Capítulo 11: "Por perro"

53 6 1
                                    

Al día siguiente, me despierto con el móvil llenísimo de notificaciones, muchos de ellos son de Javier (es demasiado pesado, ya me estoy cansando de él). Me he fijado en que uno de los mensajes de Javier dice "T/N, te escribo porque estoy en el aeropuerto, en 10 minutos subiré al avión para ir a Colombia". Yo me quedo flipando, no sé qué decir, qué hacer ni qué pensar.

También tengo dos mensajes de Sebastián, el que más me ha llamado la atención es uno que dice: "Mi princesa, este mensaje te llegará cuando despiertes, pero quiero que sepas que me acabo de subir al avión, voy de vuelta a Colombia mi niña preciosa 🥰". Ahora quiero gritar, saltar, llorar de alegría... Por fin estaré otra vez con mi Sebas.  

—¡Vickyyyyyyy!!!—grito para que se despierte. Ella de un salto se despierta.

—Joder T/N me has asustado.—dice—¿Qué pasa, por qué tanta emoción?—pregunta ella frotándose los ojos.

—Sebastián está de camino a Colombia!!!! YA ESTÁ EN EL AVIÓN!!!!—le digo casi llorando de alegría.

—¿CÓMO? Tía que guayyyy—dice ella saltando de la cama y abrazándome.

—Pero hay algo malo...—empiezo a decir—también viene Javier.

—¿QUÉ? ¿Por qué, cómo?—pregunta Vicky sorprendida.

—Sí, él cogió el avión hace dos horas...—le digo sin ánimos.

Media hora más tarde, Vicky y yo salimos de casa para ir a buscar a mi Sebas. Cogemos un taxi y vamos directas al aeropuerto. Por el camino suena "Tacones Rojos" y yo obviamente la canto a todo pulmón.

Cuando llegamos al aeropuerto, esperamos a que llegue el avión dónde viene Sebastián. Le queda media hora... YA QUEDA MUY POCOOOOOO, pero me doy cuenta de que el avión dónde viene Javier, le queda 1 hora.

—Tía mira... Al avión de Javier le queda 1 hora y al de Sebas media hora.—le digo.

—Ya veo, pero no te preocupes, para cuando llegue Javier, nosotras ya nos habremos ido.—dice poniendo una mano en mi hombro.

—Eso espero... —le digo.

Cuando llega el avión de Sebas, yo, impaciente y nerviosa, empiezo a buscar entre la gente que sale. Hasta que por fin lo veo, con una camiseta blanca, unos pantalones vaqueros azules y su maleta negra. POR DIOS, QUE GUAPO ESTÁ. 

Corriendo, voy a dónde él, lo abrazo y lo beso sin pensarlo. Es un beso lento sin desespero, con tranquilidad. Empiezo a llorar de alegría y vuelvo a besarlo en la boca. Sebas coge su maleta y nos dirigimos hacia Vicky, que sin darme cuenta la dejé sola.

—Hey Vicky, ¿cómo estás?—le pregunta.

—¿Qué pasa cuñadito?—dice Vicky bromeando.—Pues muy bien, pero no mejor que T/N jajaja.—dice ella feliz de verme tan contenta. 

Cuando llega el taxi, lo cogemos y nos dirigimos hacia nuestro hotel (Vicky y yo tenemos que buscar una casa propia). 

—Chicas, si quieren les puedo ayudar a comprar una casa, les presto plata si lo necesitan.—dice mi querido Sebastián.

—¿De verdad harías eso por nosotras?—pregunta Vicky emocionada.

—Obvio que haría eso por ustedes, T/N me encantas demasiado y quiero ayudarlas hasta que puedan pagarlo todo por vuestra cuenta.—dice Sebas encantador.

—Awww, Sebas, gracias por ofrecer tu ayuda.—le digo abrazándolo fuerte. Él me besa en la frente y yo me sonrojo.

—No es nada presiosa, no hay problema con ayudarlas.—dice. 

Entonces Vicky, Sebas y yo nos bajamos del taxi y subimos al hotel. Cuando subimos, me fijo en que me está llamando Javier.

—¿Quién es?—pregunta Vicky.

—Es Javier, le voy a contestar.—le digo y antes de que me diga algo:—no pienso volver con él Vicky, ya estoy enamorada.—le digo. Me fijo en que Sebas me mira con mala cara pero yo le sonrío.

—¿Qué coño quieres?—le pregunto bordemente.—Te he dicho que no me molestes más.

—Te dije que iría a Colombia a buscarte.—dice—necesito hablar contigo, veámonos en algún sitio por favor.

—No Javier, lo nuestro ya acabó hace meses, ya te he superado y tú dejaste embarazada a mi hermana.—le digo enfadada.—Además, estoy saliendo con alguien más.—le digo mirando a Sebas.

—Por favor T/N, sólo hablemos—dice insistente.

—Está bien, pero solo media hora.—le digo seria.

—Vale vale, nos vemos.—me dice. Y yo cuelgo.

—Pero T/N, ¿cómo es que vas a ver a Javier?—pregunta Vicky. Me fijo en Sebas que está con cara dubitativa.

—Sí, pero Sebas quiero que estés cerca, vigilando por favor.—le pido.—No me extrañaría que intentase hacerme algo.—le digo.

—Vale, yo estaré ahí, pero déjame preguntarte algo... —dice Sebas serio.—¿Cómo así que estás saliendo con alguien?—pregunta él.

¿Sebastián Yatra está celoso? ¿En serio? ¿Es esto un sueño? ¡¡Que tierno que es por Dios!!

—Mmmmm, te dejaré con la duda...—entonces entro al baño riendo mientras él mira a Vicky y ella se encoge de hombros.

Llega el día en que voy a volver a ver a Javier, sinceramente no quiero, pero necesito escucharle rogar. Llamo a Sebas para saber por dónde anda y me dice que está al llegar. Javier y yo hemos quedado en una cafetería simple para hablar y Sebas estará de incógnito sentado en una mesa cerca.

Cuando llego allí, veo a Javier sentado ya en una mesa cerca de una ventana. Sebas entra antes que yo y se sienta en la mesa que está al lado. Entonces entro yo y me siento, él se levanta para saludarme con dos besos pero yo lo rechazo. 

—Bueno, habla.—le digo borde.

—Me alegra verte.—dice sonriendo tímidamente.

—Yo no.—le digo.—Dime qué quieres.

—Venía para decirte que he dejado a tu hermana, lo que pasó con ella no fue nada significan...—entonces le interrumpo.

—No, no me sueltes ese rollo de que no fue nada significativo, eso no cuela Javier.—le digo, respiro y sigo—Además, ya estás volviendo con mi hermana, la has dejado embarazada, lo mínimo que puedes hacer es apoyarla y estar junto a ella.—le digo.

—T/N, te estoy diciendo que no quiero estar con ella, no me gusta, nos íbamos a casar por Dios.—me dice levantando la voz.

—No me grites Javier, no quiero saber nada más de ti, así que hazme el favor de volver a España y dejarme en paz.—le digo. 

—T/N por favor... Al menos dime con quién estás saliendo—me pide. Entonces noto como Sebas se gira sigilosamente.

—No te importa, ni te incumbe, me perdiste por perro, por ser caliente y tener los pantalones flojos—le digo, entonces me levanto, me dirijo hacia Sebas y le abrazo.

Cuando salimos de la cafetería, decido besar a Yatra en los labios. Si no lo llego a hacer me habría arrepentido toda la vida. 

Desde que lo escuché cantar (Sebastián Yatra y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora