22. Libertad

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Me quedé en la camilla el resto del día

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Me quedé en la camilla el resto del día.

Mary me dijo que si me portaba bien, no me ataria las manos, y eso hice.

Era jodidamente aburrido mirar el techo todo el día.

Quería volver a hablar con Mary, y preguntarle donde estaban mis amigos.

Pero, de repente, Owens entró por la puerta con unos papeles.

-Chico, traigo buenas noticias-. Sonrió sentándose en la silla donde se había sentado horas antes.

Me acercó los papeles, sonriente. -Tienes anticuerpos, eso significa que puedes hacer esta prueba-. Dijo moviendo sus manos eufórico.

-¿Qué prueba?-. Pregunté sin el menor rastro de ilusión en mi rostro.

Él dejó de sonreír, mirando por la ventana con los brazos cruzados.

-Escucha, llevamos tiempo intentando sacar la suficiente sangre del chico, pero si sacamos demasiada podría morir, y ese sería el final-. Se paró unos segundos para continuar hablando. -Entonces, le propusimos una oferta. Al tener anticuerpos en su sangre, quizás al tener algún descendiente, ese niño podría también ser inmune-.

Me quedé mirando el suelo unos instantes. -¿Qué hacen con la sangre que le sacan?-. Pregunté mirándolo con el ceño fruncido.

Él abrió los ojos levemente, abrió la boca y la volvió a cerrar. -Bueno.. la guardamos para un caso especial..-. Dijo nervioso mirando sus manos.

Reí secamente. -Entonces la vacuna es sólo para quién os conviene ¿no?-. Dije mirándolo con asco.

Él frunció el ceño. -Escucha niño, te salvamos a ti, así que no deberías de estar abriendo esa sucia boca-. Mascullo agresivo, apretando su puño.

Miré a otro lado indignado, odiando a estos estúpidos doctores que sólo querían la vacuna para ellos solos, y estaba seguro que nadie en el mundo a parte de ellos sabía sobre una posible cura.

Él resopló, cogiendome de la cara haciendo que lo mirara. -Escucha, si algunos de tus amigos es mordido, créeme que puedo ayudarles, pero por ahora es mejor que casi nadie lo sepa-. Suspiró alejando su mano.

Respiré agitado mirando mis manos.

-Entonces, ¿qué quieres que haga?-. Susurre en tono débil de voz.

Owens volvió a sonreir. -Hacer sucesores de la vacuna, puedo buscarte una chica bonita-. Soltó haciendo que me estremeciera.

Tratarme como su maldito ganado, eso es lo que quería.

Abrí mis ojos, respirando agitado y asqueado con la idea. Necesitaba salir de aquí. Necesitaba encontrar a Mike.

Entonces, vi la puerta, estaba levemente abierta.

No espere ni un solo segundo, para saltar de la cama y correr hacia la puerta.

Sorprendentemente no había soldados en el pasillo, y corrí, corrí lo más rápido que no había corrido en mi vida.

Sentía a Owens correr detrás mía, gritandome algo que no logré a escuchar, porque había parado en una sala, donde cierto chico pecoso estaba sentado leyendo un libro.

Tragé saliva corriendo hacia esa sala, atrancando la puerta con una silla, bajo la mirada confundida de Mike.

Escuché aporrear la puerta, y Mike agarró mi hombro girandome, envolviendome con sus brazos.

Respiré agitado en el hombro de Mike, enganchando mis brazos a su espalda.

-¿Estás bien? ¿Que ha pasado?-. Dijo alejándose preocupado mirándome de arriba a abajo.

Mike mantenía su brazo en mi hombro, haciendo que lentamente me tranquilizara.

-Necesitamos salir de aquí-. Hablé entrecortado jadeando.

Mike me miró con duda durante unos segundos, asintiendo.

▷▷▷

Al cabo de unos minutos se dejó de escuchar la puerta, y me senté en la camilla estresado, escuchando a Mike de fondo.

-La entrada está vigilada por varios soldados, las ventanas tienen barreras...-. Decía dando vueltas por la habitación frustrado.

-Espera, cuando llegué hasta aquí, no había soldados por ningún lado-. Me levanté de la camilla acercándome a él.

Mike abrió los ojos sorprendido, mirando a la puerta seguro.

Agarró mi brazo, asomándose fuera de la habitación.

Owens se había quedado dormido a un lado de la puerta.

Y efectivamente, todo el pasillo estaba vacío sin rastro de soldados ni doctores.

Demasiado raro.

No perdimos oportunidad, y corrimos hacia la salida.

Fuera del hospital, no había absolutamente nadie.

-Esto es muy extraño-. Dijo el pelinegro mirando confundido la zona.

Miré los alrededores, y me acerqué a un jeep, donde habían varias armas en la parte trasera.

-¿Sabes conducir?-. Pregunté al pelinegro que estaba apoyado en el capó.

-Nunca es tarde para aprender-. Rió entrando en el coche.



Llevábamos un rato conduciendo, sorprendentemente a Mike no se le daba nada mal, solo que de vez en cuando se salía de la carretera.

Él me miró de reojo disimuladamente, relamiendose los labios.

-¿Y como van las cosas?-. Dijo nervioso, como si le estuviera hablando a un total extraño.

-Bueno, seguimos viviendo en el gimnasio, Wendy está más grande, Lucas y Dustin salen a por provisiones, Steve mata infectados, y Nancy y Jonathan están saliendo-. Concluí soltando aire agotado.

Mike abrió los ojos sorprendido, apretando sus manos al volante.

-¿Y tu?-. Le pregunté nervioso, mirando por la ventana.

Mike tragó saliva, levantando las cejas. -Bueno, no fue muy divertido-. Rió secamente apartando una mano del volante y poniéndola a centímetros de la mía.

Miré su mano, estaba pálida y muy delgada, y había un pequeño dinosaurio en su muñeca hecho con bolígrafo.

Sonreí, observándolo de arriba a abajo.

-¿Qué miras tanto?-. Me miró de reojo con una sonrisa ladina.

Me sonrojé levemente, mirando por el parabrisas.

-Hace un año que no te veo, estás cambiado-. Murmure jugando con mis manos.

Él sonrió. -Ya se que esta cicatriz no me favorece, no me lo recuerdes-. Dijo con tono burlesco.

Lo volví a mirar, observando su rostro con detenimiento. -No se ve mal-. Farfulle agachando la mirada.

Mike se ruborizó levemente y se quedó callado durante unos segundos, siendo la primera vez en la que no tenía respuesta.

-Tú tampoco te ves mal-. Dijo mirando fijamente por el parabrisas, mordiendose el labio.

Miré a la ventana con una sonrisa, y observé que ya habíamos llegado a la zona del refugio.

Cuando nos bajamos, caminamos un poco, hasta pararnos bruscamente cerca del gimnasio.

Había jeeps militares alrededor.

My last breath {byler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora