Me han recluido en mis aposentos, pocas personas tienen permitido visitarme, y hay guardias en la puerta de mis aposentos vigilando muy alertas. Por una carta escrita a puño y letra por Henri —O eso parece—, me explica el porqué de mi encierro.
Querida Victoire:
Mis consejeros de mayor confianza me han indicado que lo mejor es concederte un tiempo, úsalo como quieras, pero que sepas que esto lo hago solo pensando en ti.
Después de la discusión tormentosa de ayer, es mejor que te recompongas, y que reflexiones sobre tus acciones y palabras. Como tu esposo siempre pensare en tu bienestar.
Los médicos me han informado de la veracidad de tu pureza, así que este asunto queda terminado.
No puedo esperar para volver a verte.
Tu amado esposo, Henri.
Cuando termino de leer la carta, la arrugo con las manos para luego arrojarla al piso. Teme que me vean golpeada, teme los rumores de la corte, de por si no tiene muy buena reputación. No le importa en una mierda mi bienestar.
Así que decide encerrarme en mi habitación hasta que ya no tenga ni un solo rastro de su violencia.
No estoy completamente sola, las chicas tienen permitido visitarme; y un hermoso vizconde se escabulle en mi habitación por los laberintos secretos de Versalles. Paso mucho tiempo con León, viene a visitarme todos los días, ya tengo memorizada la rutina, se queda conmigo tres horas en la mañana, para luego retirarse y volver a pasar cuatro horas conmigo en la tarde. No hacemos nada en especial, y a veces ni siquiera hablamos mucho; aun así, me reconforta sentirlo cerca.
En la segunda semana de mi confinamiento, alguien toca tres veces la puerta. Sé que es él. Aunque Agatha me a regañado varias veces, sigo levantándome yo misma para quitar el seguro de la camuflada puertecilla. Leon entra en mi habitación, lo recibo con una sonrisa como siempre, y él también me la devuelve, dejándome apreciar los hoyuelos que se forman en sus mejillas.
—¿No te aburres de mí? —Le pregunto cuando ya estamos los dos tumbados boca arriba en la cama mirando el techo, nos gusta estar así.
—Como te atreves a preguntar eso —Se voltea a mirarme, me observa con el ceño fruncido—. Ya te he tenido que aguantar casi toda mi vida, todos los días; el que debería preguntar eso soy yo. ¿No te aburres de mi compañía?
—Claro que no —Me siento en la cama, el continua acostado—. Eres mi mejor amigo desde siempre Leon.
Él se reincorpora, se sienta a mi lado.
—¿Has salido a cabalgar hoy? —Le pregunto mientras observo la ventana, está cerrada y con las cortinas de la misma manera. Me da miedo que lo puedan observar y que le pase algo.
—No es lo mismo que cuando salíamos juntos. Pronto acabara esta tortura, Henri se dará cuenta de su error y te dejara salir.
—Él no es de los que acepta sus errores, he escuchado que me dejara encerrada aquí por un mes, pero no lo creo, no es tan suave —Volteo mi rostro hacia el cambiando el tema—. ¿Cómo van las investigaciones del misterioso caballero?
Henry no se quedó tranquilo; quiso investigar quien había sido el hombre que había entrado conmigo a mis aposentos. Aun así, es extraño que no me haya interrogado respecto a eso.
—Pues hasta ahora están de sospechosos el Conde Donato, y Sir Philippe, o eso es lo que me ha informado Stanly —El hace un ademan pensativo—. Aunque en realidad, están demasiado alejados del culpable.
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La Reina De Francia
Historical FictionVicktoriya Romanova ha estado comprometida desde los seis años con el Rey de Francia. Al cumplir los dieciséis comienza su viaje a Francia para casarse y convertirse en la Reina consorte, abandona todo lo que siempre ha amado, su familia, su hogar y...