Cap. 8 | Vampiro bajo sospecha.

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Integra se encerró en su oficina. Llamaba por teléfono a todos sus contactos tanto de la organización Hellsing como a los demás de la mesa redonda y conocidos, esto con el fin de saber el paradero de sus sirvientes Louis Bellerose, Jayden Charles y Seras Victoria, quienes habían desaparecido desde hace dos días ya.

Poco se sabía de ellos, no dejaron avisados a dónde iban ni a qué iban, no hubieron testigos cercanos... Un caso complicado de resolver.

Nadie le pudo proporcionar información, ni un mínimo detalle de dónde poder iniciar a buscarles. La mujer tomó uno de sus finos puros y lo llevó a sus labios, encendiendo este ella misma, manteniendo su postura recta y rígida en la silla, miraba a un punto no fijo.

«Menuda mierda.» pensó ella.

Era curioso que hubiesen desaparecido el mismo día que Sir Kennedy fue citado falsamente a la mansión para ser casi asesinado por su arma más peligrosa. Integra llevaba conociendo a Alucard por un poco más de diez años... Pero ese hombre ya había vivido más de quinientos, por lo que, fingir conocerlo es algo erróneo, él podía tener tantas tácticas de engaño pudiese imaginar.

El primer y único sospechoso en la lista de la señora Hellsing era él, el nosferatu. Tenía sus buenas razones para creer en ello, aunque igualmente podía ser falso dado a que Victoria iba con los demás, ¿Acaso Alucard mandaría lejos a su propia aprendiz?

Pensar en todo le daba jaqueca a la líder de Hellsing, así que prefirió abandonar el tema y ponerse de pie.

Desde ese desastroso día, ella ha caminado con cautela por los pasillos de la mansión. Mantenía ese semblante duro de siempre, sin embargo sus reflejos se afinaron, estaba alerta a cualquier mínima cosa que hiciese ruido cerca o lejos de su persona, esto por si Alucard tenía en sus planes ir contra Sir Integra... A la fémina le sabía mal tener esa idea, era algo imposible de ocurrir, quería creer ella, y se aferraba a la incapacidad del nosferatu por dañarla.

Guardó sus pocas cosas en los cajones correspondientes de su escritorio y se fue de aquella habitación, caminando a su alcoba con algo de paz, el día era bello después de todo.

Entró a su cuarto y se sentó en la cama. Muy pocas veces se daba el lujo de ponerse a descansar en plena luz del sol pero no tenía más por hacer, esas últimas semanas se iba a casa de Sir Kennedy en cuanto terminaba sus deberes en los cuarteles de Hellsing, sin embargo, dada la situación con Alucard, tuvo que cortar toda comunicación con el joven Vincent.

Integra estaba tan confundida, sus pensamientos eran un nudo apretado que la tenía hasta altas horas de la madrugada buscando respuestas que no encontraba, hiciese lo que hiciese.

¿Cuándo fue la última vez que se enamoró? Fácil, nunca se enamoró en su joven vida, dedicó todas las horas de su infancia y adolescencia en atender la organización de la familia, en ser el ejemplo que su padre hubiese querido cuando le heredó el liderazgo y la convirtió en el doceavo Caballero Protestante.

Amar, querer, ¿Qué diferencia había entre uno y otro? Por fin tuvo tiempo y ganas de experimentar y aprender más de ese lado suyo tan escondido y poco conocido por la gente, justo en su momento de aprendizaje fue que Alucard inició a joderle la vida. Era a propósito pero la señora Hellsing no lo aceptaba, se negaba a creer que uno de sus sirvientes la jodía por egoísmo.

—Walter, te necesito tanto... –susurró y tras un suspiro tomó uno de los mechones de su melena y jugó con él, hundida en su propio mundo.

Ese anciano pudo haberla ayudado en situaciones como esa... Si tan sólo él hubiese aguantado las ganas de pelear con el nosferatu, ahora estarían ambos ideando un plan contra el ex-conde para que se quedara quieto.

She's not mine [AluGra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora