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Pov: Thranduil

Estaba sentado en mi trono cuando un guardia se acercó con una carta y me la entrego. Era de Elrond, el elfo de Rivendell solicitaba mi visita, solo la leí parcialmente pero llegué a enterarme lo suficiente como para notar que no era una invitación trivial.

Rey Thranduil,

Espero que para cuando te llegue la carta no sea muy tarde, me gustaría invitarlos a usted y su hijo pasar una corta estancia en Rivendell, se que el camino es largo, pero espero que no sea molestia.

Espero que mi hogar sea de vuestro agrado, Lindir les atenderá en todo lo que necesiten al llegar.

Espero su respuesta,

Elrond.

Nada más Leer la carta hice llamar a mi hijo el cual estaba entrenando junto a Tauriel.

Minutos después estaba junto a mi
-pade, ¿Me llamaba?- me preguntó mi hijo con tono cansado
-si, Elrond nos ha invitado a pasar unos días en Rivendell-
-lo lamento padre, pero yo no iré- se excuso mi hijo -me quedaré entrenando junto a Tauriel-

Vacilé ante la respuesta de mi hijo, después me encaminé hacia las escaleras, pero antes de irme añadí
-saluda a Aragorn de mi parte- dije girándome para ver a mi hijo, ya sabía de antemano que el hijo de Arathorn se quedaría en el reino por unos días pues me mandó una carta para solicitándome permiso para quedarse, pero esto Legolas no lo sabía,
-dile que tendréis que compartir habitación, aunque no creo que tenga ningún problema con eso- añadí con una sonrisa pícara haciendo sonrojar a Legolas
-¿q-que? N-no, nosotros... nosotros no-
Dijo tratando de disimular su notable sonrojo

-solo, sed cuidadosos- sin añadir nada más ni dejarle formular ninguna respuesta a mi hijo (ahora rojo por la idea que le puse en la cabeza) se marchó. Sabía de sobra de los sentimientos de Legolas por el joven montaraz, no obstante también conocía la pequeña 'condición' de este (se refiere a su hijo) y no voy a permitir que por un descuido se hiciera daño, es mi hijo, y lo protegeré con mi vida si es necesario.

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Días después me encontraba preparándome para marchar cuando escucho a mi hijo reír a un par de metros de mi, quise ver de qué se trataba y al darme la vuelta, contemplé cómo mi hijo era aprisionado en un abrazo por la cintura, no pude identificar quien era el sujeto que abrazaba a mi hijo por la espalda, pero no me hacia falta pues mi hijo me lo dijo (aunque no de la forma que yo esperaba)

-¡A-Aragorn!- exclamó Legolas en forma de un pequeño 'gemido' ante (a lo que a me pareció), un "desvío" de la mano del joven mortal.

El joven heredero de Isildur río ante la reacción de mi hijo antes de separarse de el quedando de espaldas a mi, sinceramente me imaginaba que se trataría de el, y tenía razón.

Legolas estaba a punto de hablar cuando se percató de mi presencia, por lo que enrojeció a más no poder, lo que, como cualquier persona normal, hizo que Aragorn se girara, pero este, a diferencia que que mi hijo solo se inclinó para hacer una reverencia, como si nada hubiera pasado.

-Sinceramente, si hubiera llagado unos minutos más tarde, probablemente lo único que delataría la escena sería mi hijo, o puede que me hubiera encontrado una escena más... comprometedora (subida de tono)-.

Legolas, que aún se estaba recuperando del pequeño "mal entendido" con el joven mortal me miró , y yo, en respuesta, tan solo le dirigí una mirada pícara a la vez que me dirigía al amigo de mi hijo

-tu debes de ser Aragorn, ¿cierto?-
-si su alteza- ahora que me fijaba el también tenía un leve rubor en sus mejillas

-he de informar que la habitación de invitados está... 'fuera de servicio' (destrozada mejor dicho, por culpa de una broma de Tauriel y Legolas hacia mi, trataron de golpearme con agua), así que tendrás que compartir habitación con Legolas- tras decir esto, me alejé dejando a los jóvenes solos

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Cuando regresé a despedirme me encontré a mi hijo debajo del montaraz, este tenía las manos de mi hijo sujetas sobre su cabeza y con otra mano le cerraba el paso, tenían las piernas entrelazadas, sus rostros estaban a apenas a unos centímetros de distancia.

Me percaté de que Tauriel estaba allí, la chica estaba roja de la vergüenza, pero no tanto como mi hijo, el cual daba pequeños tirones al agarre del heredero, en cambio Aragorn seguía impasible, como si no estuviera en una escena tan comprometedora como era aquella.

Sinceramente la actitud del joven humano me sorprendió nuevamente (aunque no de sobremanera).

Antes de levantarse se acercó al oído de mi hijo y le susurró algo imperceptible a mi oído, pero causó que sus músculos se tensaran y un rubor muy intenso se esparció por sus mejillas.

Cuando el montaraz se separó de el solo le dirigió una mirada de complicidad y algo más que no sabría decir, después simplemente se disculpó y se marchó en dirección al pasillo continuo donde se encontraba la habitación de mi hijo (ahora compartida por ambos).

En cambio Legolas seguía en shock (posiblemente por lo que le susurró el heredero de Isildur), cuando se levantó se despidió de mi y acto seguido le pidió a la joven pelirroja que le acompañara a sus aposentos.

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Pasados dos días y ya había partido rumbo a Rivendell donde me encontraría con Lord Elrond.

La mera molestia de tener que viajar tesmil leguas solo para ir a Rivendell se hacía insignificante junto a la idea de ver al Lord una vez más, aunque sea para de 'motivos de reinos'.

P a s e o s    p o r    R i v e n d e l lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora