Capítulo 23

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Rieron unos momentos y luego se miraron de nuevo, no con la misma intensidad de antes ni mucho menos con el mismo nerviosismo, ahora se miraban de una manera más normal, como si se hubieran olvidado delo que hace unos instantes acababa de suceder. Pero fueron interrumpidos por Anko quien entró a la habitación con una bandejita y tres tazas con té, cada una de las tazas estaban preparadas al gusto de todos los que estaban ahí presentes; les dió una a cada uno de los chicos y ella tomó una para sí misma.

Tomaron el té despacio mientras hablaban sobre la salida del sábado, pasado mañana (ya sé que probablemente no calculo bien los días, perdón), y Anko se preguntaba si Iruka iría. Iruka a esto respondió que para mañana ya estaría mejor, esto alegró tanto a Anko como a Kakashi ya que habían pensado en que, debido a la enfermedad de Iruka, no podrían salir, pero no fue así.

Cuando los tres terminaron el té, Kakashi y Anko se despidieron de Iruka y se retiraron de la casa del moreno pues tenía que descansar y ellos dos tenían otras cosas que hacer por lo que decidieron que era hora de irse.

Salieron de la casa y se subieron al auto. Kakashi fue directamente a su casa después de salir del auto y luego entró a su habitación para tirar se sobre el colchón. Su cama era cómoda para él, miró el techo durante un tiempo y otro poco cerró los ojos; no sabe cuando se quedó dormido, pero cuando despertó era oscuro, la mala postura en la que había quedado había hecho que su boca quedara entreabierta y un hilo de saliva saliendo de su boca. Se sentó en la orilla de la cama, miró a la ventana, el cielo nocturno y estrellado se veía a través de ella, luego regresó la mirada al espejo que estaba justo frente él, frente su cama. Con la manga de la playera del uniforme que aún tenía puesta, limpió la mancha de saliva que había quedado impregnada en su mejilla, se tayó los ojos que aún tenía adormilados y por último acomodó su cabello; no había descansado del todo esa semana, pero esa siesta había sido completamente reparadora para él, se sentía aún adormilado y para quitar esa sensación, tomó su toalla y se puso unas sandalias para luego entrar al baño.

Se miró al espejo una última vez y luego le dio la espalda, comenzó a desnusarse para luego entrar a la ducha, abrió la llave y esperó a que el agua tuviera una temperatura perfecta: no muy caliente ni muy fría, tibia. Las gotitas comenzaron a empapar su piel clara y dejando su cabello levemente plateado mojado, la pesadez de su cabello a causa del agua hizo que cayera hasta poco más abajo de su nuca. El vapor inundó el baño y, de no ser porque su vista se había acostumbrado por estar ahí dentro, no vería nada. Salió de la ducha y cerró la llave del agua, tomó su toalla y con delicadeza secó su cuerpo para no mojar más allá de la cortina. Pasó por el umbral de la puerta que daba del baño directamente hasta su habitación.

Ya en su habitación solamente se vistió, el baño le había servido mucho pues ya no tenía sueño y sus músculos se habían relajado, el trabajo que actualmente tenía era algo cansado y a veces los clientes llegaban a ser bastante molestos por la más mínima cosa.

Salió de su habitación con su pijama ya puesta y fue a su cocina, se hizo un té y un pan tostado con mermelada, algo para cenar. Terminando su cena regresó a su habitación y usó su celular un rato mientras hablaba con Gai, hablaban sobre la salida del sábado, pero a Gai le dio sueño más temprano que a Kakashi por lo que Kakashi sólo se quedó viendo algunas cosas en su celular hasta que se quedó nuevamente dormido.

°°°

El viernes se pasó rápido para Iruka, para Kakashi también, tenía cierta emoción de poder salir el sábado con sus amigos y con Kakashi, se daba una sensación bastante extraña pero cálida a la vez. Eso le gustaba.

Cómo de costumbre fue a su trabajo e hizo lo de siempre, ya se sentía mucho mejor que el día anterior, no solía durar mucho tiempo enfermo, siempre eran un par de días. Al terminar su trabajo fue a su casa y comió algo, el día se estaba pasando algo lento, pero estaba bien.

Se recostó con pesadez sobre el colchón tan cómodo de su cama recién tendida, miró a su costado y vio el libro que estaba leyendo ayer, entonces recordó que Kakashi le había preguntado por el y luego...

–Sus ojos... –dijo al aire– amo sus ojos, son tan... Profundos y fríos. Nunca los había observado tan cerca –tomó el libro entre sus manos y lo abrió en una página al azar para pasar su mano por toda la página– ¿habrás visto tus ojos con la misma mirada que la mía? Espero que sí porque sino, no podrás ver su belleza como yo –fingía hablar con Kakashi– pareciera que fue ayer cuando te vi en aquel lugar a punto de acabar con todo, donde encontré tu mirada por primera vez... Estúpido loco –sonrió. No era un apodo lindo, pero era exactamente como Iruka había visto a Kakashi en un principio, como un estúpido loco. El apodo se lo quedó para él, pero le causaba gracia.

Dejó el libro a su lado y cerró sus ojos, pensando en quien ahora lograba crearle sentimientos de ese estilo en su interior, quien lo hizo molestar a más no poder en un inicio, pero que terminó amando de un momento a otro. Sabía que tal vez nunca podría decirle sus sentimientos y ser correspondidos, pero no planeaba ocultar lo que sentía mucho más, tal vez sólo necesitaba un pequeño empujón, o tal vez más confianza. Lo que fuera, no tardaría en decirle lo que sentía, a final de cuentas él también sentía lo mismo por Iruka, ¿verdad?

Estúpido Loco °KakaIru°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora