II. Valarr Targaryen

855 33 0
                                    

VALARR TARGARYEN X OC TARGARYEN


TÍTULO: Mi futura esposa
CONTEXTO: En el Torneo de Vado Ceniza, Valinor se encuentra con su gemelo después de años como pupila de los Martell en Dorne.


ENTRÓ EN LA TIENDA DE SU HERMANO, era demasiado temprano pero ya hacía calor, por lo tanto, la espada de Valarr sudaba haciendo que se le marcará provocativamente la camisa de lino.

Val se estremeció y tuvo que reprimir las ganas de saltarle encima. Era la primera vez que lo veía en mucho tiempo y deseaba aprovechar cada instante a su lado, se presionó contra la espalda de él y besó sus mejillas. Valarr la giró mientras la pegaba a sí, besó su mandíbula.

Él le subió las faldas de color rojo sangre y metió las manos bajo ella, afirmando el agarre en la cara interior de sus muslos. Valarr la deseaba con intensidad y ansiedad, Valinor dejó escapar un suspiro cuando su agarre se hizo más fuerte, y con la mano libre lo tomó por la nuca para besarlo.

Hubieran yacido juntos de no ser por los gritos de su primo más pequeño. Se apresuraron, con la ropa y los cabellos revueltos a separase. Si su padre lo sabía los mataría a ambos.

-¡Prima! -Era Aegon, que entró sin aliento; se le había bajado la capucha y sus ojos, oscuros y grandes, reflejaban la luz del brasero-. ¡Corre, que la está maltratando!

Valinor lo miró con dificultad y sorpresa. Aún no se recuperaba, su respiración era irregular y jadeaba. Maldijo a Valarr por ser tan guapamente irresistible.

-¿Quién maltrata a quién, Aegon?

-¡Aerion! -Dijo el niño y los mayores intercambiaron una mirada al saber bien que este era demasiado cruel-. ¡A ella, la titiritera! ¡Deprisa!

Giró sobre sus talones y volvió a la oscuridad del prado. Valarr hizo ademán de seguirlo, pero Valinor lo sujetó por el brazo.

Mientras hablaba le acomodó la camisa que estaba desabotonada.

-Llevate la espada, yo buscaré una daga. Aerion es capaz de intentar asesinarnos.

Sin pedir permiso urgo entre los arcones de Valarr y consiguió donde guardaba sus armas, era el mismo sitio desde siempre.

-¿Por qué tienes esa maña de tocar mis cosas sin permiso, Val? ¡Todo lo que desaparece en mis aposentos siempre te lo llevas tú! -Valarr se quejó mientras se colocaba la espada en el cinto.

-Hace unos minutos a su excelencia no le molestó que le tocará "sus cosas". -Val le dió una sonrisa coqueta y salió corriendo tras Aegon.

En torno a las titiriteras se había formado una pared de espectadores. Valinor y Valarr se abrieron paso ignorando sus protestas. Un soldado con librea real le cerró el camino hasta que se dió cuenta quiénes eran, se apartó inmediatamente.

La caseta de las titiriteras se emcontraba derribada. Una dorniense gruesa lloraba,
sentada en el suelo, Val supuso que sería la dueña. Otro soldado sujetaba los hilos de Florian y Jonquil para que les prendiera fuego un compañero. Había tres soldados más que abrían arcones, sacaban marionetas y las destrozaban a pisotones.

-¡Basta ya! -La multitud se detuvo a observar a Valarr que detuvo todo con una sola palabra dicha en su tono férreo.

La figura del dragón estaba
hecha pedazos a sus pies: por aquí un ala, por allá la cabeza, la cola en tres trozos... En medio de todo el príncipe Aerion, con jubón rojo de terciopelo y largas mangas con festones, retorcía el brazo de una joven con ambas manos. La chica imploraba piedad de rodillas, pero Aerion, sordo a sus quejas, le abrió una mano a la fuerza y se apoderó de un dedo.

-¡Aerion! -Le advirtió Valinor solo con aquel ánimo que tenía para pelear con su primo.

De repente oyó un crujido y un grito. Uno de los hombres de Aerion trató de detenerla, pero salió rodando de allí. En tres zancadas Val agarró al príncipe del hombro y lo obligó a retroceder. Se había olvidado de todo: la espada, la daga, las enseñanzas de su padre el futuro rey... Golpeó a Aerion que recibió en pleno abdomen la punta de la bota con tacón.

Era en toda regla una patada espartana.


Lord Ashford había cedido sus aposentos al príncipe Baelor. El padre de Valarr y Valinor. Fueron, pues, a las estancias del señor del castillo, a donde lo condujo su primo Aegon. Baelor leía a la luz de una vela de cera de abeja. Valarr se arrodilló ante él pero Valinor se quedó de pie.

-De pie -Dijo su padre-. ¿Les apetece vino?

-Como guste, excelencia.

-Sirve a tus primos una copa del tinto dulce de Dorne, Aegon -Ordenó el príncipe Baelor-. E intenta no echárselo encima, que bastante los has perjudicado ya.

-No lo hará, padre -dijo Valarr-. Es un buen chico y un buen escudero. Además, sé que no nos deseaba ningún mal.

-No es imprescindible quererlo para hacerlo. Al ver el trato de su hermano hacia aquellas titiriteras, Aegon debería haber acudido a mí, no a ustedes. Mucho menos sabiendo lo mal que se lleva Valinor con Aerion. Con ello no le hizo ningún favor. En cuanto a su reacción... Es posible que yo la hubiera compartido, pero soy príncipe del reino; el tío de Aerion, no sus primos. Motivos al margen, nunca es prudente golpear al nieto de un rey cuando está furioso. Ni siquiera que sean familia.

Valarr, muy serio, asintió con la cabeza. Aunque en sus ojos chispeaba la inconformidad, Aerion debía expiar sus culpas no ellos. Pasará lo que pasará Valarr no permitiría que Valinor saliera lastimada, no dejaría que la separarán de él enviándola a Dorne de nuevo.

Aegon le ofreció una copa de plata rebosante de vino a Val, que aceptó y de la que bebió un sorbo.

-¡Odio a Aerion! -dijo Aegon con vehemencia sacándole una risita a Valinor-. Además, tío, no tuve más remedio que avisar a mis primos porque el castillo quedaba demasiado lejos.

-Aerion es tu hermano -dijo el príncipe con firmeza-, y los septones dicen que debemos amar a nuestros hermanos. Ahora déjanos solos, Aegon. Quiero hablar con mis hijos en privado.

El niño dejó el frasco de vino e inclinó la cabeza con rigidez.

-Como mande, excelencia.

Salió por la puerta de los aposentos y la cerró con suavidad. El ambiente se hizo tenso.

-Bien, Val, ¿Me dirás por qué en vez de venir a saludar a tu familia lo primero que hiciste fue ir a buscar a Valarr? ¿O tendré yo que adivinar?

El mentado se sonrojó al recordar lo que casi sucede entre ellos. Sin embargo en sus labios apareció una sonrisita altiva.

-Deseaba hablar con Val sobre un asunto urgente.

-¿Hablar? ¡Sí, claro, papá! ¡Valarr y yo hablamos sobre cosas muy interesantes! -Valinor soltó una risita nerviosa y se sirvió más vino.

-Le pedí a Val que se casará conmigo, aceptó y acordamos que te informariamos a ti en el camino a Desembarco del Rey.

Baelor Rompelanzas escrutó los ojos de su segundo hijo; el futuro rey, durante largo rato.

-Permítame una pregunta, hijo: ¿hasta qué punto estas enamorada de Valinor? ¿Cuál es, con franqueza, tu propósito con ella? Te recuerdo que digas lo que digas se planteó para ella un matrimonio con el joven Lannister, el futuro señor de Roca Casterly.

-La amo, padre. Abdicare de ser necesario para casarme con ella, deseó que sea mi esposa y que juntos podamos darte nietos. Lo he querido desde que somos niños. Lo he querido desde siempre. -Valarr no titubeó y en su lenguaje corporal destacó la ciega determinación.

A Val le salieron las lágrimas y sin poder contenerse dió unos pasos y se lanzó a abrazar a su gemelo. Él la recibió en brazos con gusto sin importar que Baelor los observaba con atención.

-Está bien. Pueden casarse. Siempre y cuando vuestro abuelo acepte.

-¡Soy yo quién se lo pedirá, claro que va a aceptar! -Val se separó de Valarr y corrió a abrazar a su padre.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One Shots House of the Dragon & Game Of ThronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora