Capitulo XI

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"El punto es entender que el placer debería formar parte de nuestra cultura y liberando el placer, quizá surja el deseo."

Un sonriente rizado lo esperaba en la puerta una vez la abrió, llevaba un rato en su casa, salió temprano de la oficina para ordenar todo, acomodar la habitación de invitados en caso de que el rizado quisiera quedarse allí o necesitará un espacio para él mismo.

El chico frente a él lucía absolutamente precioso, tal cual lo había dejado en la mañana, con su camisa de flores y jeans negros, una preciosa marca en su quijada y otras pequeñas en los alrededores, pequeños senderos de lo que habían sido sus dientes raspandole.

Aquella marca había sido tanto por demostrar su posesión cómo por simplemente haber querido marcar a Harry, estar así de cerca de él... necesitaba probar cómo es que su chico se sentiría si es que pasaba algo de forma más íntima entre ellos; el pánico de pensar que las cosas no se dieran entre ellos eran inmensas, aunque sabía que lo dejaría en el mismo momento en que Harry demostrara un mínimo de duda.

La reacción de su chico lo desconcertó tanto que le calentó el alma, la forma en que se derritió contra él, los pequeños jadeos que salieron de sus labios fueron una de las mejores cosas que había escuchado en años.

Después de dejar que el rizado se fuera, corrió a buscar una muestra de su posesión, no sabía qué darle. El mismo Louis, que antes del rizado habría tomado cualquier collar de BDSM o algo con su inicial para demostrar posesión, ahora había estado al menos cuarenta minutos buscando por una opción.

Estiró una mano para que su sumiso la tomara, cuando avanzó dentro del departamento, cerró la puerta a sus espaldas.

-¿Qué tal ha estado tu día, rizado?

El rizado le sonrió, cruzó sus piernas por detrás, sabía que estaba golpeando el suelo con la punta de sus botas, sonrió de la misma forma.

-Ha ido super bien... Me he juntado a comer con el esposo de tu amigo, Micah.

-Oh, ¿lo has hecho?

El rizado asintió, se alejó un poco, para quitarle de las manos el pequeño bolso, lo colgó en el perchero que estaba en la pared y le ayudó a quitarse el abrigo que llevaba, estos días estaba helando por las tardes.

-Si, no sabía si te iba a molestar yo... fue espontáneo y olvidé decirte.-Lo miró a los ojos, notando que se sentía inseguro al respecto.

-Está bien, recuerda que vamos a tomar las cosas con calma... -Llevó una mano hasta su mejilla acariciándola despacio. -Si te parece bien, quisiera que para la próxima me dijeras si es que no estarás en tus lugares habituales.

El chico frente a él asintió rápidamente, el castaño le regaló una amplia sonrisa, su estómago hormigueaba con la sensación de que todo parecía tan normal, como si esta dinámica de "pareja" fuera natural entre ellos y no algo muy reciente.

-Lo haré, Amo...

Un suspiro salió de sus labios al escucharlo. -Vale, dime si has comido, ven.

Se alejó no sin antes dejar un beso en su frente, para luego encaminarse a la sala de estar. Más temprano había acumulado un par de cosas en una pequeña cartera y la tenía en la mesa del centro.

-Ya comí más temprano, no tengo nada de hambre.

Podía notar la forma en que el rizado mojaba sus labios repetidamente, subió su manos hasta los rizos que caían por los hombros del menor, tomó uno de ellos y los dejó por detrás de una de sus orejas.

-Te has bañado, ¿fuiste a tu casa?

El rizado negó suavemente, se recargó en la mano que acariciaba su mejilla.- No, en la academia... siempre lo hago al salir, ¿está bien?

I wanna be your slave - LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora