Capítulo 14

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Anko tomó un vaso de agua que estaba frente a ella, le dio un gran sorbo al agua hasta que el vaso quedó vacío. Había quedado muy sorprendida ante tal declaración de Kakashi.

Quedó sin palabras. Miró a Kakashi unos segundos y después habló:

–¿Cómo dices...? –preguntó como si no hubiese escuchado la declaración de Kakashi.

–Dije que me gusta I-Iruka –dijo bajando la mirada.

–Sí... Justo como lo escuché –dio un largo suspiro.

–¿D-Dije algo malo?

–No, Kakashi, no dijiste nada malo... Supongo que es una impresión muy grande –sonrió levemente.

–Lamento si fui muy directo... No era mi intención.

–Descuida... ¿Pensabas decirle?

–¿Eh?

–Que si pensabas decirle.

–Ah... Yo... En realidad, no. Te lo dije a ti porque necesitaba un consejo para sacarme ese pensamiento de la cabeza... Algo así no está bien ¿o sí?

–¿Qué dices? ¡Claro que está bien! No hay nada de malo en que ambos sean chicos.

–Pero... ¿Qué hay de Iruka? ¿Él piensa que está bien? ¿Creés qué me acepte? ¿Y si piensa que soy asqueroso...?

–Kakashi, no pienses eso, Iruka jamás pensaría algo así ni se alejaría por eso, a lo mucho te rechazaría, pero nunca pensaría cosas así de ti.

–¿Eso creés? –sus ojos se iluminaron un poco.

–¡Claro! Conozco demasiado bien a Iruka.

–¿Piensas que debería decirle ya?

–Oye, Oye, está bien que tengas más confianza ahora pero eso es muuy exagerado, espera un poco más, ganate su confianza y yo te diré cuando sea el momento, ¿te parece?

–Tienes razón... ¡Gracias, Anko!

–No tienes que agradecerme, cielo, pero será mejor que te pongas a trabajar –señaló a un par de clientes que estaban entrando al local– siempre pensé que las personas trabajadoras eran más atractivas.

–... ¿Okay? Bueno, iré

–Bien –ambos sonrieron.

Ambos chicos trabajaron bien, a Kakashi se le dificultaba un poco utilizar la caja registradora y la maquinita que servía para que los clientes pagaran con tarjeta de crédito o débito pero Anko y Gai lo apoyaron en lo que necesitaba para que le diera una buena impresión al jefe. Unas 2 horas, aproximadamente, antes del cierra, Kakashi ya manejaba a la perfección estas dos cosas y sentía que podía hacer bien las cosas solo.

La gente dejó de llegar al lugar así que los tres chicos y su otra compañera se tomaron un pequeño descanso. Los inicios y los fines de semana siempre eran los más pesados pero les pagaban más cuándo venía más gente así que no había de que quejarse.

–¿Qué tal tu primer día, Kakashi?, ¿lo sentiste pesado?, ¿cansado? –preguntó Gai apoyándose en el hombro de Kakashi.

–Umh... Pues bien, la verdad es que, aunque fue algo pesado, lo sentí bastante bien, el trabajo es tranquilo y el jefe no me grita a cada rato.

–Me alegro de oír eso, ¿te sientes más cómodo en este trabajo? –Anko entró a la conversación.

–Sí, la verdad es que sí.

–Me alegro mucho –dio un pequeño suspiro– yo ya estoy muerta de trabajo, pero la verdad este trabajo vale la pena.

–Sí, tienes razón.

–¡Vamos! Yo aún tengo que ir al gimnasio, Anko, no deberías quejarte, tengo que ir a sufrir más para mantener en forma este hermoso cuerpo –alardeo Gai.

–Va, sí que es hermoso, eh –la compañera pelinegra de los chicos habló con sarcasmo– pero no hace falta que alardees tanto, Gai –le dio un pequeño golpe en el brazo y se colocó al lado de Anko– todos estamos cansados aquí, es tu problema si quieres ir a estar peor.

–¡Vaya! La señorita ojos rojos se digna a hablarnos por fin, ¿por qué tan distante hoy?

–Estuvieron dando instrucciones al chico nuevo, quien parece que también es su amigo, no quería molestar. Pero ahora que lo pienso... Fue algo descortés no haberme presentado –se acercó a Kakashi– Kakashi, ¿cierto?

–Umh... Sí. Kakashi Hatake...

–Kurenai Yuhi, un placer, Kakashi –dijo mientras sonreía y extendía su mano hacia Kakashi.

–Igualmente –aceptó el saludo.

–Por lo que veo tienes la misma paciencia que Iuka para sorportar a este par, ¿no es así? –Kurenai rio.

–Supongo jaja... ¿Conoces a Iruka tú también?

–Síp, es un conocido de la universidad –sonrió.

–Oh... Ya veo.

–¿Estudias fuera? –pregunto Kurenai con curiosidad.

–Uh... Yo no... Yo no estudio, deje los estudios hace poco –dijo con vergüenza. Los otros tres chicos lo miraron con tristeza.

–¿Economía? –preguntó Gai.

–Y salud mental...

–Bien, ¡suficientes preguntas! Déjenlo en paz, ya es hora de cerrar, ¿no, Kurenai?

–Sí...

Todos hicieron lo que tenían que hacer antes de cerrar:limpiaron, recogieron y administraron el lugar para después cerrar el local e irse de ahí.

Anko conducio hasta la casa de Gai, se despidió de él. Todo el camino hasta casa de Gai nadie dijo una palabra. Anko se alejó de casa de Gai y paró el auto, se giró hacia Kakashi, necesitaba hablar con él.

–¿No crees que es hora de que me cuentes un poco sobre tu vida, Kakashi?

–Tal vez... Te tengo confianza, Anko.

–Bien, tienes suerte de que pare la conversación. Inicia cuando gustes.

–Bien... Nunca conocí a mi madre, murió en el parto y mi padre se quitó la vida... –sus ojos se llenaron de lágrimas– Perdí a mis amigos de secundaria y eso hizo que me aislara de la gente, trabajé desde que terminé la preparatoria y... –las lágrimas caían por sus mejillas– comencé a trabajar para sustentarme... No entro en detalles por ahora... Lo siento –las lágrimas no paraban de caer, había contado tan poco de él pero en realidad se notaba afectado.

–Shh... Descuida, está bien –le dio un gran y cálido abrazo– no tienes que entrar en detalles... ¿Creés poder continuar?

–El dinero que ganaba lo gasté en terapia... –dijo sin soltarse del abrazo de Anko– Así durante cuatro años hasta que los medicamentos que debía tomar subieron de precio y tuve que dejar de pagar la terapia para pagar los medicamentos... –Anko acariciaba su cabeza.

–¿Por eso dejaste tus estudios?

–Sí... Por eso.

–Bueno, ahora tienes a alguien que podrá ayudarte a pagarlos de nuevo –lo despegó de su cuerpo y le sonrió.

–No quiero ser una molesta más, Anko... –se acomodaba en el asiento.

–No eres ninguna molestia, yo estoy encantada –le sonrió de nuevo– venga, ¡vayamos por un helado! –encendió el auto.

–G-Gracias, Anko...

–Todo por un buen amigo, además tenemos que hablar lo de Iruka.

–¿No podemos dejarlo así? –dijo con un leve sonrojo.

–Hmm... ¡Nop!

Estúpido Loco °KakaIru°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora