، ⌕ ' epílogo.
Miedo, ¿de qué nos sirve el miedo? Quizás sea para poder sentirnos vivos. Aunque tu cuerpo se muestre ligero, tu corazón se acelera más de la cuenta, tus manos sudan, comienzas a sentir como tus piernas se van desvaneciendo y poco a poco esa presión en el pecho se hace más intensa con cada respiración.
Tu cabeza se desborda en mil pensamientos, una gran cantidad de posibilidades y no te da tiempo de organizar ninguna. Aunque trates de hablar, nunca podrás soltar una palabra. Algunos piensan que suena exagerado, pero hasta que no ves tu vida pasar frente a tus ojos, nunca sabrás el verdadero significado de miedo. Si lo piensas, ¿qué no pasaría por tu cabeza en una situación así?
Gritas, solo gritas aferrándote a la idea de que alguien te podrá escuchar, tiemblas del enojo cuando las cosas no salen como quieres, "¿por qué mis planes siempre fallan?" ¿Nunca te has hecho esa pregunta?
Cuando tu rostro se calienta de la rabia, y tu sangre corre con fuerza por tus venas. Cuando lloras, tus ojos se hinchan, incluso cuando ya no pueden soltar más lágrimas. Esas son unas de las grandes sensaciones que te dan pruebas de que estás vivo.
Pero en momentos de desespero, aunque tú corazón siga funcionando, te sientes muerto. Tu pecho se encoge y tienes la sensación de que tus pulmones se cierran, tu vista se nubla de tal forma que no logras ubicar en dónde te encuentras, te aíslas.
¿Qué hay de ser feliz? Muchos dicen que la felicidad es un estado de embriaguez sin los efectos secundarios del alcohol. Reír por cualquier cosa, sentirte en el punto más alto del día sin bajar, o simplemente, ser tú sin que nadie pueda juzgarte.
Pero... yo considero que la mayor sensación de embriaguez es cuando tus brazos se pintan de rojo, al punto de sentir tu mente nublada, sin embargo al final vuelves a la realidad, sigues vivo, aún no te has ido.
Diciembre 24, 1979
Los cementerios nunca fueron mi lugar favorito para estar, es decir, había mil personas en ese lugar, pero todas se habían ido, lo que quedaba de ellos eran simples recuerdos junto a los restos de sus cuerpos.
Me abrí paso por entre la nieve que había en el suelo, desde que había comenzado diciembre no paraba de nevar, hoy en noche buena la caída de nieve había aumentado.
El frío comenzaba a traspasar la gruesa tela de mi abrigo, sentía mis dedos congelarse y mi nariz comenzaba a arder debido al clima, pero eso no me importaba, yo solo venía a verla.
Con mucho pesar me senté ahí, frente a su tumba, a diferencia de las demás que la rodeaban, la suya se conservaba aún nueva, hasta me atrevía a decir que brillaba, algunos copos de nieve caídos adornaban su nombre firmemente tallado.
Solía venir a visitarla una vez a la semana, y aunque había venido ya hace unos días, no podía dejarla sola en noche buena, no a ella.
—Hola nena —le salude, mi voz salía nostálgica —te extrañe mucho.
Hoy no tenía mucho que decir, ¿qué podía decir? Si ya había venido incontables veces a pedirle que regresara a casa, y nada, todo seguía igual.
Me quedé un rato ahí, sentado sobre la fría y suave nieve, mis manos dibujaban figuras sobre su nombre. Millones de recuerdos vinieron a mí en forma de avalancha, cada uno más viejo que el anterior.
Recordé el porqué la había nombrado así, cuando era más joven amaba las historias de dragones, princesas, reyes y seres místicos con dones especiales que con solo mirarte te hechizaban, ella tuvo ese efecto en mi desde el primer día.
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𝗿𝘂𝗱𝗲, the black phone
Fanfiction──── desde esa mañana Avery jamás olvidaría lo que su padre le dijo antes de salir de casa para ir a la escuela. ━━ Pase lo que pase, nunca hables con extraños. ٫٫ Ojalá ella lo hubiera escuchado. © todos los derechos reservados a los respecti...