Epílogo

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La vista de aquellas casas coloniales pintadas con sus colores vivos y alegres siempre le hacían recordar a Daniela la primera vez que había estado en aquella ciudad. En ese entonces era una chica recién graduada con unas inmensas ganas de viajar y comerse al mundo antes de encerrarse entre las cuatro paredes de una de las oficinas de la empresa de su padre.

Lo que no sabía y no había esperado es que su primer viaje la llevara directo a los brazos de la mujer a la que amaba con locura e incondicionalmente, para Daniela era más que claro que Poché era, es y siempre sería el amor de su vida.

—¿En qué tanto piensas? — la castaña sonrió al escuchar la voz de su ahora esposa quien se sentaba a su lado en el banco colgante de la terraza.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? — le preguntó a Poché.

—Sí — respondió la ojiverde — Recuerdo haber chocado contigo a la entrada de aquel café.

—¿Crees que encontrarnos ahí haya sido por casualidad? — preguntó Daniela mirándola a los ojos.

—No lo sé — respondió la ojiverde — Tal vez sí, tal vez no. Quizás solo fue que el destino quiso que así fuera. ¿Qué tienes ahí? — preguntó Poché al ver el libro que Daniela tenía a su lado.

—Es un libro que encontré entre tus cosas — respondió la castaña extendiéndoselo a Poché para que lo viera — Estoy comenzando a leerlo y es muy interesante.

¿”Burbujas de Universo”? — Poché frunció el ceño al ver el título — No lo recuerdo, ¿de qué trata?

—Es una teoría que plantea que existen diversos universos conviviendo en el espacio, cada uno es como una burbuja, algunos chocan entre sí desapareciendo mientras que otros se separan uno del otro — explicó la castaña — Aunque hay ocasiones en los que algunos de ellos se acercan tato que terminan uniéndose y formando uno nuevo, creando una nueva historia entre quienes lo habitan.

—Vaya — respondió Poché atenta a lo que Daniela le contaba — eso suena un poco loco ¿no te parece? Aunque a hora que lo mencionas tengo la impresión de que ya lo había escuchado antes.

—Seguramente lo habías leído, es tu libro — le dijo la castaña riendo — Y sí, como dices suena a algo loco, pero no sé… — Daniela lo pensó un momento —Imagínate que tú y yo vivíamos en un universo diferente y en algún momento estos se unieron formando uno nuevo permitiendo que nos conociéramos.

—Me parece una locura — dijo Poché riendo — Pero ¿sabes algo? Siento que tú y yo estábamos destinadas a estar juntas que no importa cuántas vidas o cuántos universos hubiera tenido que recorrer para encontrarte. Yo los recorrería todos hasta dar contigo.

Daniela sonrió ante las palabras de su esposa, y no pudo evitar acercarse para besarla en los labios. Poché respondió el beso sintiendo el calor que inundaba su cuerpo, exactamente como la primera vez que se había topado con Daniela. Para la castaña también cada beso significaba revivir aquella sensación nuevamente.

—Te amo — dijo Poché al separarse y juntando su frente con la de la castaña.

—Y yo ti — respondió Daniela.

Ambas se quedaron así sintiendo la paz que cada una le brindaba a la otra. Una paz que fue interrumpida por el llanto de un bebé procedente de la habitación.

—Yo voy — poché sonrió y se separó de su esposa poniéndose de pie haciendo reír a Daniela.

—Poché — la castaña la llamó haciendo que la ojiverde volteara a verla — Yo también te hubiera buscado en cualquier universo que fuera necesario.

Poché sonrió y se dirigió al llamado de su pequeña y dejando a Daniela mirando hacia el horizonte, agradeciendo a su destino que la hubiera colocado en el mismo tiempo que la mujer que amaba.
 




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