Capítulo 28

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La hora acordada estaba casi por llegar así que Iruka salió de su casa rápidamente y caminó hasta el centro de la ciudad y se sentó en una pequeña banca de madera mientras esperaba a sus amigos.

Por Anko no tuvo que esperar demasiado, La pelimorada llegó tan solo unos minutos después de que Iruka se sentara en la banca del lugar, la saludó y la chica se sentó junto a él mientras hablaban de algunos temas no tan importantes y muy poco relevantes sobre la vida de ambos.

Entre tantos temas de conversación que sacaron en poco tiempo que llevaban hablando (ellos solían pasar de un tema a otra muy rápido), salió el tema del enamoramiento de Iruka hacia Kakashi. Al moreno le incomodaba un poco hablar de eso, pero ciertamente no podía evitar pensar constantemente en lo mismo, quería decirle de una vez todo lo que sentía. Pero a la vez le daba mucho miedo expresarle a Kakashi todo lo que sentía y ser rechazado, obviamente Anko no le había dicho nada a Iruka sobre qué Kakashi sentía lo mismo ni viceversa, a ella le gustaba más la idea de que alguno de los dos se armaría de valor algún día y se lo diría a la cara al otro. Después de todo, ya habían dormido juntos ¿qué más les faltaba por hacer?

Desde la confesión, casi seguida, que ambos chicos le habían dicho a la pelimorada, más de una vez Anko había pensado en ayudarles dándoles un leve empujón hacia la dirección correcta. Pero ciertamente se había resistido mucho por no precionarlos ni hacer que se sentirán incómodos al momento de hacerlo.

A mitad de la plática, Iruka se percató de que Kakashi estaba a unos cuantos metros de ellos, sentado en una banca. Parecía que el peliplata los estaba buscando así que los otros chicos se acercaron a él para ya irse de una vez y no llegar tarde al evento. Además de que ya comenzaba a oscurecer y eso significaba que en cualquier momento los mosquitos harían de las suyas, y si había algo que molestara a Anko, más que el hecho de que ninguno de los chicos que confesara cuando CLARAMENTE ambos se gustaban, eran los estúpidos mosquitos. Entonces subieron al auto y la pelimorada condujo hasta un estacionamiento en donde dejarían el auto pues no había encontrado lugar cerca del salón en donde sería el evento. Definitivamente iría mucha gente. Esto no le parecía una buena idea a Kakashi, pero estaba ahí por Iruka solamente.

Entraron al salón en donde se llevaría a cabo el evento de esa noche, al pasar por el umbral de la puerta, rápidamente Kurenai y un chico moreno y de cabellera oscura se les acercó a los tres chicos. El joven le dio un abrazo a Iruka y otro a Anko, luego se giró y miró a Kakashi.

–¡Hola! –saludó amablemente– no me dijeron que traerían un invitado –miró a los otros dos chicos mientras le daba la mano a Kakashi–  un gusto, me llamó Asuma Sarutobi, soy el novio de Kurenai –la pelinegra le dio un sorbo a la cerveza que traía en la mano.

–Kakashi Hatake, un gusto –se dieron un apretón de manos.

–Bueno, vengan por acá. Les tengo una mesa reservada justo para ustedes –comenzó a caminar y los demás lo siguieron hasta una mesa un tanto extendida.

No había nada de gente ahí, pero si había asientos de más, esto les extrañó a todos y al final fue Iruka quien preguntó:

–Asuma, ¿vendrá más gente?

–Oh, se suponía –rodó los ojos– había invitado a Kotetsu, Izumo y Mizuki, pero ninguno pudo asistir. Me alegro que al menos Anko te haya podido traer a ti, Iruka –sonrió mientras todos se sentaban.

–Bueno, no teníamos nada que hacer –dijo Iruka– y no había necesidad de faltar a un evento tan importante, ansío poder ver tu propio restaurante.

–Gracias, Iruka. Tú que me dices Anko, me contaste que estabas saliendo con Gai, ¿no? –levantó la ceja– ¿acaso el poder de la juventud no quiso venir hoy? –todos (menos Kakashi) comenzaron a reír.

–Odiaba esa frase suya –reclamó Anko– por suerte ya maduró, y por suerte ya no la dice.

–Eso es bueno –dijo Asuma– y ¿qué me dices tú, eh... Kakashi? –El peliplata se giró hacia él.

–Él no habla mucho, menos con los que no conoce bien –respondió Iruka por él.

–Bueno, no tengo problema. Pero si necesitas algo, no dudes en decirme –le sonrió amablemente.

–Oh, no te dije. Pero Kakashi, trabaja en el restaurante de tu padre –dijo Kurenai– está por cumplir un mes dentro del negocio.

–¿En serio, Kakashi? –preguntó Asuma.

–Sí... Sí, así es –sonrió.

–Bueno, espero que te esté gustando porque pronto podrás trabajar en mi restaurante. Solo si gustas, claro –dijo orgulloso.

–Gracias por la oferta, Asuma.

–No hay de que. Bueno ¡Cuéntenme más! Me fui dos años de la ciudad y me reciben con muuucho silencio. Yo vine aquí para hablar con mis amigos, y con mi bella novia –los dos pelinegros se dieron un beso.

–No hay mucho que contar, ¿sabes? Son vacaciones y no hay mucho más que trabajo y eso. Tal vez algunas salidas... –Anko trataba de recordar alguna otra cosa– pero no mucho más que eso.

–Sí, hasta cierto punto es más divertida la universidad –completó Kurenai.

–Entiendo... ¿Qué tal si me cuentan como conocieron a este peliplata? –preguntó Asuma mirando a Kakashi.

–Tal vez no sea el mejor momento para contarte la historia de este loco, ¿sabes, Asuma? –dijo Iruka– otro día... Tal vez.

–Yo respeto eso –respondió– bueno, vayamos mejor a que se sirvan algo de cenar, ¿les parece? Estoy seguro que amarán estos platillos.

Todos sonrieron y se levantaron de la mesa, se dirigieron a la barra de comida y comenzaron a escoger la comida que tomarían para servirla en sus platos. Después se devolvieron a la mesa en la que se encontraban con anterioridad para empezar a degustar la comida que Asuma había preparado (con algo de ayuda, claramente)

Estúpido Loco °KakaIru°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora