Se encontraba recostada de costado sobre la cama con el codo apoyado en el colchón mientras que con su mano sostenía su cabeza.
El silencio que reinaba en la habitación era roto únicamente por el sonido de la respiración acompasada de la mujer que se encontraba acostada boca abajo a un lado de ella. Llevaba ya varios minutos observándola, su cuerpo cubierto únicamente por la fina sábana por debajo de su cintura dejaba su espalda al descubierto, sus cabellos esparcidos sobre la almohada.
Sin poder evitarlo rozó con la yema de sus dedos la tersa piel de la mujer que se había convertido en la razón de su vida desde el primer segundo en el que sus destinos se cruzaron e incluso muy dentro de ella sentía que desde antes de aquel día.
Deslizó sus dedos arriba y abajo, se acercó y posó sus labios sobre ella dejando suaves besos desde la base de su cuello hasta el comienzo de sus caderas.
La morena se movió sobre el colchón dando a entender que se había despertado. La castaña detuvo su tarea cuando la sintió moverse.
—¿Por qué te detienes? —preguntó la mujer frente a ella con la voz adormilada y girando su cabeza para poder verla, apartó con una de sus manos los mechones de cabello que tenía sobre el rostro haciendo que la mirada de ambas mujeres se juntase.
—¿Te he despertado? — preguntó con una sonrisa en el rostro.
—No me molesta despertar si es así — le respondió la ojiverde para besar suave y fugazmente sus labios.
—¿Te he dicho que te amo? — preguntó la castaña.
—No en los últimos… — la ojiverde lo pensó un momento mirando la hora en el reloj que había en una de las mesitas de noche — 90 minutos.
—¿Tanto tiempo ha pasado? — dijo la castaña fingiendo confusión.
—Sí, ¿crees que es eso justo? — la cuestionó la ojiverde mirándola profundamente a los ojos.
—No, definitivamente no — respondió la castaña — tendré que solucionarlo.
—Creo que es lo justo. — dijo la ojiverde sonriendo.
La castaña volvió a sonreír y apartando la sábana acercó su cuerpo al de la ojiverde uniendo sus labios en un beso lleno del inmenso amor que sentía por ella…”—Hola — una voz a su lado la hizo reaccionar.
Daniela llevaba ya varios minutos sentada en una de las mesas de la cafetería de la universidad esperando a Kim, mientras lo hacía no pudo dejar de pensar en el nuevo sueño o “visión”, ya no estaba segura de cómo llamarlo, que había tenido durante la noche.—Kim, hola — saludó a la rubia poniéndose de pie para darle un abrazo y un beso en la mejilla.
—Perdón, el profesor se extendió con su discurso sobre las pocas semanas que nos quedaban para la graduación — Kim explicó mientras tomaba asiento frente a la castaña.
—Descuida — contestó Daniela — llegué hace unos minutos. ¿Quieres pedir algo de comer?
—Sí, no me dio tiempo de desayunar y muero de hambre — Kim hablaba mientras levantaba su brazo llamando la atención de uno de los chicos que atendían.
El joven se acercó con un par de menús y se los entregó a las chicas, esperó un momento en lo que decidían. Kim pidió un emparedado de pavo y un té frío de frutos rojos, mientras Daniela optó por una ensalada de pollo y un latte de vainilla frío. El chico tomó nota y se retiró dejando a las dos chicas solas.
—Y ¿cómo te fue en la reunión con Johann? — Kim le preguntó a Daniela en cuanto el mesero se marchó.
—Bien — respondió la castaña — Fue no sé… como raro todo — Kim frunció un poco el ceño al escucharla.
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Tiempo y Destino
FanficCuánto tiempo necesitas para que tu destino se cruce con el de otra persona...