30 Días LuLaw

Día 20: Noticias

Luffy siempre escuchó que los celos de un omega son peligrosos, porque ellos no tiene autocontrol y buscaban siempre aún alfa para procrear. Así que en el fondo, le parecía curioso y gracioso el celo de Torao.

Porque no actuaba como los demás omegas, todo lo contrario.

Torao cada vez que le llegaba su celo, lo primero que hacía era buscar cada ropa de Luffy. Hasta en la cesta de la ropa sucia, mientras más fuerte era su olor más feliz estaba Torao.

Lo segundo es que hacía su nido con muchas cosas suaves, demasiado suaves para el gusto de Luffy pero así lo quería su omega. Torao se rodeaba con muchas almohadas y peluches, Luffy tenía que ser cuidadoso cuando estaba cerca del nido porque Torao odiaba que le movieran sus peluches y si lo llegaba hacer, se la pasaba todo el día con mal humor y gruñendole a Luffy.

Lo tercero es que Torao sacaba su lado más cariñoso, arrastraba a Luffy a su nido y comenzaba acurrucarse contra él soltando sus feromonas, aún cuando Torao estuviera molesto siempre lo abrazaba aunque no le hablará. Soltando sus feromonas para impregnar a Luffy con ellas.

Luffy tenía que tener esos días libres, porque sí se iba aunque sea un minuto. Torao comenzaba hacer pucheros y luego no le dirigía la palabra, ni siquiera cuando su celo hubiera terminado. Hubo una vez que duró una semana ignorando a Luffy, porque el alfa muy egoísta prefirió irse con sus amigos.

Aunque Luffy trató de decirle que era el cumpleaños de Usopp, el omega no entendió y estuvo enojado con él. Solo se le pasó el enojo, cuando Luffy le compró un oso polar de peluche.

— ¿Te bañaste? — pregunta Law con la mirada seria, sacando a Luffy de sus recuerdos, ambos estaban acostados en el nido de Law en ese momento — No hueles como siempre, apestas a jabón.

— Shi, shi, shi, regrese del gimnasio y olía muy mal — comenta Luffy abrazando a su omega.

— ¡Peor! — dice Law dramáticamente, como si Luffy hubiera cometido un crimen — Mi alfa no me quiere.

— Si te quiero Torao — comenta Luffy abrazándolo más y soltando un poco de sus feromonas.

— Si me quisieras, no te hubieras bañado — se queja Law con un puchero en los labios, mientras que se acomodaba mejor entre los brazos de su alfa y tambien entre sus piernas — Alfa malo.

Luffy solo suspira y mira a su caprichoso omega — Creó que Cora-San tiene razón, te tengo muy malcriado.

Law al escucharlo le muerde en la barbilla y suelta sus feromonas para cubrir a su rebelde alfa.

— Shi, shi, shi eso duele Torao — se queja Luffy pero sin borrar su sonrisa de la cara, era divertido ver esa otra faceta de Law que nadie más veía.

— Respeta a la persona que tendrá a tus cachorros — lo regaña Law para después esconderse en el torso de Luffy.

— Pero si no estás embarazado — dice Luffy distraído, baja la mirada para buscar la de Torao pero ve como el omega se escondía aún más entre su cuerpo y el nido, solo pudo ver el sonrojo en sus orejas. Luffy abre los ojos al caer en cuenta a lo que se refería Law, con razón podía sentir un aroma diferente en él, era leve pero el aroma a lavanda estaba ahí — ¿Torao? ¿Vamos a ser papás?

Law sin levantar su rostro asiente nerviosamente, en el fondo tenía miedo a la reacción que podía tener Luffy.

Pero Luffy estaba lleno de felicidad, se levanta y carga a Law entre sus brazos comenzando a girar con él. Tuvieron como tres años intentándolo, pero no había obtenido resultados y hasta llegaron a pensar que tal vez las feromonas de Luffy eran muy fuertes para dejar en cinta a Law.

— ¡Luffy-ya mi nido! — le reclama Law al ver como su enigma hacia un desastre con el nido que tanto le costó armar.

— ¡Podemos hacer otro! ¡Mejor, iré a comprar más peluches! — comenta Luffy dejando a Torao con cuidado en la cama y apunto de salir.

Pero Law lo toma de la mano y lo tira al nido, sin esperar respuesta de Luffy se sienta sobre él — Ahorita lo que quiero es que mi alfa me abrace y que me bese, no quiero otra cosa.

Luffy como puede se sienta y se acerca a su caprichoso omega — Te amo.

Ambos sonríe y se besan, un beso largo y placentero que demostraba el amor que se tenían ambos y la felicidad que sentían al saber que iban ser padres.