Cap. 11 | Al fin en casa.

64 9 3
                                    

Era mediodía, los fuertes rayos del sol golpeaban la ventana de la camioneta en la que viajaban Seras Victoria y Louis Bellerose, estando la chica protegida por una sombrilla que tomó al salir de casa.

En cuestión de días ese par había vivido cosas inesperadas, pasaron por situaciones muy difíciles, de vida o muerte, al menos en el caso de Victoria. Estaban cansados, pero más preocupados por su ama, necesitaban urgentemente llegar a la mansión y verificar el estado de Integra, perderían la cabeza si Alucard le hubiera hecho algún daño.

—Disculpe, señor... –le llamó Louis a un civil que pasaba por un costado del auto estacionado por el mayordomo. —¿Me podría decir en qué parte de Inglaterra estamos?

—¿En qué parte, dice? –el hombre sonrió. —Estamos en Bibury.

¿Bibury? ¿De verdad Jayden había conducido tanto? Louis dudó de la veracidad de su información al principio, pero luego de inspeccionar el rostro del peatón, no parecía mentirle. De igual manera esperaría a conducir más para confirmar.

El mayordomo agradeció y continuó el viaje.

—¿En serio cree que estemos en Bibury? –cuestionó Victoria mirando a su mayor. —Es algo lejos de Londres, ¿No?

—Lo es, estamos demasiado lejos de los cuarteles de Hellsing. No dudo que estemos en Bibury, acabamos de salir de un pueblo, lo más seguro es que sí. –y le irritaba saber que de verdad no estaban cerca. El tiempo seguía corriendo, Integra posiblemente estaba en peligro, eran tantas cosas que lo estresaban, algo que a su edad ya no era recomendable.

Y justamente por esa razón fue que condujo en silencio, Victoria no le molestaba, pues consideraba que la rubia tenía una personalidad muy amigable y adorable, la veía como una hija a la cual cuidar, le era imposible enojarse con ella.

Cada tanto la miraba de reojo, le preocupaba que el sol fuera a lastimar la piel de la vampiresa.

—¿La sombrilla es suficiente? –preguntó Louis en un semáforo en rojo.

—Lo es. –dijo Seras. —¿Cuánto cree que tardemos en llegar?

—Pueden ser horas, señorita Victoria, le recomiendo que no piense mucho en el tiempo, seamos pacientes y hagamos esto de la manera correcta, no puedo ir a una velocidad exagerada. –temía herir a inocentes por apresurarse. Confiaba en la capacidad de Integra por defenderse ella misma, tenía la corazonada de que estaría bien hasta que llegaran.

Y si no, terminaría con su vida.

Seras trató, dió todo de sí por no caer dormida en el día, pero no pudo. No supo cuando fue que morfeo la llevó con ella, obligando así a Louis a cuidarla del sol en lo que restaba del trayecto.

—¡Señorita Victoria, despierte! –la rubia brincó despertando del susto. Miró por fuera de la ventana; ya estaban fuera de la mansión Hellsing.

El sol seguía brillando, no pasaban de las tres de la tarde.

Al fin llegaron, Seras besaría el piso si no tuviese la urgencia de ver a su ama. Salió disparada del coche con sombrilla en mano, recibiendo una que otra quemadura en la piel expuesta que el objeto no alcanzaba a cubrir, pero no le importaba.

—¡Sir Integra! –gritaba Victoria a la par que corría dentro de la mansión.

Un par de guardias en la entrada exterior eran quienes protegían la mansión. De vez en cuando iban a vigilar dentro de la casa, pero no tardaban ni diez minutos en volver a su posición original.

Pues bien, esos guardias miraron desconcertados al par de sirvientes correr al interior de la casona, ¿Acaso habían dejado pasar por alto algo además del intento de homicidio de Alucard en la entrada principal de la mansión? Los dos cruzaron miradas, preocupados por perder sus empleos.

She's not mine [AluGra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora