30 Días LuLaw

Capítulo 17: Abrazos Y Mimos

Luffy se encontraba en el sofá viendo los canales de noticias, no es que le interesará mucho. Pero le gustaba estar informado sobre los cambios en el mundo y Robin era genial dando las noticias en el horario nocturno. Ella sabía decirlo de una forma simple y sin tanto drama.

Mientras tanto Law estaba a su lado revisando algunos expediente de sus pacientes, no entendía mucho sobre eso. Pero sí sabía que eran papeles muy importantes, porque Law era muy cuidadoso con eso y hasta tenía carpetas especiales para esos papeles.

Sonríe un poco y aparta su mirada de la televisión, para centrarla en Torao. Le encantaba ver lo concentrado que estaba y lo genial que se veía con lentes de lectura.

Al parecer no fue muy discreto, porque el joven cirujano deja de leer los documentos, para mirarlo a él — ¿Sucede algo Mugiwara-ya?

Luffy niega con la cabeza y sólo se acuesta sobre las piernas de Law, para seguir viendo a Robin. Pero sus pensamientos son interrumpidos por algunos recuerdos algo graciosos, pero a la vez incómodos para su gusto.

Siente como Law le acaricia el cabello con una mano, mientras que con la otra seguía pendiente de sus archivos. Luffy bosteza del sueño, pero no se aleja de Torao.

Trata de colocar toda su atención en las noticias, algo sobre un ataque en Arabia que se resolvió de forma rápida, gracias a la ayuda de su abuelo y de Sabo, sabía que Viví estaba bien porque la vio está mañana junto con Nami.

Luffy sonríe al recordar a sus amigas, pero ni con eso los recuerdos del pasado lo dejan, sólo podía sonríe al comprobar que él tenía razón y los demás estaban equivocados, con ese pensamiento en mente cierra los ojos y se deja llevar por el sueño.

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— En verdad no lo puedo creer Luffy, tienes princesas, reinas, mujeres y omegas de la mejores familia que darían todo por estar contigo y tú eliges a un drogadicto sacado del centro — se queja Ace al ver que su dulce e inocente hermanito se fijo en alguien cuestionable — ¿Además vieron la cara de loco que tiene?

— Sus ojos me recuerdan al oro — fue lo único que respondió Luffy, estaba jugando a Mario Cars con Sabo y ambos estaban en un empate.

Sabo se ríe y le dice a su hermano menor — A ti siempre te gusto las cosas brillantes y doradas, aún recuerdo cuando no me dejaste dormir toda una noche hasta que consiguiéramos un escarabajo dorado y recuerdo cuando Dragon-san te trajo un pez payaso de un viaje, pero tu querías uno dorado.

— ¡Bien! El omega ese tiene bonitos ojos, pero Luffy dudo mucho que se llevarían bien. Ustedes parecen tan opuesto, sin contar que a ti nadie te intereso en ese ámbito, ¿que tiene él que no tiene los demás? ¿Son los tatuajes? Nami tiene uno — dice Ace siguiendo con su drama, para que su hermanito no estuviera en malos pasos.

Luffy después de ganar la décima carrera, se detiene un poco mientras que Sabo elije otra pista de obstáculos. Ace le hizo la misma pregunta que les hicieron sus amigos, ¿que le había visto a Torao?

Además de sus tatuajes, de sus ojos dorados, de su piel bronceada,  su inteligencia y sobre todo lo genial persona que era aunque el mismo Torao no lo admitiera. Tenía que confesar que no sabía lo que le había atraído, sólo sabía que cuando lo vio por segunda vez quedó impresionado por el aura misteriosa que tenía. También por lo leal y cariñoso que era con sus amigos, el respeto que las personas le tenían a Law era impresionante.

Sonríe al recordar como todo el equipo de trabajo de Torao en el hospital, lo respetaban y obedecían sus ordenes sin rechistar, todo lo que dijera Law era ley para ellos, tenían una confianza increíble en él. Y lo podía entender, porque gracias a Chopper pudo ver una de las operaciones de Torao y era algo asombroso de apreciar, porque la habitación y los asistente se movían a la voluntad de su novio, como si la habitación tuviera vida propia y sólo obedecieran al joven cirujano.

Luffy también recuerda como Torao sonreía orgulloso después de una operación exitosa, como sus compañeros festejaban junto a él y lo felicitaban por un trabajo impecable.

Claro que Torao decía que fue fácil y que hasta un niño de cinco años lo podía hacer, que no merecía ese reconocimiento que le estaban dando. Pero todos sabían, incluso hasta Luffy sabía, que no fue una operación fácil,  si lo fuera. No hubiera durado 12 horas en la sala de operación.

— No sé cuál es el problema, tambien está la señora Shinobu que desconfía de Torao — dice Sabo comenzando la carrera en la autopista arco iris, la favorita de Luffy y él — También Nami y Usopp se pusieron a la defensiva, sin contar que el abuelo Garp también se quejó, tuvo que intervenir Sengoku para que dejará al pobre chico en paz.

— ¿Pobre chico? ¿Viste como luce? — pregunta Ace sentándose en el mueble y comiendo las papas fritas que todavía no había tocado sus hermanos — Parece que lo sacaron de los barrios más peligroso de la ciudad.

— A mí me encanta como luce Torao, adoro sus aretes. Combinan con sus ojos y sus tatuajes son fabuloso, lastima que no tiene más — dice Luffy con un puchero al recordar como todos sus amigos y él fueron a las aguas termales, fue la primera vez que vio todos los tatuajes de Law y su pequeña cintura, por alguna extraña razón le dio ganas de colocar sus manos en esa zona y comprobar que tan pequeña podía ser. Pero les distrajo los gritos de Chopper, Franky, Yamato y Usopp al saltar al agua, también los insultos de Kid para que se dieran prisa, Zoro regañando a Sanji porque no podía dejar de ver a Yamato y Brooke tampoco colaboraba con ese asunto.

— Que parezca salido de un reformatorio, no significa que sea mala persona. Además es un omega puro, es un D, es un cirujano y el mejor del mundo, tiene casa propia y no ha estado con otros alfas. ¿Que defectos le puedes ver? Más bien, si se siguiera las estúpidas norma de la antigüedad, sería el omega perfecto para un alfa puro como Luffy, ya deja de buscarle las cinco patas al gato.

Luffy salió de sus pensamientos, no le gustó que Sabo nombrará las virtudes de Torao, por alguna extraña razón fue lo mismo que dijo su padre Dragon y fue el motivo de que su abuelo por fin aceptará la relación. Aún sentía el enojo de ese momento, sólo aceptaban a Torao por ser un omega puro, él no se había fijado en Law por eso.

— Es que se va aprovechar de la castidad de nuestro hermanito — dice Ace entre lágrimas, tenía miedo que volvieran a su inocente hermanito, el sol que ilumina sus días, el ser más puro de éste planeta en un pervertido.

Sabo ya se estaba enojado y estaba apunto de lanzar el control remoto a su adorado hermano, pero la violencia innecesaria a un ser tonto no estaba bien, así que respira profundo y trata de razonar una vez más con su querido hermano.

— Primero, quién le quitaría la pureza al otro sería Luffy a Torao, segundo que Luffy tenga cara de tonto no significa que lo sea. Tercero, te recuerdo que Luffy tiene amigos pervertidos y su padrino es Ivan, si con eso no se le ha quitado lo puro y solecito a nuestro hermanito, ya nada lo hará.

Ace se queda analizando las palabras de su hermano y toma otra bolsa de papas fritas. Antes de que Luffy le aburra el juego y se interese más por la comida.

Lo que no sabían es que Luffy se cansó de escucharlo y del juego, así que sin decir nada se levanta de la sala y sale de la casa, ignorando los gritos de sus hermanos. Tenía hambre y quería ver a Torao, tal vez él tuviera carne en su nevera o le podría decir a Sanji que le llevará comida.

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— ¿Estás dormido? — pregunta Law al ver que no decía nada y estaba muy tranquilo.

Luffy lo mira por un momento, apreciando sus ojos dorados — Shi, shi, shi estaba recordado los tontos que pueden ser mis hermanos. Aunque son los mejores hermanos del mundo.

Law sonríe y le da un pequeño beso en los labios — Si, son unos idiotas.

Luffy se ríe aún más, acomodando en el regazo de Law comenta — Tengo hambre.

— Bueno, mientras que estabas perdido en tus pensamientos. Sanji-ya me escribió, dijo que venía con mucha comida y con una buena noticia.

Luffy se levanta la escuchar la palabra comida y de la emoción abraza a su lindo omega — ¡Genial! Tendremos deliciosa comida.

Law sólo le corresponde el abrazo, apreciando el aroma de Luffy, sol y chocolate.