4. Mike

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Oh mierda

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Oh mierda.

Tenía una jodida mordida en su mano.

Aparte mi vista rápidamente, mirando el suelo respirando agitado.
La mordida no parecía ser reciente, parecía haber cicatrizado hace mucho tiempo. ¿Era eso posible? ¿Debería preguntarle?

¿Y si se transforma en cualquier momento?

-Mike-. Pregunté con un fino hilo de voz. -¿Qué es lo de tú muñeca?-. Me miró, miró su muñeca y abrió los ojos asustado, tapándose la muñeca con su chaqueta.
-Me mordió un perro-. Trago saliva al terminar la oración.

Mentira.

¿Tan ingenuo cree que soy? Como si no hubiera visto mordidas de infectados. Esa era grande, y eran dientes humanos, no de perro.

Yo asentí, haciéndome el que se lo había creído, y Mike se recostó en la pared.

-¿Qué edad tienes?-. Preguntó mirando sus zapatos y jugando con una pequeña navaja en sus manos.

-17-. Respondi fijándome en como su mano acariciaba la punta de la navaja.

-Pareces de 15-. Dijo riendo suavemente y mirándome por fin a la cara.

Fue la primera vez que lo vi bien de cerca.
Sus pecas estaban bien divididas por la parte de sus mejillas y nariz. Tenía unos labios gruesos y agrietados. Una mandíbula bien marcada y unos ojos castaños acompañados de largas pestañas.Eran de un marrón oscuro, profundo, una mirada que te decía a gritos cuidado conmigo.

Su cabello era negro, rizado y largo, hasta los hombros. Tenía un piercing en la oreja con un pendiente de luna.

A veces un rostro bonito viene pegado a un idiota.

-Lo que digas-. Rodé los ojos y dirigi mi vista a su hermana, que yacía en el suelo aún inconsciente, pero sin la hemorragia.

-¿Quién la disparó?-. Fue la frase que me salió de la boca.

Mike miró a su hermana y suspiró. -Fue un maldito cazador-. Apretó su puño.

Los cazadores.

Jonathan siempre me advertía sobre ellos cada vez que salía al bosque. Eran hombres que vendían personas vivas, y hacían de todo con ellas. Creo que preferiría encontrarme con 10 infectados que con uno de ellos.

Tragé saliva y asentí.

-Gracias, supongo-. Volvió a hablar el pecoso, dejando la navaja en el suelo.

-¿Porqué?

-Por ayudar a mi hermana, aunque me lo debías, por no volarte la cabeza la otra vez-. Sonrió y volvió a mirarme a los ojos.

-Gracias por no matarme-. Añadí irónico, a lo que Mike río levemente.

Tenía una risa bonita.

Mire de nuevo hacia los chicos, y Max estaba hablando con Lucas, algo sobre cual era su película favorita antes de que todo pasase.

My last breath {byler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora