Cap. 9 | El momento menos indicado.

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Luego de esa pequeña persecución y de los disparos, Integra creía que el vampiro se quedaría un rato sanando en el piso, por lo que aprovechó para correr fuera de su habitación queriendo huir. Lamentablemente no salió como hubiese querido, al dar unos cuantos pasos fuera, su pie fue tomado bruscamente por algo negro y rojizo de apariencia semi líquida, haciéndola caer casi de cara si no fuera por sus reflejos que le ayudaron a meter las manos antes del impacto.

Alucard la había alcanzado, y ella ya no tenía balas, ¿Acaso era su fin? Se convertiría en la próxima víctima del nosferatu en cuestión de nada. Gritó asustada, sacudiendo su pierna desesperadamente queriendo zafarse del agarre, con poco éxito en ello.

Quería cerrar los ojos y dejarse llevar por la muerte que le esperaba, fue una idea que conforme los segundos pasaban, más se adentraba a su mente. No obstante, la mujer no se dejó vencer tan fácilmente, dió una dura batalla hasta que el mismo Alucard se materializó nuevamente, ahora frente a su ama, siendo su mano la que detenía el pie de Integra.

—¡Maldito monstruo, déjame! –gritó ella, parando sus patadas para únicamente mirarlo con desprecio y escupirle odio con los ojos.

Esa mirada de nuevo, no, no podía ser. El vampiro se sintió tan acorbadado, no podría ponerle un dedo encima a la rubia si ella lo veía así.
La dejó tranquila y alzó ambas manos en señal de rendición, la Sir se puso de pie inmediatamente y retrocedió varios pasos.

—Por favor no se vaya, mi ama... –pidió el hombre de rojo, rogando, básicamente.

—Alucard... Yo esperaba más de ti. –respondió la rubia, causando una gran reacción en el nosferatu.

Se sorprendió, se confundió, le dolió... ¿Qué era esa punzada en su corazón que dolía de una forma no física? Sintió su pecho más pesado y su rostro dejó de expresar algo repentinamente. Tragó saliva y asintió a las palabras de su ama, hincándose ante ella, cerró los ojos.

—Lamento mucho todo lo ocurrido, Integra... –no mentía. Una inesperada culpa llegó a él desde que aquella mujer corrió espantada de él. —Ese hombre no me agrada, nunca lo hará... Pero tú sí lo haces, más de lo que piensas.

A la par que decía esa última oración se fue levantando del suelo hasta quedar con la espalda recta, lentamente abrió sus párpados encontrándose aún con la figura de la Sir, quien aún se mostraba a la defensiva y asustada.
Alucard odiaba verla así, le disgustaba saber que su carácter fuerte y demandante se extinguió por culpa suya.

—Entonces... –prosiguió el vampiro. Seguía la parte más difícil de su discurso dado a que soltaría una bomba de sentimientos de los que él no estaba del todo seguro. Lo sabría al decirlo. —Sir Integra... Yo...

La miró a los ojos directa e intensamente. A la mujer le aterró esa clase de contacto visual, pero resistió.

—Yo estoy enamorado de usted, mi condesa. –mencionó aquel monstruo.

Las palabras rasparon su corazón y su garganta, le hicieron sentir que tenía un peso menos que cargar, en otro escenario pudiera celebrar por ello pero tras notar la reacción igualmente decepcionada y desinteresada de Integra, el vacío en su pecho reapareció y más grande que nunca.

—No me llames así, Alucard. –dijo ella, riendo por lo irónico que era todo.

El pelinegro notó esa ironía, el mensaje estaba más que claro, no se haría más el idiota y le daría a su ama lo que tanto demandaba; soledad.

—He dicho todo lo que tenía que decir... Me retiro, mi ama. –añadió el varón antes de desaparecer sereno del lugar, ahora con otras mil cosas por procesar.

She's not mine [AluGra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora