CAPITULO III

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                   CAPÍTULO III

Dos de ellos fueron destrozados y devorados por las extrañas criaturas que desaparecían de su visión, la inscripción en la entrada había sido más que clara pero ninguno quiso retroceder y presenciaban las consecuencias.
Luna se ocultaba detrás de una roca rogando no ser encontrada hasta que todo quedó silencioso, asomó la cabeza igual que los demás sobrevivientes pero no esperaba ser tomada por el capitán con fuerza.

—Es momento de cumplir con tu verdadero rol en esto —le amarró las manos

—¿Que hace? —intentó soltarse

—¿Creiste que llegarías tan fácilmente hasta aquí? ¡Nosotros buscamos esto por años! —dijo Rachel

—Ustedes dos, llevenla por ese sendero —señaló el capitán, un sendero muy oscuro —solo deben dejarla a la mitad y regresen, ¡rapido antes de que esas cosas regresen!

Tomaron a Luna de ambos brazos sin hacer caso a sus súplicas y la llevaron por lo indicado. El sendero era estrecho y la visibilidad se asemejaba al atarceder, fue cuando los escuchó y se detuvo.

—Vienen de nuevo, sueltame por favor —suplicó pero no fue escuchada

Mientras los dos hombres esperaban a las criaturas aprovechó para intentar huir más adelante, no le importaba a donde la llevara pero no quería morir destrozada por esas cosas.

—Espera —escuchó correr uno detrás

Intentaba correr con todas sus fuerzas o con las pocas que tenía, no había dormido, no había tomado sus medicamentos y el dolor era insoportable. La alcanzó haciéndola caer pero en ese momento vió fugazmente a la criatura a sus espaldas tomando al hombre.
Como pudo corrió y escondió detrás de un árbol, no podía ir más allá, sólo se cubrió la boca y cerró los ojos suplicando no ser encontrada. Dejó de escuchar los gritos y cualquier ruido, todo se volvió tan silencioso como si nada hubiese pasado pero no quería moverse.
Varios minutos después se levantó mirándose las manos, debía cortar las cuerdas como sea. Se acercó lentamente al sendero, los cuerpos estaban destrozados. Una imagen horrible que quedaría en sus memoria hasta sus últimos días.
Desvió la mirada a un cuchillo un poco ensangrentado pero que le sería de utilidad, Se apresuró a tomarlo e intentar cortar el amarre.
Se le dificultó demasiado pero lo consiguió, fue cuando escuchó de nuevo esos aleteos. Pudo verlos por un segundo antes de desaparecer pero sabia que seguían ahí y solo podía correr en una dirección.
Como pudo corrió por el sendero, desviarse solo aumentaría el peligro, aunque no viese nada más claro ni fin corrió con todas sus fuerzas. Volvió a sentir esa brisa cercana, la podían atrapar en cualquier momento y sus piernas querían flaquear. No quiso rendirse hasta escuchar una cascada cercana, en ese momento le rasguñaron el brazo e intentó apresurar el paso, quizá llegando a la cascada podría ocultarse.
Finalmente vió con claridad, el sendero se había terminado y cayó tropezando. Giró inmediatamente y los vió de nuevo, estaban prácticamente sobre ella pero aletearon retrocediendo y desapareciendo.
Se sentó no asustada sino aturdida, algo extraño le sucedía. Miró la hora pero el reloj no funcionaba, a juzgar por la iluminación parecía mediodía. Observó la cascada y se levantó con dificultad, solo quería agua. Caminó lentamente, limitada por el dolor, tocó el agua que caía con fuerza y sonrió levemente.

—Bebe esa agua y será lo último que hagas —escuchó un susurró lejano y volteó

—¿Que? —no vió a nadie —morir por esto será mejor que morir por esas cosas —murmuró para si misma

Bebió un poco para saciar su sed pero al alzar la vista vió otra silueta en el reflejo del agua.

—Cometiste un error —dijo a sus espaldas un hombre

EL LLAMADO DE LUNA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora