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Ya habían pasado cuatro días desde que Thranduil se alojaba en Rivendell, todo transcurría con plena normalidad (a excepción claro del "pequeño" nerviosismo tanto del rey elfo como del medio-elfo).

-Buenos días padre, ¿Cómo ha dormido?- preguntó el menor de los gemelos

-bien, aunque dile a tu hermano que-

-¡buenos diiiaaaaas! ¿Cómo estáis todos por aquí?- hizo aparición la hija menor de Elrond

-¿Que le diga a mi hermano qué?- insistió Elrohir

-¡Oye! ¿¡Alguien piensa contestarme?!- exclamó Arwen

-buenos días Adda- habló una voz a sus espaldas. El mencionado no necesitaba girarse para saber quién le hablaba

-buenos días Estel- saludó el
medio-elfo -¿hace cuánto has llegado?-

-esta mañana junto con los primeros rayos de luz-

El elfo de Rivendell se dió la vuelta para contemplar a  su"hijo" -veo que no vienes solo- dijo observando la figura que se encontraba detrás del joven montaraz. La figura estaba encapuchada y vestía una capa que le llegaba hasta los tobillos, la cual estaba unida por un pequeño broche con forma de hoja.

-¿A quién traes contigo hermanito?- preguntó Elrohir expectante de ver quién se ocultaba tras la capucha.

La figura se retiró lentamente la capucha dejando ver unos finos cabellos del color del sol y una piel pálida que parecía estar hecha de porcelana. Poco a poco los ojos de este se fueron abriendo dejando ver unos grandes orbes de color azul intenso

-¡LEGOLAAAAS!- gritó Elladan lanzándose contra el príncipe del reino del bosque

-hola a ti también Elladan... ¡Pero quita de encima!-

Nada más decir eso, el menor de los gemelos recibió un golpe en el estómago, no muy fuerte, pero lo suficiente como para darle a entender que le estaba asfixiando.

-bien venido a Rivendell joven Legolas- saludó el medio-elfo

-es un placer estar aquí- respondió al saludo haciendo una pequeña reverència

-buenos días, iion-nin- Legolas se giró, ante el apareció una figura esbelta

-¡Padre!- gritó lanzándose a sus brazos

-Buenos días majestad-

-Aragorn-

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Días después el joven elfo y el montaraz se encontraban sentados en la hierba del patio. Aragorn estaba recostado en un árbol y legolas sentado a un par de metros de el jugando con un par mariposas.

El joven montaraz dibujaba la silueta del príncipe elfo en un trozo de pergamino. Se notaba la concentración en sus ojos.

Pero para cuando levantó la vista por última vez, el elfo ya no se encontraba en frente de el. Aún con el pergamino en sus manos comenzó a buscarlo con la mirada

-bonito dibujo- el joven mortal casi se mata del susto, el príncipe se había colocado detrás de él (y después de darle el susto de su vida al heredero de Isildur), tomó el pergamino entre sus manos y lo observó detenidamente,

-vaya... se nota que ha sido criado por elfos- pensó el joven príncipe, pero en lugar de volver a elogiar al contrario ¿Y sí le molestaba un poquito? ¿Qué podría salir mal?

El elfo recordó la "ligera" preocupación en los ojos del montaraz cuando se había escabullido y escondido detrás de él, -bien... una pequeña broma no puede hacer daño a nadie...-

-¿Buscabas algo?- Aragorn le miró con desconcierto -¿a que te refieres?- más que nervioso el mortal sonaba confundido, Legolas se acercó a la oreja del contrario

-sabes perfectamente a que me refiero~- no quería pasarse, pero su cuerpo ya no respondía, estaba muy cerca del humano, y la tentación le podía.

-¿Lo sé?~- ya está, lo había perdido, Aragorn empujó al elfo y lo colocó en cima de el, tenía su rostro a un par de centímetros, el elfo lo miraba, no con su típica mirada neutra, no, era una mirada de súplica, y el montaraz lo sabía, pero antes, torturaría un poquito al elfo.

Se acercó a sus labios, pudo ver cómo Legolas cerraba sus ojos, casi rozaba sus labios, se acercó lo máximo que pudo para luego detenerse.

Esta acción no pasó desapercibida para el elfo, quién abrió sus ojos, y nuevamente se podía apreciar la súplica en ellos. Aragorn trató de incorporarse, pero el elfo fue más rápido, lo recostó sobre el suelo y la hierba húmeda mientras juntaba sus labios.

Legolas se dejó caer encima de el, Aragorn colocó sus manos al rededor de la cintura de Legolas, y este enterró sus manos en el pelo del contrario.

El beso, más que ser otra cosa, estaba lleno de amor y esperanza, y barios pinchazos que el heredero de Isildur recibía por culpa de los pinchos que habían en el suelo.

Al final tuvieron que separarse para tomar aire, pero no tardaron en volver a besarse.

El problema era que mientras estos dos estaban tran tranquilamente como quién no quiere la cosa, no se daban cuenta de que eran observados, y no por una, ni dos, ¡Ni tes! Si no por ¡Cinco personas!

Tres elfos, que por "casualidades" de la vida pasaban justo por ese mismo lugar, claro a una distancia prudencial

-me debes dinero hermanito-
-¡En tus sueños!-
-¡Elladan paga o le cuento a Adda lo de-
-¡TEN!- gritó el mayor de los gemelos interrumpiendo a su hermana, y, de mala gana, le entregó un pequeño saco repleto de monedas

-¿Lo de qué?- Preguntó Elrohir
-lo de nada- respondió de mala gana su hermano mayor.

Créditos: mi prima

Lo siento, yo no sé escribir romance, así que mi prima me está ayudando con tooodo esto.

¡¡Gracias por vuestro apollo!! 💖

P a s e o s    p o r    R i v e n d e l lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora