldearlo. Cuando eso estuvo hecho le dio a escoger el color que tendrían además del diseño.

Pero él solo quiso el color negro.

Cuando solo faltaba una mano por pintar fue que llegó el mexicano hasta él.

— Corazón ¿Qué haces?

México lo abrazó por detrás y Brasil volteo a verlo con una expresión triste al ver su nuevo corte.

— Me pongo uñas.

— ¿Enserio?

— Si, ¿Te gustan?

— Son lindas... oye ¿Eso es sangre?

— Fue un accidente...

Se apresuró a decir la chica avergonzada.

— Esta bien no te preocupes.

Hablo el mayor quitándole importancia a pesar de que le dolió mucho.

Cuando Brasil terminó se despidieron de la chica y regresaron a su hogar diciendo que regresarían para ponerle uñas al mexicano.



































































































































































































































Cuando Brasil terminó se despidieron de la chica y regresaron a su hogar diciendo que regresarían para ponerle uñas al mexicano

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𝚃𝚑𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙳𝚊𝚢𝚜 𝙲𝚑𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗𝚐𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora