29. Despedida

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Mike estaba apoyado con una mano en la pared, tosiendo agresivamente mirando el suelo

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Mike estaba apoyado con una mano en la pared, tosiendo agresivamente mirando el suelo.

Nancy sobaba su espalda mirándolo preocupado.

Ignoré a Jonathan y fuí corriendo hasta ellos.

-Nancy, ¿que le pasa?-. Pregunté asustado observando como el pelinegro no se detenía.

Nancy se giró y me miró con sorpresa. -Dijo que tenía mareo, y de repente empezó a toser-. Habló la castaña preocupada.

Mike dejó de toser, y se sentó en el suelo respirando agitado.

Me puse en cuclillas mirándolo preocupado.

La cara de Mike era increíblemente blanca, tenía grandes ojeras y los ojos llorosos de toser.

El pecoso no dijo nada, solo abrió sus brazos esperando que lo abrazara.

Y eso hice, abrazé al pelinegro no muy fuerte por miedo a hacerle daño.

Él apoyo su cabeza en mi hombro con cansancio.
Nancy nos miró concentrada por unos segundos.

-Mike, dijiste que te sacaron mucha sangre, ¿no?-. Interrogó la castaña levantando una ceja, y agachandose un poco para estar a la altura de su hermano.

Mike asintió confundido, sin saber donde quería llegar Nancy.

-Quizás tienes anemia-. Concluyó con el ceño fruncido.

Mike miró al suelo sin decir nada.

Tragé saliva, y mordí mi labio inferior sin saber que decir.

Nancy pasó su mano por su cara suspirando y volviendo a hablar. -¿Qué tal si..vas a despejarte un poco?-. Ella habló mirando con tristeza a Mike.

Mike suspiró, levantándose con cierta molestia y saliendo del gimnasio con prisa.

Nancy se le quedó mirando, resoplando y volviendo su mirada hacia mi.

-Quizás tú puedas tranquilizarle-. Dijo con una sonrisa sincera, incorporándose y yéndose hacia no se donde.

Suspiré, y salí del gimnasio deprisa.

Mike estaba apoyado contra la pared, mirando el cielo con el ceño fruncido.

-Mike-. Hablé llamando su atención. Me miró de arriba a abajo, y luego volvió a mirar al cielo.

-Se que Nancy te dijo que vinieras aquí, ella piensa que es otra de mis rabietas de niño pequeño-. Frunció el ceño, mirándome con cierta molestia.

Me mantuve callado. Solo quería decirle que iba a estar con él en todo, pero no encontraba las palabras correctas en ese momento.

-No quiero ser una maldita carga Will. No quiero dar lástima. Si estás enfermo, eres débil, y los débiles no viven para contarlo en este mundo-. Escupió con rabia mirándome fijamente.

My last breath {byler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora