15. Tiempo

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Me congelé

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Me congelé.

Miré mis dedos, tenían sangre.

Respiré agitado mirando a mi hermano.

Él se acercó negando con la cabeza y girando mi rostro para ver la mordida.

-No, No, No-. Repetía Jonathan en susurros mientras se agarraba sus cabellos.

Max y Lucas se volvieron para mí, la pelirroja tapando su boca con su mano, y el moreno abriendo la boca levemente con los ojos asustados.

Mike fue el último en mirarme, mordiendo su labio y frunciendo el ceño. -Dime que no es cierto-. Dijo el pecoso en un bajo tono de voz.

Agarré la pistola de Jonathan que había tirado al suelo, y me incorporé nuevamente. -Iros-. Hablé firme apretando mi mano.

Max negó con la cabeza con ojos llorosos, y Jonathan forcejeó intentando quitarme la pistola de las manos mientras sollozaba.

-Will-. Decía mi nombre agarrando mi cabeza y pegandola contra su pecho. -Porfavor-. Pasó una mano por sus mejillas intentando limpiar sus lágrimas.

-Aún no es tarde-. Dijo Nancy frunciendo el ceño mirándome.

Jonathan levantó la mirada mirándola extrañado. -¿Qué?-.

Nancy tragó saliva y apretó su puño. -Mike es inmune, aún podemos salvarlo-. Habló la morena suspirando.

Jonathan abrió la boca sorprendido, y Max miró molesta a Nancy y Mike. -Espera, ¿entonces no vamos al hospital a buscar suministros?-. Dijo la pelirroja alterada.

-No, vamos a ayudar con la vacuna-. Concluyó Nancy cruzandose de brazos.

-Necesitamos llegar en menos de dos días, antes de que Will se transforme-. Dijo Lucas mirándome apenado.

Odiaba dar lástima.

Dos días.

Dos días antes de que me transformara en uno de esos bichos.

No logré escuchar nada más, mi mente estaba en blanco.

Una mano revolviendo mis cabellos me sorprendió.

-Vámonos, ¿si?-. Dijo Jonathan sonriendo, pero sus ojos estaban hinchados.




Empezamos a caminar por el bosque, hasta que por fin salimos de aquel angustiante lugar.

Nadie hablaba, todo era un incómodo y jodido silencio.

Un ladrido nos sorprendió a todos.

Un bonito husky vino corriendo hacia nosotros, moviendo su cola juguetón y sacando su lengua.

-Hey, chico-. Dije acariciando al pequeño perrito, que apoyó sus patitas en mis rodillas.

-Creo que le caes bien-. Dijo Mike antes de intentar acariciar al perro, y este respondió mordiendo su dedo.

My last breath {byler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora